Ni como clase ni como pueblo (Astekaria 143, opinión)

13/07/2004

Parece que a los "vasco-españoles" nos van a preguntar por el Tratado al que han dado en llamar Constitución europea, al menos si Zapatero cumple el compromiso de convocar un referéndum sobre la materia. No está tan claro que la autoridades del hexágono emulen en esta materia a las de la piel de toro.

Desde la perspectiva social la Constitución europea no sólo no contiene los elementos mínimos que ahormen una Europa social, sino que, al contrario, confirma la progresión neoliberal de la Unión, hecha a la medida de las necesidades de las grandes empresas europeas en su pulso con las norteamericanas o niponas; consagra principios como la competitividad, y refuerza los procesos de privatización de servicios públicos, reducción del gasto social, deslocalización de empresas y deterioro de las condiciones de trabajo. Un instrumento, en definitiva, para dar la puntilla a la aspiración de la Europa Social "de la que algunos volvemos sin haber llegado" y garantizar que se intensifique el flujo de la riqueza hacia los bolsillos de los más poderosos.

Como pueblo vasco, constatamos que para la Constitución, simplemente, no existimos, ni prevé que podamos existir algún día; al contrario, se confirma la no injerencia de la Unión Europea y el poder exclusivo de los estados en la ordenación de su parcela respectiva, y el apoyo del conjunto de los estados a las decisiones que en esta materia adopten España y Francia.

Siendo ello así, parece que el debate sobre la Constitución nos ofrece una ocasión inmejorable para presentarnos como pueblo; para dejar constancia de que aquí hay una nación a la que no se reconoce como tal, y decirle a Europa que mientras no se establezcan cauces para que Euskal Herria pueda optar por ser sujeto político pleno, seguirá teniendo en su seno un problema político y un vacío democrático. Cuál sea mejor procedimiento para ello es algo que habría de acordar entre las fuerzas que afirman el derecho de la ciudadanía vasca a decidir. En cualquier caso, en lo que concierne al ámbito afectado por el referéndum, pocas ocasiones se ofrecerán con tanta significación y carga simbólica, por una parte, y tan alejadas de la competencia política y el reparto de poder, por otra, de dejar constancia de que aquí hay una nación que reclama su sitio.

El referéndum no va a ser mañana. Tiempo habrá, por tanto, para que cada agente vaya definiendo su posición, aunque existan ya más que apuntes. En lo que a ELA concierne, se puede adelantar que va a marcar distancias con una Constitución que ataca nuestros intereses como clase y nos niega la existencia como pueblo.

German Kortabarria
Secretario de Comunicación de ELA