Para las y los apasionados del euskera
En primer lugar, reivindicar la atracción de talento me parece deplorable. Todos los países necesitan personas con diferentes tipos de talentos, no sólo con estudios superiores. Asimismo, sin personas con estudios superiores cualquier sociedad tiene difícil construir un futuro próspero. ¿Acaso no necesitan personal médico en Guatemala o técnicos de ingeniería en el Congo? Robar talento a otros países es un claro ejemplo de ideología depredadora neoliberal. Es la edulcorada versión de “make America great again”: “construiremos nuestro futuro a costa de los demás, robando talento a los demás”.
Todas las sociedades necesitan formar personas que sean capaces de crear y reproducir una buena vida, tanto profesionales de la limpieza como de enfermería, y deberían tener las condiciones para poder vivir a gusto en esa sociedad. Por ejemplo, estaría bien que ingenieros e ingenieras euskaltzales tuvieran garantizado el derecho a trabajar en euskera para estabilizarse en nuestro país. Eso no se lo podrá ofrecer nadie en el mundo; si es posible, será en Euskal Herria. Pero para ello, el euskera debería ser hegemónico.
Lamentablemente, las palabras de Arriola se basan en un relato falso. Los hijos e hijas de profesionales con estudios y salarios superiores no necesitan aprender euskera. En Hego Euskal Herria hay escuelas privadas que no reciben subvenciones públicas para educar a descendientes de hombres de élite, donde el euskera no tiene ninguna presencia. Muchas personas llegadas del extranjero llevan a sus hijos e hijas a estas escuelas.
Al señor Arriola le sorprendería, pero a esos niños y niñas sólo les obligarán a aprender castellano. Porque en el Euskal Herria sólo se aprenden obligatoriamente dos idiomas, el castellano y el francés. Todas las demás lenguas, incluido el euskera, se aprenden voluntariamente. Considerar esto como algo normal y considerar la posibilidad de aprender euskera como un obstáculo es puro supremacismo. ¿Acaso el castellano no es un obstáculo mayor para las personas trabajadoras que pueden venir aquí?
Propongo al señor Arriola un relato alternativo. Si a cualquiera que venga a Euskal Herria le ofreciéramos ayuda suficiente para aprender euskera, ofreceríamos a todas las personas trabajadoras con talento de todo el mundo la posibilidad de conocer una cultura única y especial. En ningún otro lugar podrán aprender nuestro idioma, y junto al idioma, tendrían la oportunidad de entender un bertso o vivir el akelarre euskaldun de un tipo capaz de llenar Anoeta. También puede surgir la posibilidad de que aprendiendo euskera se arraigue del todo y para siempre en Euskal Herria, ya que el euskera tiene la capacidad de hacer comunidad y de relacionarse emocionalmente con nuestra tierra, a diferencia de muchas grandes lenguas.
El presidente de Kutxabank está con frecuencia con los poderes económicos. Estaría bien que a ellos también se les tomara nota. Esta semana hemos tenido una reunión con una patronal estatal, en la que han argumentado que el convenio estatal no se puede negociar en Nafarroa, porque si se establecen mejores condiciones, muchas personas irían a trabajar allí. Mientras tanto, CONFEBASK se niega a establecer un salario mínimo que atraiga a las y los trabajadores. Quizá ese sea el principal obstáculo que tiene Euskal Herria para atraer talento: que sufrimos una patronal reaccionaria.
La sección sindical de ELA en Kutxabank ha denunciado que la empresa presiona enormemente a su plantilla para captar clientes. Pues bien, con las declaraciones de la semana pasada, a muchos euskaltzales no les hubiera atraído el señor Arriola. Arraigar también es tener entidades que se sumen a los valores propios y poder mostrar orgullo de ellos. Las palabras supremacistas del señor Arriola sólo provocan vergüenza. Quien lo nombró debería amonestarlo para asegurar que esa entidad financiera, que sigue siendo nuestra, esté al servicio de la ciudadanía, también de los y las euskaldunes. Si no, seguro que en Bankia están esperando el talento vasco, y al señor Arriola le recibirán con los brazos abiertos.