Sin vergüenza y sin respeto

13/03/2007

Quizás sea ésta la mejor manera de tipificar, a salvo de mejores calificativos, la conjunta entente que una vez más nos han mostrado la administración Navarra y CCOO. Alguien diría que solamente es el resultado natural, uno más, de los niveles de connivencia que desde hace años vienen manteniendo ambas estructuras en la búsqueda de preservar intactos sus propios intereses. Y es por ello que conjugan sin temor a despistarse una política de hechos consumados para neutralizar cualquier reivindicación, por muy legítima que sea ésta.

El último ejemplo, clarificador donde los haya, lo han protagonizado ambos nuevamente. El colectivo del personal MIR (Médico Interno Residente) que ejerce sus funciones en Osasunbidea ha visto cómo se cortocircuitaban sus legítimas aspiraciones con un preacuerdo entre CCOO y el Gobierno de Navarra a sus propias espaldas.

Vayamos por partes. Este no es un preacuerdo que cierra un conflicto laboral. Precisamente la firma del mismo por el Consejero de Presidencia Sr. Caballero y el Secretario General de CCOO Sr. Molinero, cualifica la dimensión del acuerdo. Es un acuerdo político, estratégico y de fondo, de cierre de cualquier conflicto laboral ante la inmediatez de las elecciones políticas y sindicales. Se firma ante la prensa sin conocimiento siquiera de los propios afectados. Las personas responsables de Sanidad de Osasunbidea y de CCOO son meros comparsas escénicos en la rueda de prensa que anuncia dicho preacuerdo.

Tal es la desfachatez mostrada que la Asociación de Médicos Interinos Residentes de Navarra (AMIRNA) es informada de dicho preacuerdo en el mismo momento que se está procediendo a su firma y terminada la rueda de prensa. No importan las reivindicaciones, la negociación, las formas, no importa más que la apariencia de normalidad, máxime en período preelectoral.

Sin entrar a la descripción de los contenidos preacordados insuficientes a todas luces-, se confirma que la administración Navarra ha vuelto a recurrir a quien siempre se ha mostrado dócil ante ella para que actúe de dique de contención ante legítimas reivindicaciones laborales. En el lenguaje llano esto tiene un solo nombre. Y también en el entendimiento llano solo cabe preguntarse ¿A cambio de qué esta vez?

Estamos habituados a que la Administración actúe con este carácter prepotente y patrimonialista de la cosa pública. Pero tampoco ya es sorpresa que CCOO, desde la mínima representación sindical en la sanidad, se muestre sumiso y genufle ante la administración. Y lo hace contra los intereses de trabajadoras y trabajadores que defienden y quieren aportar a una sanidad pública de calidad, contra los colectivos que mañana han de ser los soportes de una sanidad dignificada y al servicio de la sociedad Navarra.

Fuera de toda lógica mínimamente democrática, y por supuesto fuera de una praxis de coherencia sindical, CCOO sigue deslizándose aguas abajo en la corriente del modernismo que le exigen quienes apuestan por organizaciones adormecidas, sumisas, y bien subvencionadas en el engranaje institucional.

Entretanto, un colectivo infravalorado, y a la vez sobre utilizado, como es el personal MIR, ha visto cómo una organización sindical minoritaria en el sector CCOO-, ha pretendido cortar de raíz cualquier atisbo de reivindicación que moleste a quienes mandan en la sanidad. Es la tercera vez que CCOO, en muy poco tiempo, firma acuerdos en minoría con la administración Navarra, arrogándose así una legitimidad que las trabajadoras y trabajadores no les han otorgado. En lenguaje llano navarro esto también tiene nombre. Es el mismo nombre que se utiliza en el lenguaje sindical.

Las reivindicaciones del personal MIR son negociables, son discutibles y son valorables. Pero los ámbitos de negociación donde han de discutirse son claros. Y un sindicato minoritario que pretende abortar dicha negociación solo se deslegitima a sí mismo. Así lo ha entendido el personal MIR y aquellos que conforman la sanidad pública Navarra, amén de quienes comparten un mínimo respeto a las reglas de juego en cualquier dialéctica social.

No es de recibo que se alegue falta de disponibilidad presupuestaria para abordar con inmediatez estas reivindicaciones. El fondo está en la voluntad política y en las prioridades que marca la derecha más recalcitrante. Y si no que se explique el proyecto de ley foral sobre incompatibilidades que otorga a la maraña de afines altos cargos unos complementos de sueldo y unas cesantías que garantizan la fidelidad al modelo patrimonialista de quien hoy está en el poder.

ELA comparte las reivindicaciones básicas de este personal y está dispuesta a aportar su grano de arena para dignificar sus condiciones de trabajo. En ese sentido, apoyaremos cualquier dinámica del colectivo que contribuya a desenmascarar a quienes actúan de freno en las reivindicaciones y a la vez pretenda mejorar la calidad de la sanidad pública en Navarra y las condiciones de trabajo del personal.

Lo demás, lo que nos han enseñado, solo tiene un nombre en lenguaje llano navarro: sinvergüenzas, lotsagabeak.

Josetxo Mandado Responsable de ELA-Gizalan.