LA SEPI INSISTE EN LA SEGREGACIÓN Y PRIVATIZACION DEL ASTILLERO
La reunión que celebraron ayer los representantes sindicales con la SEPI, terminó con la confirmación de que la Sociedad Publica mantiene su propuesta de septiembre como único escenario para negociar el futuro de los astilleros. Ello supondría la segregación de las actividades militares, que quedarían bajo titularidad pública y las civiles, que serían privatizadas, sin ningún plan industrial que garantizase su futuro.
El planteamiento, presentado como nuevo en la reunión de ayer, contempla varias etapas:
Antes del 31 de diciembre, se materializará la segregación y los astilleros militares pasarán a formar parte de New Izar.
Comienzan a aplicarse jubilaciones anticipadas.
La Naval tiene hasta el 31 de marzo para privatizarse y, de no hacerlo, entraría en causa de liquidación.
Esta propuesta, que sigue haciéndose sin presentar ningún plan industrial, con la exigencia de pasar por la privatización y con el aparente caramelo de las prejubilaciones, ha sido recibida con buenos ojos por UGT y CCOO, que se han negado al planteamiento unitario de ELA, CAT y CIG de retomar con fuerza las movilizaciones.
A juicio de ELA, nos encontramos en el mismo punto que en septiembre, con el deterioro añadido que este proceso acarrea para la actividad del astillero. La decisión política del Gobierno de tener sin actividad durante meses a La Naval, junto con el anuncio de que ahora sí sería posible contratar varios barcos, se está utilizando como chantaje para forzar un acuerdo, en los términos que el Gobierno español y la SEPI pretenden.
ELA se reafirma en la exigencia que los trabajadores del astillero han venido manteniendo y que se concreta en la presentación de un Plan Industrial que contemple la titularidad pública del astillero, puesto que se ha demostrado que el Gobierno es quien tiene capacidad de impulsar la contratación de barcos como los que se fabrican en Sestao. Sería dentro de ese plan donde establecerían las medidas a adoptar en distintos planos: el económico y financiero, el organizativo y la capacidad productiva, el volumen de plantilla necesario así como los procedimientos para realizar el ajuste.
Sin un plan de este tipo, los pasos que se vayan dando sólo conducen al desmantelamiento paulatino que será más rápido o más lento en función del interés político que exista en cada momento.
Desde esta perspectiva, ELA cree que sólo queda el camino de impulsar más y nuevas movilizaciones que obliguen al Gobierno a una negociación en los términos que los trabajadores de La Naval vienen reclamando.
Bilbao, 3 de diciembre de 2004