HUELGA FEMINISTA GENERAL

Cuidar(nos) es colectivo; luchar también

10/10/2023
Katia Henríquez - ELA
Hace poco una mujer trabajadora del sector de oficinas y despachos, de 45 años, con contrato a jornada parcial y cabeza de familia, me decía no entender los motivos para la Huelga General Feminista convocada por el movimiento feminista de Hego Euskal Herria, para el 30 de noviembre. Como mujer migrada salvadoreña (también vasca por adopción), madre, separada y militante de ELA, no puedo más que unirme a las voces y las fuerzas que se están levantando entorno a esta lucha y reivindicación.

A fin de recoger testimonio, y contar con precedentes y argumentos para una huelga feminista, hago mención a la Ordenanza de trabajo para la Industria Siderometalúrgica del Estado Español, de 1970. En ella, figuran apartados específicos sobre el trabajo de las personas menores de 18 años, las personas extranjeras y las mujeres. Es decir, sobre el trabajo de “los otros y las otras”. Un apéndice especial que regula las condiciones de quienes no ostentan la virtud de ser hombre, blanco y heteronormativo. Un apéndice que habla sobre el trabajo de quienes no responden a la norma establecida por el mercado de trabajo en un sector históricamente masculinizado, que ha sido central dentro de la economía de Euskal Herria.

Al situarnos en 2023, comprobamos desde una mirada jurídica, cómo la división sexual y racial del trabajo sigue atravesando y condicionando el mercado laboral. Condena principalmente a las mujeres y a las personas de origen extranjero (sean jóvenes o mayores) a situaciones de alta precariedad. Dentro del sector de los cuidados, como el Servicio de Ayuda a Domicilio, y las trabajadoras del hogar, continúa habiendo altos niveles de contratación parcial, contratos fraudulentos, altas cargas de trabajo y vulneración de los derechos de las trabajadoras que, en su mayoría, son mujeres, y cada día más, mujeres migradas.

Cuando mujeres que migramos desde Latinoamérica venimos al Estado español, a pesar de que muchas tenemos preparación académica y experiencia profesional, con la excusa de que las “latinas somos dulces y cuidamos mejor” acabamos en gran medida en el sector de los cuidados, a pesar de que haya mujeres ingenieras, mecánicas, costureras, abogadas, académicas y de otras profesiones que podrían acceder un trabajo en otro sector y aportar desde sus conocimientos y experiencia. En este sentido la población en su conjunto también pierde.

En cuanto a las personas migradas, observamos a menudo falta de información sobre sus derechos como trabajadoras, es común el abuso hacia quienes sufren una situación administrativa irregular, amenazadas con la expulsión del país, víctimas de impagos, con jornadas de más de 12 horas, sin vacaciones ni descanso diario o semanal, sin permiso para ir al médico, etc. Esta situación muestra su cara más cruel en sectores feminizados, como los cuidados y la limpieza, así como en la hostelería.

Este tipo de precariedad y explotación están directamente propiciadas por la Ley de Extranjería, que establece legalmente las primeras y grandes barreras para poder conseguir contratos a las personas que llegan a este país con el deseo de poder trabajar en condiciones dignas. Según datos de ATH-ELE, en 2022, cerca del 98% de las empleadas de hogar internas son mujeres de origen extranjero, muchas en situación administrativa irregular, por tanto más vulnerables.

Al preguntarnos por la necesidad de hacer una huelga general feminista, la reflexión es que, dado que el feminismo busca conseguir condiciones de igualdad, equidad, dignidad y respeto no solamente entre hombres y mujeres, sino también entre personas que representan otras diversidades (origen, edad, orientación sexual, diversidad funcional, etc), la respuesta es sí. La huelga general feminista convocada en Euskal Herria es necesaria y urgente.

En la actualidad el trabajo asalariado en condiciones dignas es un privilegio, y no un derecho. A día de hoy, la inestabilidad en el empleo (temporalidad y parcialidad), los bajos salarios y el escaso poder de negociación, se traducen en situaciones de vulnerabilidad, relaciones sociales de poder opresoras, discriminación y falta de poder para la organización y la defensa del derecho a empleos en condiciones justas.

El mercado de trabajo (bajo la lógica patriarcal, capitalista y neocolonialista) necesita apropiarse de nuestros cuerpos, de nuestra fuerza de trabajo y de lo que producimos como clase trabajadora. El modo de apropiación es por medios legales, formalmente considerados “pacíficos” y, cuando es necesario, también utilizando la violencia: institucional, simbólica o psicológica.

Así que, consideramos que la convocatoria de Huelga General Feminista es pertinente y legítima. Necesaria y urgente en este momento de la historia para poder reivindicar mejoras en la situación laboral de la clase trabajadora vasca (compuesta por gente diversa). Mejoras que tendrán repercusión positiva en la calidad de vida de todas las personas que formamos Euskal Herria.

Cuidarnos es colectivo y si cuidarnos es colectivo, defender y luchar por un sistema publico de cuidados en dignidad, también lo es.

Este 30 de noviembre, parte de la población, a pesar de estar trabajando de manera remunerada no podrá unirse a la huelga, porque no tienen contrato de trabajo. Por eso, yo hago huelga por mí, por el futuro de mi hijo y por todas estas trabajadoras que tienen vetada la posibilidad de defender sus derechos.

Azaroaren 30ean, kalean ikusiko gara!