Presupuestos: ¿verdad o ‘buenas noticias’?

22/12/2022
Mitxel Lakuntza, Secretario General de ELA
Una forma de distinguir entre el dicho y el hecho en política es analizar los presupuestos. Es una especie de ‘prueba del algodón’ que permite comprobar la distancia entre la retórica política cotidiana y los compromisos que realmente se adoptan. En concreto, se trata de los presupuestos del Estado, del Gobierno Vasco y del de Navarra.

¿Cuál va a ser la característica principal de esos tres presupuestos?

El empobrecimiento causado por el incremento de los precios en la energía, alimentación o vivienda y la falta de inversión en servicios públicos queda fuera de los cambios estructurales que deberían recoger los presupuestos.

Estos tres presupuestos tienen un mal punto de partida: no cuestionan el modo de recaudar el dinero para financiarlos. La mayoría de las empresas registra estos meses récord histórico de beneficios (han crecido 7 veces más que los salarios). Sin embargo, son las clases populares las que financian cada vez más los presupuestos mientras las empresas con beneficios, los salarios más altos y las rentas del capital cada vez aportan menos.

Mientras organismos internacionales instan a reformar la fiscalidad, los gobiernos de Urkullu y Chivite van camino de ser los únicos de Europa que no quieren ni siquiera hablar de ello. Es más, desde proyectos aparentemente tan diferentes como PNV, EH Bildu o PSOE se hacen valoraciones políticas más cercanas al triunfalismo que a las evidentes carencias sociales.

Presupuestos del Estado

¿Son unos buenos presupuestos? Evidentemente, no. No son los que haría el PP, pero eso no los hace buenos. Unos presupuestos que aumentan el gasto militar un 26% sin abordar un cambio en políticas sociales no pueden ser unos buenos presupuestos. Tampoco lo son desde una perspectiva soberanista porque esos presupuestos impiden que en Euskal Herria podamos decidir cuánto personal público necesitamos, que sus condiciones salariales se negocien aquí o que podamos elegir el número de MIR.

Sin embargo, las “contrapartidas” que el gobierno de Sánchez ofrece a cambio del apoyo a los presupuestos se convierten para PNV y EH Bildu en un ‘trofeo’ que vender a la ciudadanía vasca. Son supuestas contrapartidas que a menudo se amplifican y que no guardan relación entre lo anunciado y lo realmente logrado (como ha sucedido con el anuncio de EH Bildu y los ERE). Dar buenas noticias y decir la verdad no siempre coinciden.

EH Bildu ha decidido también entrar en esa lógica política del partido ‘conseguidor’. Esto no quiere decir que el papel que estos dos partidos juegan en Madrid sea el mismo (el papel del PNV para bajar los impuestos a la banca y las energéticas es una prueba de ello). No obstante, la paradoja es que hoy, dos partidos abertzales obvian la crítica de fondo a los presupuestos y se disputan en Madrid ser el socio preferente del gobierno español.

Hay algunas conclusiones que no pueden pasar desapercibidas: La primera, una cuestión de honestidad. El presupuesto no son solo las ‘contrapartidas’ que EH Bildu y PNV anuncian, sino todo lo que también acaban aprobando (ya sea votando a favor o absteniéndose): es decir, lo que se incluye (por ejemplo, el gasto militar) y lo que no se incluye (medidas sociales de alcance o respeto al autogobierno).

Como segunda conclusión: eludir por completo una mínima crítica al conjunto de esos presupuestos supone dar por buena su orientación neoliberal y centralista. Evidentemente, esto no supone una contradicción para el PNV, pero sí debería serlo para EH Bildu.

Los presupuestos de Gasteiz e Iruña

Por otro lado, los Presupuestos para 2023 debatidos en el Parlamento de Gasteiz han sido presentados como “los más expansivos de la historia”, pero solo se han incrementado un 1% respecto a los anteriores. Por ejemplo, la partida para Osakidetza de 2023 es 220 millones menor que lo realmente invertido durante 2022.

En el caso de Navarra, tras el incumplimiento por parte del Gobierno de Chivite de las escasas ‘contrapartidas’ de años anteriores pactadas con EH Bildu, el resultado este año es aún más pobre. El mero hecho de llegar a un acuerdo no hace bueno su contenido. Conviene tenerlo muy presente.

Defender cualquiera de estos presupuestos como unos buenos presupuestos no le hace ningún favor a la base militante social y soberanista, porque conlleva la desactivación política y la desmovilización en la calle.

En conclusión: la reflexión crítica, la toma de conciencia y la claridad en las alternativas son indispensables para construir un horizonte de transformación social y nacional. Y además, la honestidad y la necesaria crítica a unos malos presupuestos cierran también el camino a la derecha y a la ultraderecha política.