Los hombres se accidentan, las mujeres se desgastan

17/04/2002

Si analizamos el concepto de salud de una forma integral, no como la ausencia de enfermedad sino como un estado de bienestar general: físico, psíquico y social, el día internacional de la salud en el trabajo, tiene connotaciones necesariamente más amplias que las que habitualmente solemos trabajar.

Los daños a la salud que afectan de forma diferenciada a las mujeres, pasan desapercibidos cuando se aplican criterios del enfoque clásico de la seguridad e higiene, obviando todo lo que tenga que ver con la organización del trabajo, del tiempo y de la distribución de las responsabilidades. El enfoque dominante en la salud sigue siendo androcéntrico y mantiene invisibles muchos de los riesgos para la salud de las mujeres. Por esa razón se ignoran y por lo tanto, no se previenen.

Según Mia Matta, Directora de la investigación de la Fundación para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo: “No es el sexo la causa específica de los problemas relacionados con la salud, sino más bien las condiciones de trabajo”. Es decir, es fundamental saber dónde trabajan las mujeres y los hombres y las condiciones de trabajo que caracterizan los diferentes sectores en los que se concentran.

Si bien la incorporación de las mujeres al mundo laboral remunerado es, hoy, un hecho, no lo es menos que las condiciones de acceso, permanencia, promoción y salida distan mucho todavía de ser iguales a las de los hombres.

La mayores tasas de temporalidad, la segregación en determinados sectores (servicios fundamentalmente) y en la categorías más bajas, la feminización de la contratación a tiempo parcial, la discriminación en las promociones, las diferentes exigencias sociales para mujeres y hombres, la infravaloración de los trabajos realizados por mujeres, la discriminación salarial, el acoso sexual, además de la mayor carga de trabajo que todavía soportan por tener que asumir casi en exclusiva el trabajo doméstico que les lleva, en la práctica, a tener una doble jornada que condiciona su vida laboral, son factores que inciden en la salud laboral de las mujeres provocando un lento y acusado desgaste que es obviado en todas las prácticas preventivas. El origen de las enfermedades que desarrollan las mujeres además, en muchos casos, no tienen la consideración de laboral, con la cadena de problemas que ello origina.

De las medidas proteccionistas para las mujeres trabajadoras se ha pasado a medidas aparentemente neutras para todos los trabajadores y trabajadoras presuponiendo que unos y otras estamos sometidos a los mismos riesgos. La experiencia en este y otros campos, sin embargo, nos demuestra que la falsa apariencia de igualdad no hace sino invisibilizar unas diferencias de partida que hace que las medidas preventivas que se aplican no sólo no sean efectivas para ambos sino que pueden llegar a ser contraproducentes para las mujeres. Es necesario pues incorporar la perspectiva de género en la evaluación y prevención de los riesgos laborales para poder abordar de una forma integral los problemas que nos afectan específicamente. Y es urgente que se adopten medidas preventivas desde una visión integral de la salud y desde una perspectiva de género.

Medidas, por ejemplo, que promuevan la igualdad real entre mujeres y hombres tanto en el ámbito laboral como a nivel social y que posibiliten una distribución de tareas y de tiempos más justa, teniendo en cuenta en el reparto, la carga total de trabajo –tanto retribuido como no-.

Es necesario, asimismo, que se revisen los protocolos de los reconocimientos médicos y que la propia medicina laboral, tenga en cuenta en sus trabajos e investigaciones las diferencias, de forma que tengan en cuenta la salud de las mujeres de una forma integral.

Para concluir, queremos destacar la importancia de que las mujeres participemos como Delegadas sindicales, Delegadas de Prevención y como miembros del Comité de Seguridad y Salud. Nuestro compromiso en este campo contribuirá a visibilizar los problemas específicos que nos afectan así como a la búsqueda de soluciones para superarlos.



Eusebio Alberdi
Miembro del Comité Ejecutivo de ELA. Responsable del Gabinete de Salud Laboral.

Begoña Diez de Ulzurrun
Responsable Confederal del Área de Políticas de Género