Reflexiones sobre Escocia
Sobre el referéndum, hay que subrayar que todas las organizaciones (partidos, sindicatos...), sean o no partidarias del sí o el no, aceptan que un conflicto sobre la soberanía se resuelva de manera democrática. Sí, se vota en el ámbito geográfico en el que se plantea el problema; esto es, en Escocia, que es reconocida como sujeto político de pleno derecho para decidir su futuro. El derecho de autodeterminación para Escocia no está recogido en ningún texto legal; fueron Alex Salmond (Scottish National Party/Partido Nacionalista de Escocia), en representación del Parlamento escocés y David Cameron (Tory -conservador-), en representación del Parlamento del Reino Unido los que acordaron la celebración del referéndum.
Es muy probable que Cameron, al firmar aquel acuerdo, no pensara que a estas alturas, a cuatro meses de la votación, las encuestas iban a estar tan igualadas. Los partidarios del SÍ a la independencia han recortado mucha distancia a los partidarios del NO. Y mucha gente expresa con naturalidad que el SÍ puede ganar.
De los encuentros mantenidos en Escocia, ELA extrae las siguientes reflexiones: En primer lugar, el debate político y la participación real de la ciudadanía es muy importante y, en nuestra opinión, que ese debate no se limite a una pequeña élite es una muy buena noticia (“no se recuerda algo semejante”, nos aseguraban). En segundo lugar, que en un debate sobre la soberanía confluyen, al menos, tres elementos que explican la adhesión a un proyecto nacional: la identidad nacional, el modelo de sociedad y la propia democracia. Lo que hemos visto es que la identidad nacional, por sí sola, no explica que los partidarios del SÍ estén muy cerca de ganar; más en concreto, se afirma con rotundidad que el modelo de sociedad que impone David Cameron (gobierno británico), defendiendo los intereses de la City financiera de Londres, provoca un serio rechazo en la ciudadanía. El Partido Laborista, por su parte, tras los años de Tony Blair, no ha logrado superar el sesgo neoliberal que éste le imprimió. Alex Salmond, lider del Partido Nacionalista de Escocia, de manera incipiente en base a sus limitadas competencias (no tienen las competencias fiscales), ha incorporado cambios respecto a la política antisocial de Londres; por ejemplo, mientras que en Inglaterra existe copago en sanidad y en educación, en Escocia no. A los ciudadanos y ciudadanas esa política no les pasa inadvertida porque les afecta directamente.
Nos decían que en Escocia “hay más osos panda que Torys en el parlamento” (dos pandas en el Zoo, y un Tory de 127 parlamentarios en el Parlamento). La agenda conservadora inglesa es muy agresiva y repele a muchas personas que, sin llegar a ser independentistas, ansían un modelo de sociedad más justo. Sí, el modelo de sociedad influye -y mucho- en la adhesión a un determinado proyecto nacional.
El tercer elemento, el debate democrático, gana adeptos frente a un mundo globalizado en el que la democracia se devalúa y donde la ciudadanía pasa a desempeñar un papel absolutamente subordinado en beneficio del capital. La democracia, en su acepción más genuina, demanda del poder político respuestas a sus problemas, cercanía, participación, accesibilidad y transparencia. En definitiva, una vuelta a “localizar” el poder democrático. Alex Salmond nos confirmó que esos tres factores son capitales dentro del proceso por la soberanía de Escocia.
Por su parte, los partidarios del NO anuncian las siete plagas de Egipto: el mundo se cae. Presentan una campaña profundamente negativa que juega, principalmente, con el factor miedo. Nada que a estas alturas nos vaya a sorprender.
En nuestra visita hemos compartido reflexión con el sindicato UNITE y con la confederación sindical STUC; hemos debatido sobre la manera en que cada sindicato, en su respectivo país, intenta hacer frente a la actual situación sindical, social y política. La sombra de Thatcher es muy alargada; fue ella quien inició la destrucción sistemática de todo lo social; combatió al sindicalismo como elemento de oposición a sus políticas; atacó la sanidad y la educación pública; destruyó el parque de vivienda de arrendamiento social que era magnífico… Un plan que se ha ido materializando a lo largo de los años, que ha profundizado la desigualdad social, y en el que los laboristas (en los años de Tony Blair) no hicieron corrección alguna (a la defunción de la socialdemocracia le llamaron “Tercera vía”). Lo que Thatcher quitó, no se recuperó en tiempo de Blair, que se preocupó más en desactivar al sindicalismo que en hacer política de izquierdas. Tampoco eso nos es ajeno.
Escocia es un referente para el soberanismo en Euskal Herria. El PP sabe que, mientras en Euskal Herria se aplique su política antisocial, es muy difícil que el soberanismo logre la hegemonía necesaria para ganar el derecho a decidir y su ejercicio. Es obligado reaccionar ante el mismo ataque sistemático que Thatcher impuso en el Reino Unido, porque eso es lo que tenemos encima. El pasado 14 de Enero en Madrid las Diputaciones (las tres de la CAPV) y el gobierno de Gasteiz firmaban con Montoro (PP) la renovación del Concierto y, con ello, la disciplina presupuestaria. Así no; así el modelo de sociedad queda relativizado por completo. ¿Con qué políticas se piensa hacer un proceso de construcción nacional? Sin cambiar a fondo la política fiscal y aceptando los límites y la propia dirección del gasto que plantea el PP, las instituciones vascas no ponen su capacidad de autogobierno al servicio de la suma para ganar esa hegemonía. Dicho de otra manera, para quienes aplican políticas neoliberales el debate soberanista no es una prioridad. Thatcher no ha muerto, simplemente se ha clonado y está presente en demasiados lugares.
Dicho todo eso, ELA anima a tomar parte en la iniciativa GURE ESKU DAGO el próximo 8 de Junio.
Adolfo Muñoz Sanz
Secretario General de ELA