POLIDEPORTIVOS Y CAMPOS DE BIZKAIA
Lucha a lucha, innumerables victorias

En los últimos años ELA ha publicado la revista Urtekaria. En la revista se recoge la relación de victorias sindicales logradas el año anterior. Si todo va bien a principios de 2025 también llegará la revista Urtekaria a los hogares de los afiliados y las afiliadas, donde aparecerán muchos polideportivos de Bizkaia. Esas victorias sindicales se alcanzaron entre junio y julio de 2024, pero se han debido al excelente trabajo realizado en los últimos años. Así lo afirma Itziar Larrazabal, responsable de la federación Zerbitzuak en Bizkaia.
“En 2022 comenzamos a trabajar en la plataforma de renovación del convenio sectorial de Polideportivos e Instalaciones Deportivas de Bizkaia. Hicimos un gran trabajo. Realizamos una serie de encuestas y cuestionarios para recoger las inquietudes del personal, de forma que las prioridades de la gente se integraran adecuadamente en la plataforma. Tras la elaboración, teníamos claras nuestras peticiones y líneas rojas: jornada laboral, pluses de preparación de clases, pluses por trabajar los domingos y festivos…”
“Hay mucha precariedad”
En total trabajan unas 2.000 personas en polideportivos e instalaciones deportivas de Bizkaia. Hay mucha precariedad, destaca Larrazabal. “El sector es un excelente ejemplo de lo que es la precariedad. Los contratos parciales son habituales. Y luego están los problemas propios de cada polideportivo. Es un trabajo muy duro, muchas veces se dan muchas horas de clase seguidas, sin descanso, y además el tiempo de preparación de las clases queda fuera de la jornada laboral. Esta es una realidad que vemos en muchos polideportivos, ya que se trata de problemas propios que hay que resolver en cada lugar”.
A los trabajadores y las trabajadoras se les acabó el convenio el 31 de diciembre de 2022. La renovación del convenio sectorial comenzó en enero de 2023; ante el bloqueo patronal, en diciembre se puso en marcha la dinámica de paros y huelgas. “Las movilizaciones para conseguir un convenio sectorial las iniciamos todos los sindicatos con representación. Los otros sindicatos sabían cuáles eran nuestras líneas rojas, hablamos mucho de ello”.
A pesar de los obstáculos, adelante
La dinámica de huelga y movilización comenzó de forma conjunta por todos los sindicatos con representación en la mesa de negociación. Sin embargo, con el tiempo la unidad sindical se fue debilitando. “UGT se quedó atrás desde el principio. Luego, a medida que se acercaba mayo vimos que CCOO también se quedaba atrás. Testigo de ello fue lo que ocurrió el 26 de mayo; no se sumaron a la convocatoria de huelga convocada para ese día. Y también vimos a LAB con dudas: ‘Sí pero bueno, sí, pero igual ahora no es el momento, sí, pero entonces...’ Ante esa situación, desde ELA dijimos: ‘Nosotros vamos adelante’. Mantuvimos la huelga sectorial del 26 de mayo, pero al mismo tiempo realizamos convocatorias de huelga para negociar sus propios convenios allí donde teníamos solicitado el convenio de centro”.
“Cuando también convocamos las huelgas del centro, LAB se rebeló contra nosotros. Empezaron a decir que estábamos en contra del convenio sectorial. Nos dijeron que aceptaban la apertura de los ámbitos, pero porque no tenían más remedio. Nosotros teníamos este tema muy trabajado, los otros sindicatos no. Eran conscientes de que para presionar de verdad era imprescindible abrir los ámbitos. Nos decían que aceptaban que cuando había huelga del sector se realizara la de la empresa, pero que los días que no había huelga sectorial no podíamos convocar huelga de empresa o de centro. Por supuesto, no podíamos aceptar ese planteamiento”.
“Desde luego, estábamos de acuerdo en convocar una huelga sectorial, no podíamos vaciar el convenio sectorial. Pero si luego queríamos convocar más días de huelga, teníamos claro que lo haríamos, porque era la única vía para mejorar ciertas condiciones propias de cada centro. Es lo que ocurrió a finales de mayo. Hicimos huelgas del sector y, aparte, huelgas de empresa en varios sitios”.
Junio, un mes muy importante
Itziar Larrazabal subraya que ELA tenía claro que junio era un mes muy importante, estratégico. Con la llegada del verano se abren las piscinas exteriores en la mayoría de los pueblos y su cierre provocaría un gran revuelo. Sin embargo, el pasado 6 de junio los sindicatos LAB, CCOO y UGT alcanzaron un acuerdo en el sector de Polideportivos e Instalaciones Deportivas de Bizkaia. ELA, –con el 49% de la representación–, no firmó el acuerdo.
Ante esta situación, ELA reforzó las movilizaciones en las localidades en las que tenía convocadas huelgas para lograr convenios de centro: Bermeo, Barakaldo, Sopela, Derio, Leioa, Berriz, Mantenimiento de Bilbao... El excelente trabajo realizado ha permitido llegar a acuerdos durante todo el verano en todos los polideportivos, con dos excepciones: los polideportivos de Barakaldo y Bilbao. Esos son los conflictos que hoy están abiertos.
Itziar Larrazabal hace una lectura positiva de los acuerdos alcanzados. “El seguimiento de las huelgas en los centros fue muy intenso, total. En todos los centros hemos mejorado notablemente las condiciones del personal. En algunos centros de trabajo se han mejorado los criterios de provisión de puestos de trabajo existentes; en otros se han acordado medidas para una mejor comprensión de las nóminas; se han solucionado los problemas con la ropa de trabajo en los lugares en los que era necesario...”
“En cuanto a la jornada laboral, en todos los convenios de centro que se han acordado las mejoras son importantes. Los pluses de preparación de clases se han mejorado en todos los convenios, aunque creemos que todavía habría que subir más este plus. También se han recogido los pluses de domingos y festivos. Y en algunos casos, como en Bermeo, Sopela o en mantenimiento de Bilbao, se han conseguido mejoras salariales”.
Larrazabal subraya la importancia de todo lo aprendido durante el proceso. “Debemos dar importancia a los contenidos, pero también a la elaboración y a la cohesión interna alcanzada para alcanzar esos acuerdos. El caso de Leioa es un buen ejemplo. Cuando empezó el conflicto no había comité de empresa. En Leioa el acuerdo se alcanzó el 25 de julio; cinco días después se celebraron las elecciones, y recibimos todo el apoyo de los trabajadores y las trabajadoras. Se elegían cinco delegados, y los cinco son de ELA. En este caso coincidieron huelgas y procesos electorales. Los trabajadores y las trabajadoras no tuvieron ninguna duda de que, aun en huelga, debían celebrarse elecciones y que los compañeros y las compañeras que debían formar el comité de empresa debían ser quienes estaban liderando el proceso de huelga”.
Lo ocurrido en Sopela también es un claro ejemplo de ello. “En breve se celebrarán elecciones. La lucha de Sopela ha sido una gran oportunidad para que la gente conozca qué es ELA y cuál es su trabajo. Solo teníamos una persona delegada de tres, pero era la que daba la cara en el conflicto sectorial. Los demás representantes o no estaban o estaban sólo en las huelgas sectoriales, y de aquella manera. No hay más que ver la foto del acuerdo de fin de huelga, sólo aparece ELA. La gente ha tenido la oportunidad de conocernos y ha quedado satisfecha”.
Clase de sindicalismo
El conflicto en los polideportivos e instalaciones deportivas de Bizkaia ha sido una clase de sindicalismo. Así lo cree Itziar Larrazabal. “Nuestra gente está contenta. No hay más que ver la gente que se ha afiliado; antes de estos conflictos teníamos muchos afiliados y afiliadas, claro, pero ahora se ha sumado mucha más gente al proyecto de ELA. En este proceso hemos hecho músculo, ha sido una gran oportunidad para hacer organización”.
El trabajo de socialización realizado también ha sido intenso y muy importante. Las huelgas afectaban a muchas personas y en este tipo de conflictos es muy importante estar con la gente. En las kalejiras que se celebraban en Leioa se reunían muchos vecinos y vecinas. O, en Sopela. Las personas en huelga eran del pueblo, gente muy conocida. Se organizaron varias manifestaciones, a las que se sumaron un montón de padres y madres del pueblo. La mayoría de los que trabajan en las instalaciones deportivas municipales suelen ser del pueblo y la gente entiende que lo que piden es justo: el profesor de zumba quizá sea tu vecino, la monitora de gimnasia tu conocida, el profesor de natación un padre de la escuela... Esto ha provocado que mucha gente se haya unido a las movilizaciones de los trabajadores y las trabajadoras”.