¿En qué consiste el cambio político y social en Navarra?
Estos partidos se han ganado a pulso su descrédito por numerosos episodios de despilfarro, por recortes en sanidad y educación, así como por el saqueo de la CAN en el que se han evidenciado corruptelas y redes clientelares.
Sin embargo, lo que llamamos “régimen”, no son solo esos partidos. Es una realidad más compleja y poderosa, conformada por sectores patronales, empresariales, sindicales, mediáticos y religiosos. Por ello, cuando se habla de cambio, deberíamos marcar referencias que vayan más allá del “recambio” de siglas en el poder, por muy necesario y urgente que este sea. La salida del gobierno de UPN no garantiza por si mismo el cambio. Desmontar este sistema de poder tan arraigado y sostenido por unas élites sin vocación de abandonar privilegios, va a necesitar de un impulso político y respaldo social del cual probablemente ni siquiera somos conscientes a día de hoy.
EL CAMBIO DEBE CONCRETARSE
Distintas organizaciones nos referimos a la necesidad de lograr un cambio político y social. Parece un lugar común. Sin embargo no creo que todos hablemos de lo mismo. Desde nuestra militancia sindical, como parte de la sociedad organizada, no podemos sino sorprendernos por la indefinición programática de los partidos políticos con representación institucional favorables al cambio (EH Bildu, Geroa Bai, I-E.) en cuestiones tan centrales como, por ejemplo, la fiscalidad, los presupuestos o el mal llamado diálogo social.
Recientemente hemos asistido al debate sobre la reforma fiscal. Ha sido decepcionante. Ante un tema central, los partidos de la oposición no han formulado alternativas que marquen diferencias sustanciales con lo hasta ahora conocido. Así no hay cambio. Ha sido decepcionante y clarificador. Algo que por desgracia ya hemos percibido en la gestión de la política fiscal en el ámbito de la CAPV donde algunos de esos partidos gobiernan. Ni alternativa, ni pedagogía ni participación social. Así no hay cambio.
ELA cree que el cambio social y político que se proclama, difícilmente podrá cambiar la realidad si no es capaz de definir unos mínimos programáticos que permitan identificar las diferencias entre el régimen vigente y la alternativa que se dice desear.
Lo que llamamos cambio político y social no es solo llegar a las Instituciones. Es mucho más. Las propuestas de cambio las tienen que notar y hacer suyas la mayoría de navarras y navarros que cuestiona los recortes, la creciente desigualdad, el clientelismo y la corrupción.
LA LLAMADA A LA UNIDAD NO DEBE DESVIRTUAR EL CAMBIO
Cuando se habla del cambio aparecen, también, apelaciones a la generosidad, a la cesión en aras a un objetivo mayor, a la transversalidad... en definitiva a rebajar la coherencia de las reivindicaciones en favor de la unidad. ¿No sería más lógico exigir valentía, programa y coherencia política? Sabemos que el vuelco electoral que se busca exige llegar al mayor número de personas; pero esta operación de “expansión” puede terminar convirtiendo la opción por el cambio en algo irreconocible. No solo porque obvie en aras a la unidad lo que algunos actores (políticos, patronales, sindicales…) han hecho en el pasado, sino, lo que es aun más peligroso, porque puede llevar al autoengaño sobre quién es quién en el presente y futuro de Navarra.
Desde nuestra experiencia sindical pensamos que UGT y CCOO (junto con la CEN) han fortalecido un sistema de concertación “oscuro” –como repite la Cámara de Comptos– y, siguen siendo, a día de hoy, fuerzas interesadas en el sostenimiento del “régimen”. Basta recordar sus declaraciones a favor de la entente UPN-PP-PSN para conformar gobiernos, así como, hace unas semanas, pidiendo al PSN que diese su apoyo a los presupuestos de UPN. Permitir la gestión de de más de 500 millones de euros y la creación del Consejo de Diálogo Social no debería dejar lugar a dudas. El régimen solo rescata a sus amigos. Pretender hacer creer que estas organizaciones van a ser parte activa de un eventual cambio político o es una ingenuidad o forma parte de un ejercicio políticamente deshonesto. Que se lo pregunten a los trabajadores y trabajadoras que han sido despedidos por no ser de esos sindicatos. Por eso repetimos que el cambio no es solo un vuelco electoral; el cambio exige un largo ejercicio previo de pedagogía y diagnóstico político que, lamentablemente no se está realizando.
LA MOVILIZACIÓN SEGUIRÁ SIENDO IMPRESCINDIBLE
Más allá del color político del gobierno que se forme la movilización social seguirá siendo imprescindible. Los ciudadanos y ciudadanas en general y la clase trabajadora en particular necesitan referencias colectivas que las identifiquen con el cambio social y político al que aspiran.
Para este sábado se ha convocado en Pamplona una movilización bajo el lema “Todos juntos por el cambio político y social”. ELA, quiere con su no presencia en esa manifestación, dar valor a la necesidad de definir propuestas y programas. Consideramos que esa movilización adolece de los problemas que señalamos en este artículo y que deben ser abordados.
En definitiva, la llamada a la unidad no debe ocultar una realidad preocupante: la falta de concreción de programa por parte de los partidos políticos llamados a liderar ese cambio. Por otro lado, admitir con naturalidad y sin crítica alguna, la presencia en la movilización de organizaciones que muestran diariamente su oposición al cambio (CCOO y UGT), no fortalece la coherencia que se necesita.
Las movilizaciones contra los recortes y la corrupción han sido imprescindibles para llegar a este momento. Defendemos que esas referencias, ese activo sindical, social y político, no se diluya en la apelación a una unidad inconcreta.