¿Sabemos detectar la violencia sexista?

15/11/2013
Otro 25 de noviembre, otro día para desempolvar los puntos lilas, otro día para denunciar públicamente el genocidio que viven las mujeres en el mundo a causa de una violencia ejercida en su contra por el mero hecho de serlo. Otra vez algunas y algunos nos veremos en las calles.

Públicamente todos y todas manifestaremos nuestro compromiso y voluntad política en erradicar este lacra; pero ¿qué pensamos, sentimos y hacemos en privado?

Desde ELA seguimos en los intentos de dar luz y de denunciar la violencia ejercida contra las mujeres en el mundo del trabajo, pero ¿podemos hacerlo sin tener en cuenta lo que está fuera del mismo?

El modelo de sociedad que defendemos trasciende los intereses laborales que defendemos en los centros de trabajo. Así, a priori, a algunas personas, la violencia sexista y la igualdad entre mujeres y hombres les pueda parecer una cuestión que les queda lejos y que no tiene que ver con el sindicalismo. Pero nada más lejos de la realidad: esa realidad, tiene que ver con todo.

Desgraciadamente vivimos en una sociedad con múltiples violencias y una constante, extendida y bien enraízada en todas y todos nosotras/os es la violencia sexista.

De esta manera, no podemos hablar de violencia sexista sin comprender el orden social establecido. Y el orden social establecido va más allá de una sociedad capitalista dividida en clases.

No es lo mismo ser hombre o ser mujer en este mundo, además de tener una opción sexual divergente, un origen nacional diferente, una ideología diferente a la norma.Ser hombre o mujer en todos estos casos marca la diferencia desigual.

Y seguimos: no es lo mismo fabricar tornillos que cuidar personas, no es lo mismo limpiar escaleras que invertir en bolsa, no es lo mismo educar que fabricar armamento...La lista es interminable y os preguntareis: ¿qué tiene esto que ver con la violencia contra las mujeres?

Como podreis deducir de los ejemplos expuestos, hay trabajos asignados históricamente a las mujeres y lo mismo para los hombres. La división sexual del trabajo es vista como algo natural. Y precisamente, todo aquello que consideramos “natural” con respecto al género es lo que justifica la supremacía del orden masculino sobre el femenino y por ende, la violencia ejercida contra las mujeres.

No es objetivo de este artículo defender la guerra de sexos, todo lo contrario, pero si no reconocemos la dimensión simbólica de la violencia sexista difícilmente podremos luchar contra la misma.

De manera consciente pero sobre todo inconsciente tanto hombres como mujeres asumimos e interiorizamos comportamientos y valores patriarcales que son el alimento fundamental para la violencia sexista.

Si un extraterrestre viniera a la tierra y viera nuestros periódicos, nuestros museos, nuestros monumentos creería que éste es una planeta sin mujeres y no entendería cómo hemos podido reproducirnos tantos millones de habitantes en el planeta” (Victoria Sendón. https://www6.euskadi.net/contenidos/informacion/vcm_sensibilizacion_prevencion/es_def/adjuntos/jornada.06.ponencia.Victoria.Sendon.pdf

¿Seguimos con dudas para enlazar esto con la violencia ejercida contra las mujeres?

¿De verdad creemos que el hecho de parecer inexistentes a la luz de la historia y de la plaza pública no nos configura por dentro y nada tiene que ver con la violencia sexista?

Para responder a estas preguntas (o al menos reflexionar sobre las mismas), este año desde ELA hemos elaborado un test sobre violencia sexista e igualdad de género a repartir en las empresas.

http://www.ela-sindikatua.org/eu/fitxategiak/2013ko-azaroaren-25-emakumeen-indarkeriaren-aurkako-eguna

Se trata de un ejercicio práctico, unas once preguntas que invitan a cuestionarnos y trascender de discursos manidos y de lugares comunes.

Esperemos que cada día haya menos contradicción entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos con respecto a la igualdad entre mujeres y hombres y vayamos detectando con mayor claridad la violencia sexista y sus profundas raíces.