El Coronavirus enferma, el trabajo nos mata
Varios países que han tenido experiencia previa con la propagación de otros virus han optado por la erradicación del virus. En estos países se han tomado medidas radicales al encontrar unos pocos casos de la enfermedad: Auckland cerró dos semanas por un caso de coronavirus, con lo que la enfermedad se ha extendido mucho menos, las medidas excepcionales y permanentes han sido más reducidas y han tenido un mejor desarrollo económico.
Como decíamos, la elección en Europa ha sido muy distinta, pero en esa elección equivocada Euskal Herria ha sido campeona. Otros países han activado el estado de alarma al encontrar 50 casos por cada 100.000 habitantes, la mayoría han puesto límite en 150 casos, y aquí el límite ha sido de 500 hasta esta última ola; ahora han bajado a 400.
Han hecho caso a las demandas de los empresarios porque había que mantener la maquinaria en marcha de alguna manera. ¿Recordáis ahora un año el enfado de la consejera Tapia por que las empresas tuvieran que cerrar dos semanas? Enfermar y, digámoslo claro, matar a los trabajadores y trabajadoras y a sus familiares ha sido un daño colateral que hay que dar por bueno. Hemos considerado un escándalo la existencia de unos casos de trombosis que son una excepción absoluta como daño lateral de las vacunas, mientras que nos naturalizan que a diario enferman cientos de personas y muchas de ellas mueran. Todos estos muertos no son los efectos inevitables de una pandemia, son los efectos inevitables de una elección antieconómica.
El Gobierno Vasco ofrece muy poca información sobre los contagios del coronavirus (también es una opción), pero recientemente ha expuesto en el Parlamento Vasco un dato muy llamativo sobre las comparecencias. Entre el 70% y el 79% de los brotes que se infectan más de tres personas se han producido en el mundo laboral (un tercio en el ámbito sanitario, otro en el de cuidados y el último tercio en los centros de trabajo ordinarios). Pero los centros de trabajo son lugares seguros, por lo que no se toman medidas contra los empresarios que no respeten las medidas preventivas. ¿Cuántas multas ha puesto el Gobierno en la calle por incumplir las medidas sanitarias? Miles. ¿Cuántas se han colocado en el mismo tramo para no cumplir las medidas básicas en los centros de trabajo? Ninguno. Al inicio de esta crisis instamos al Gobierno Vasco y al Gobierno de Navarra a reforzar el sistema de inspección para garantizar que los centros de trabajo fueran espacios seguros; todavía estamos esperando. Sabemos que no van a tomar medidas, porque la única política económica que sufrimos en este país es seducir a los empresarios.
El valor de estas personas trabajadoras se mide por nuestra capacidad de alimentar el sistema productivo, no de otra manera. Está siendo terrible lo que está ocurriendo con las y los trabajadores en el ámbito de la vigilancia. Hace ahora un año estas mujeres tuvieron que poner en peligro su vida, ya que la medida de protección más eficaz ofrecida por las empresas era una bolsa de plástico y tuvieron que hacer frente a cargas de trabajo insoportables con el riesgo de contagiarse a sí mismas y a sus familiares. Ahora, un año después, se están despidiendo trabajadoras en varias residencias de ancianos debido a que la carga de trabajo es hoy menor debido a los ancianos fallecidos en este año. Esta es la reparación a los que pusieron en peligro la vida.
El 28 de abril estará Idoia Mendia con motivo del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo. La vicelehendakari se ha negado a reunirse con la mayoría sindical para hablar de medidas que garanticen la vuelta al trabajo con vida, pero hablará sobre la importancia de la salud laboral.
En ELA tenemos claro que nuestro papel es cambiar las elecciones en contra de los trabajadores, eso es lo que vamos a reivindicar junto con otros sindicatos de mayoría sindical el 28 de abril. No sufrimos un fenómeno natural, nos matan las elecciones políticas. El Coronavirus enferma, pero el trabajo nos mata.