En educación, condenadas a la frustración

04/01/2023
Miren Zubizarreta
El resultado de la Ley de Educación de la CAPV va a frustrar inevitablemente a ELA. Nos frustra, además, que el debate social se ha establecido en términos de “tener que elegir”, entre una educación que garantice la transmisión de la cultura vasca y una educación pública que afronte la segregación, o entre una escuela de titularidad pública y una escuela descentralizada gestionada por el conjunto de la comunidad educativa.

Y nosotras aspiramos a todo. Queremos construir una escuela pública soberana, libre de los intereses tanto de los estados Español y Francés como del capital, que tenga como ejes el euskera, una gestión participativa, la laicidad, la equidad o la capacidad crítica; y que naturalmente, tenga en cuenta a todas las personas que trabajan en el ámbito educativo, para que con unas condiciones de trabajo adecuadas puedan ofrecer al alumnado la educación que merece. Hoy estamos lejos de esta situación, pero nos gustaría imaginar y acordar con el resto de agentes educativos una transición hacia ese objetivo.

Pero no va a ser posible. La legislación española impide la transición del sistema actual al sistema educativo descrito. Según ésta legislación, la educación se divide en dos redes y las dos deben recibir el mismo trato (sólo en aras a abordar la segregación existe algún margen de restringir la libertad de matriculación), nuestro contenido curricular o la organización de nuestro personal se hacen igualmente en función de la legislación española. Así lo reconoce el propio Gobierno Vasco en su libro La erosión silenciosa: «En el País Vasco, en materia educativa, sólo tenemos competencia para desarrollar la legislación española».

No es casualidad que en el Pacto Educativo del mes de abril no se hiciera referencia a estas cuestiones. Los firmantes del pacto aceptaron o se abstuvieron respecto a la LOMLOE, ley que nos impone el sistema educativo español. Es sorprendente que un Pacto Educativo no mencione contenidos relativos a la transmisión curricular; si para algo tiene que ser la educación es para eso. La mención a un currículo vasco pondría en cuestión los contenidos impuestos por la LOMLOE y los firmantes no están dispuestos a ello.

ELA quiere un debate muy pragmático. Hay cuestiones que legalmente pueden modificarse y otras en las que habrá que generar debate político. En los estrechos límites marcados por España hay margen de mejora, como la implantación de un sistema de matriculación que aborde la segregación, el establecimiento de medidas para garantizar la gratuidad real de todas las escuelas, la determinación de las condiciones para la publificación de escuelas o la instauración de un modelo lingüístico generalizado que permita la euskaldunización.

Asimismo, respecto a aquellas cuestiones que no pueden abordarse por las imposiciones legales, deben construirse las condiciones sociales para su modificación. Por ejemplo, si la ley obstaculiza la libre elección de nuestro currículo, será necesaria la implicación directa de la sociedad para construirla.

Los distintos agentes también podemos crear el material de aprendizaje propio y unificado, para llevarlo a todas las escuelas de Euskal Herria de forma gratuita, a través de una organización popular -podría ser la primera semilla de una nueva estructura educativa para todo Euskal Herria-. El Gobierno Vasco puede financiar este proceso y todos los agentes podemos acordar mecanismos para hacer frente a las injerencias de los estados español y francés. Reivindicamos un ejercicio práctico de soberanía, nada más. Ese es un paso pequeño y factible que pondría a la educación a transitar a un modelo diferente. Podemos realizar ejercicios de soberanía similares con otros temas que no pueden desarrollarse en el marco de la LOMLOE, como para la superación de la división de redes, para la selección de personal según prácticas pedagógicas o para expulsar a multinacionales de la actividad de las escuelas.

En el Pacto Educativo no hay diagnóstico ni modelo de escuela definido. Ello pondría de manifiesto lo que se puede y no se puede cambiar en función de las competencias de la CAPV, e inevitablemente supone un conflicto con el Estado.

Sobre lo acordado hasta ahora se pueden hacer mejoras parciales, serán bienvenidas, pero si no se abordan todas las cuestiones mencionadas que condicionan estructuralmente nuestro sistema educativo, no podremos afirmar que haya a una transformación real, no habrá transición. Mientras tanto, las movilizaciones son nuestra única esperanza y queremos estar condenados a la esperanza porque no vamos a aceptar estar condenadas a elegir.