EUSKALTEL

SOS EUSKALTEL

24/10/2024
Hay dos maneras principales para contar una historia: desde el comienzo o desde el final. Comencemos por el último capítulo. A comienzos de septiembre el Grupo MásOrange –al que pertenece Euskaltel– anunció un ERE a nivel estatal que de manera voluntaria afectaría a 796 personas de las diferentes sociedades que componen la multinacional francesa. Sin embargo, la realidad es otra. Lejos de ese mensaje edulcorado, este ERE no será voluntario y afectará especialmente a los y las trabajadoras de la “teleoperadora vasca “, amenazando seriamente el futuro de Euskaltel. En ese sentido, la plantilla de Euskaltel pasaría de 276 trabajadores y trabajadoras a 237; o, dicho de otra manera, 39 despidos, el 14% de la plantilla actual. (Nota: no olvidemos que hace una década Euskaltel tenía 600 trabajadores y trabajadoras).

¿Qué alega MásOrange para justificar estos despidos? El pasado marzo Orange y Más Móvil se fusionaron para crear MásOrange. Por cierto, unión aprobada por el Gobierno de España. Medio año después de la fusión MásOrange alega que la integración de las plantillas genera “duplicidades organizativas” que requieren un ERE para 796 trabajadores y trabajadoras en el Estado, 39 de ellos pertenecientes a Euskaltel.

Deiane Arrieta es la responsable de la federación Industria eta Eraikuntza en Eskumaldea –la sede de Euskaltel está situada en el Parque Tecnológico de Zamudio–; Sergio Vázquez pertenece a la dirección de Industria eta Eraikuntza. Ambos son los responsables de ELA en Euskaltel. Arrieta y Vázquez muestran su preocupación por las consecuencias que pueda tener este ERE.

“El periodo de consultas finaliza el 17 de octubre. (Esta revista se imprimió el 14 de octubre). Sin embargo, en las casas de apuestas ni se cotiza que habrá acuerdo y que CCOO, UGT y Fetico avalarán este expediente. ¿Por qué estamos tan seguros de que así será? No hay más que repasar la hemeroteca. El ERE en Orange del 2021, el de Movistar en 2023, el de Vodafone en 2024… Todos estos ERE han estado a avalados con la firma de UGT y CCOO. Sin excepción”.

La importancia de negociar en Euskal Herria

De Madrid poco o nada bueno se puede esperar, al menos si nos referimos a las negociaciones sindicales de ámbito estatal. Esto demuestra la importancia de poder negociar en Euskal Herria las condiciones laborales. “En Euskaltel tenemos 3 delegados y delegadas de 13. Es verdad que no somos mayoritarios, pero tener representación sindical nos permite influir y poder ser necesarios para la plantilla. Sin embargo, con la fusión de Orange y Más Móvil en el grupo MásOrange no tenemos representación en la mesa negociadora a nivel estatal. Las trece personas que están negociando el ERE por la parte social pertenecen a CCOO, UGT y Fetico”.

“Al estar fuera de la mesa de negociación en Madrid es verdad que no tenemos ni la información ni la capacidad de influir que tendríamos en Euskal Herria. Sin embargo, no es muy difícil saber cómo terminará este periodo de consultas. Porque para firmar este ERE y despedir a estos trabajadores y trabajadoras la empresa necesita cómplices. No hay ninguna razón que avale el ERE. Ninguna. No hay razones organizativas, porque no puedes despedir a nadie por el mero hecho de que se fusionen dos empresas, es ilegal. Tampoco hay razones económicas, no cuela. La multinacional Orange tuvo el año pasado más de 3.000 millones de euros de beneficios. Ni tampoco hay razones productivas que avalen el ERE”.

“Entonces –continúan Arrieta y Vázquez– lo que hacen es vendernos la moto de que las 795 personas –39 de Euskaltel– incluidas en el ERE lo serán de forma voluntaria, lo cual, es mentira. Lo vendan como lo vendan hablamos de despidos, y estos despidos tienen unos cómplices que tienen unas siglas concretas”.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Este sería el último (o el penúltimo) capítulo de una historia que comenzó hace casi 30 años. Una historia que conviene repasar desde el primer capítulo, aunque antes de nada Deiane Arrieta y Sergio Vázquez consideran necesario hacer una breve reflexión ideológica.

“Si fuéramos profesores y nos dijeran que explicáramos qué es el neoliberalismo, pondríamos el ejemplo de Euskaltel. De crearse en 1995 con capital público –el 60% del capital estaba en manos de las Cajas de Ahorro de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa y el 40% en manos del Gobierno Vasco– a terminar tres décadas después malvendida, absorbida y diluida en una multinacional francesa como Orange. Por cierto, una multinacional cuyo accionista principal es el Estado francés, que controla el 30% de las acciones. Es evidente que para el Gobierno francés sí es importante tener participación en empresas estratégicas. Hemos perdido patrimonio como pueblo para que unos cuantos se hayan llenado los bolsillos con millones de euros. Y ya sabemos a quienes nos referimos”.

La cronología de los hechos que hacen Arrieta y Vázquez demuestra lo poco que duró el concepto de empresa pública en el caso de Euskaltel. “Hemos comentado cómo se fundó Euskaltel en 1995. Pues nada, de inmediato se dio cabida al capital privado. Eso sí, había un claro control de las instituciones de la CAPV a través de sus Cajas de Ahorro y del Gobierno Vasco. Sin embargo, la entrada de capital privado hizo que poco a poco el porcentaje de control público fuera disminuyendo. En 2005 las Cajas de Ahorro tenían el 63,86% del capital, mientras el Gobierno Vasco apenas tenía el 7%, a través de EITB y el Ente Vasco de la Energía”.

El capital, cada vez menos público y más privado

2012 fue un año clave en el proceso de desintegración de Euskaltel. Ese año Kutxabank –ya convertida en banco– y el Gobierno Vasco vendieron gran parte de las acciones que poseían. De esta manera, por primera vez, la mayoría del capital de Euskaltel pasó a estar en manos privadas: Kutxabank solo controlaba el 49,9%. El resto lo controlaban Internacional Cable BV (48,1%) e Iberdrola (2%). Por cierto, Internacional Cable BV era una sociedad creada ex-profeso para esta operación en un paraíso fiscal de Holanda para eludir el pago de impuestos.

“A partir de ahí el deterioro ha sido constante. Para 2019 el Gobierno Vasco no controla ninguna acción, y Kutxabank tenía menos del 20% del capital. Más del 80% del capital ya estaba en manos de fondos de inversión u otro tipo de inversores privados. Fondos buitres, especuladores, brokers… En fin, lo mejor de cada casa. Lo sucedido con el fondo de inversiones británico Zegona es un claro ejemplo de este neoliberalismo de amiguetes con empresas de origen público. En abril de ese año, 2019, Zegona se convirtió en el primer accionista de Euskaltel con el 20,94% de las acciones. Zegona pagó alrededor de 200 millones de euros por esas acciones; dos años después, en 2021, Zegona vendió esas acciones por 600 millones. Es decir, 400 millones de euros de beneficios que en muchos casos acabaron en los bolsillos de distinguidos responsables políticos que previamente habían colaborado en la privatización de Euskaltel. Los principales directivos de Euskaltel, por ejemplo, se han repartido en todo este proceso de privatización mas de 65 millones de euros en bonus: 41 millones de euros en 2015 con la salida a bolsa de la compañía y otros 26 con la venta de acciones a Masmovil en 2021. Y mientras todo esto sucedía aplicaban recortes en el empleo y en las condiciones de trabajo para la plantilla”.

Un proyecto que se diluye

Seguimos. En 2021 el Grupo MásMóvil lanzó a través de su filial Kaixo Telecom, con sede en Donostia, una OPA sobre Euskaltel. Una operación que servía para que el Grupo MásMóvil se afianzara como el cuarto operador del Estado con más de 14 millones de líneas a través de las numerosas marcas que integran el grupo: Yoigo, Pepephone, MásMovil, Lebara, Lyca Movile, Virgin Telco, R, Telecable, Guuk o Euskaltel, por ejemplo.

“Aquí –destacan Sergio Vázquez y Deiane Arrieta– lo único que importa es el negocio y que los millonarios lo sean cada vez más. En esta OPA de 2021 sobre Euskaltel, MásMovil se comprometió a una serie de cosas que no ha cumplido, como mantener la plantilla de Euskaltel hasta, al menos, 2026. Lo único que les interesa es el negocio, les importa un bledo incumplir sus compromisos”.

“De este modo –continúan– se fusionaron este marzo con la multinacional francesa Orange para crear el Grupo MásOrange. Hablamos de, junto a Movistar y Vodafone, la empresa de telecomunicaciones más importante del Estado. Hablamos del operador que más clientes móviles tiene en el estado, más de 30 millones de líneas. Estamos ante una sociedad valorada en 18.600 millones de euros”. La historia a partir de aquí está escrita al principio de este reportaje.

¿Por qué han vendido un proyecto estratégico?

Más allá de datos, nombres, empresas, acciones y negocios millonarios, Sergio Vázquez y Deiane Arrieta creen necesario hacer una lectura política de todo lo sucedido.

“En ELA defendemos un sistema de telecomunicaciones público y de calidad, comprometido con nuestro país y que garantice el servicio, el empleo y las condiciones de trabajo. Euskaltel se creó supuestamente con ese objetivo, pero al Gobierno Vasco le duró muy poco esa apuesta. No tardaron apenas en vender las acciones. Pero, además, no es que solo vendieran las acciones, a la vez vendieron a las y los currelas y sus condiciones laborales”.

“Crear una teleoperadora como Euskaltel supone un gran esfuerzo. Hay que construir un montón de redes, llegar a millones de hogares, realizar las infraestructuras necesarias para el correcto funcionamiento de la red… Bien, pues una vez que tienes todo eso, que tienes una sistema de telecomunicaciones con dinero público y que sirve como marca de país, vas y lo malvendes. Unos pocos se han forrado a cambio de destruir un proyecto de país”.

Neoliberalismo vasco

Por desgracia, el caso de Euskaltel no es único para entender cómo funciona el neoliberalismo en Euskal Herria. Vázquez y Arrieta quieren destacar otro caso paradigmático que, aunque a primera vista parezca diferente, relacionan directamente con Euskaltel. Hablamos de Kutxabank.

“Si haces una cronología del proceso de bancarización y privatización de Kutxabank te das cuenta de que hay fechas claves que coinciden en el tiempo. Aquí da igual que esté el PNV, el PSE con el apoyo del PP u otra vez el PNV con el apoyo del PSE en el Gobierno Vasco, porque hay un evidente consenso. Kutxabank y Euskaltel se han privatizado estando Urkullu o Patxi López de Lehendakari. Ahora no dicen nada de Euskaltel, aquí nadie sabe nada. Han destruido una de las joyas de la corona, pero nadie hace autocrítica, nadie hace nada. El poder político es responsable de todo lo sucedido, nada de esto habría pasa sin la participación complice de quienes nos gobiernan. Aquellos que hoy callan ante el desmantelamiento de Euskaltel son los que tomaron las decisiones que posibilitan esta complicada situación de la que antes, en origen, era una compañía vasca”.

SOS EUSKALTEL

La situación en Euskaltel es crítica, por lo que los responsables de ELA destacan la necesidad de organizarse y luchar. “Nos tenemos que organizar, denunciar todo lo que ha pasado y luchar para tener un sistema de telecomunicaciones público al servicio de la gente. Cada vez queda menos de aquel proyecto original, de aquella idea original.

“Igual a alguien le parece exagerado lanzar un SOS, pero no. Y eso que hasta ahora solo hemos hablado de Euskaltel y de los empleos directos, porque no podemos olvidar que hay miles de personas que trabajan en diferentes subcontratas y cuyo futuro también es incierto. No podemos permitir que se siga llevando a Euskaltel a una situación cada vez peor”.

 

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Situación grave también en las subcontratas

La situación en Euskaltel es grave. Y también es grave en las subcontratas que trabajan o han trabajado para ella. Prueba de ello es lo ocurrido con el CTE que realizaba las labores de instalación y mantenimiento de la red de Euskaltel. Hace una década, en 2014, Euskaltel eliminó ese servicio. Desde entonces el servicio está gestionado por la multinacional china ZTE Managed Services Souther. En 2014 Euskaltel destinó 133 trabajadores a ZTE Managed Services Souther. Diez años después ZTE ya no instala la red de Euskaltel y el Servicio de Asistencia Técnica se canaliza desde el centro de trabajo de la multinacional en Gijón. Esa decisión ha tenido graves consecuencias en términos de empleo: de las 133 personas trabajadoras desplazadas del CTE a ZTE, sólo 52 continúan trabajando. ZTE llegó a contar con casi 200 personas trabajadoras, pero en la actualidad no llega a cien, debido a que la multinacional ha trasladado parte sustancial de su carga de trabajo a otro lugar.