Debate sobre Kutxabank
ELA, entonces, denunció un acuerdo que suscribió Bildu y que trajo como consecuencia, desgraciadamente, la crisis de la Mayoría Sindical Vasca (LAB, que hasta el día anterior se oponía junto a ELA, hizo suya la decisión de Bildu). Decimos esto para poner en su lugar la acusación del PNV a ELA de que esconde fines partidistas al denunciar la privatización de Kutxabank. Nada más lejos de la realidad.
ELA no se ha inventado la privatización. Mario Fernández dijo que era “inevitable... porque la ley nos obliga”, añadiendo que “en el modelo europeo las Cajas de Ahorros tradicionales no tienen sentido”, y que el debate “era técnico y no político”. Poco después, el Lehendakari Urkullu hizo suyas las palabras del presidente de Kutxabank, pidiendo un ejercicio de “realismo”. Pues bien, no es cierto que la ley obligue; igual que tampoco era obligatorio bancarizar las cajas. Son decisiones que se adoptan en Euskal Herria por una pequeña elite que no tiene interés en explicar que existen alternativas.
Su opción es una banca privada comercial: con crédito escaso y caro, mientras se cierran empresas y se pierden empleos; donde prima lo especulativo o la financiación de las grandes empresas del Estado, en vez de financiar la economía real; que vende sus acciones en empresas estratégicas (como Euskaltel e Ibermática) a fondos de inversión; que desahucia a familias que no pueden pagar su crédito; que actúa de manera vergonzosa con el IRPH; que destruye más de 1.000 puestos de trabajo en tres años (23,1% del total); que defiende el ámbito estatal en la negociación colectiva porque le ayuda a precarizar las condiciones de trabajo; que reduce a la cuarta parte los recursos de la obra social…
Si la privatización se consuma, el interés público perderá la titularidad y el control sobre un instrumento de gran importancia para nuestra economía porque la entrada de accionistas privados favorecerá los fines especulativos. Es lo que la banca privada sabe hacer, y lo que se esconde tras el demagógico argumento de que “hay que crecer”
Esta crisis nos enseña la estrecha relación que existe entre el modelo de sociedad y el financiero. Al poder financiero le han dejado hacer lo que le venía en gana, y eso no ha cambiado. Ahora aprovechan la crisis para –valiéndose del control que la banca tiene sobre gobiernos y determinados partidos– acabar también con las Cajas (es el deseo que Botín expresó hace cinco años: las cajas eran “una anomalía con la que hay que acabar”). ELA denuncia esa relación perversa con el modelo de sociedad injusto que se nos impone. ¿Qué explica,si no, el trasvase de miles y miles de millones de euros de dinero público –que no se va a devolver– para salvar a banqueros corruptos? Es inadmisible que, cuando una organización sindical dice no a privatizar un patrimonio que es de todos desde hace más de 150 años, lo único que se les ocurre decir es que no tenemos derecho a hablar “porque no nos presentamos a las elecciones”. Increíble y propio de una cultura política que entiende la política como un coto privado. No es la primera vez que esto sucede; utilizaron el mismo argumento para quitar legitimidad a nuestra posición sobre fiscalidad. No hacen lo mismo cuando la que habla es Confebask.
ELA afirma con rotundidad: hay alternativa para que las cajas sean titulares del 100% de Kutxabank. Es posible, por ejemplo, dar marcha atrás a la bancarización y volver a ser cajas de ahorro; esto tendría unas consecuencias, como por ejemplo, deshacerse de Cajasur, una operación ruinosa en la que se han perdido cientos de millones de euros. De la misma manera, es posible que las cajas (convertidas en Fundaciones Bancarias) tengan en su poder el 100% de Kutxabank. Para ello habría que dotar un fondo de reserva. Resulta revelador que no tengan el mínimo interés en cuantificar dicho Fondo. Insistimos, privatizar Kutxabank sería una de las decisiones políticas más graves en los últimos 35 años.
Pues bien, tras nuestra crítica, parece que han decidido gestionar los tiempos de otra manera. Primero –dicen– hay que constituir la Fundación con su respectivo Patronato y, una vez que se le transfieran todos los poderes –entonces y no antes– nos dirían lo que viene (que entra capital privado). Ese modo de actuar nos parece inadmisible. Exigimos que se ponga encima de la mesa un plan completo, que no se nos cuenten las cosas, como hasta ahora, a pedazos.
Es inaceptable en una sociedad democrática que se nos niegue el derecho al conocimiento, a opinar y a debatir. Dicen que nos arrogamos “un papel que no nos corresponde”. ¿No nos corresponde la defensa de un modelo de sociedad más justo? ¿Pueden hablar Confebask y CCOO, pero ELA no? El PNV, en vez de debatir sobre lo que hemos planteado, ha preferido estigmatizar a nuestra organización, imputándonos fines partidarios inexistentes y sacando a colación temas que, además de falsos, buscan desviar la atención. ELA reivindica, una vez más, su autonomía política ante partidos, gobiernos y poder económico para defender sus posiciones. Resulta paradójico que, los mismos que dicen estar dispuestos a poner encima de la mesa “una hoja en blanco” para que “hablemos de todo”, nos nieguen el derecho a emitir opinión sobre este o cualquier otro tema.
Algunos dirigentes del PNV han afirmado, con cierta ambigüedad, “que no se va a privatizar”. Si así fuera, para ese objetivo, podríamos ser aliados. Pero entonces a quien debieran enmendar no es a ELA, sino al Presidente de Kutxabank y a quienes le han apoyado.
Adolfo Muñoz Sanz - Secretario General de ELA