Vamos a condicionar las pensiones y la reforma laboral desde Euskal Herria

01/10/2021
Mitxel Lakuntza
Trabajar más años o cobrar menos pensión. O ambas cosas. Es el dilema que el ministro Escrivá propone a las personas que se jubilen los próximos años. Ha llegado a sugerir que podríamos trabajar hasta los 75 años, aunque luego lo matizara con esa frase que ya marca un estilo propio: “Se han malinterpretado mis palabras”.Pues no, no son lapsus ni problemas de dicción; es una estrategia para abrir camino al recorte de las pensiones.

ELA ha advertido de lo mucho que hay en juego hasta fin de año. Por un lado, la reforma de pensiones, cuyo proyecto de Ley está ya en trámite. ¿Qué nos ocultan de esa reforma? Que incluye un mecanismo para que los gobiernos del Estado (el de Sánchez y los que vengan) puedan hacer lo que quieran con las pensiones. En 2011, Zapatero, la CEOE y UGT-CCOO acordaron, además de aumentar la edad de jubilación a 67 años y otros recortes, el Factor de Sostenibilidad, que permitía recortes de pensiones si la esperanza de vida aumentaba. Ahora, han acordado sustituirlo por el MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional), con el mismo objetivo de recortar las pensiones (por mayor esperanza de vida o por incremento de pensionistas por el ‘baby boom’).

El proyecto plantea también recortes en las jubilaciones anticipadas y, aunque quizá recoja la actualización de las pensiones con el IPC (un logro de la presión social, sobre todo del movimiento de pensionistas), la limitará a cinco años (entonces se revisará; es decir, no se blinda).

La otra de las grandes reformas es la laboral. El Gobierno de Sánchez (PSOE+UP) ya ha dejado claro que no va a derogarla (la ministra Yolanda Díaz lo ha reconocido, aunque según donde hable cambia de versión). En el mejor de los casos, plantean la derogación de algunos artículos. ELA ha exigido conjuntamente con sindicatos gallegos y catalanes (CIG e Intersindical) la necesidad de derogar esa reforma y de eliminar de forma urgente los artículos que permiten los despidos por ERE (la reforma de Rajoy facilitó sus causas y eliminó la autorización de las consejerías de Trabajo). En empresas como Tubacex, ITP, Aernnova... sabemos muy bien qué significa esto: solo nos queda la lucha sindical para defender el empleo. Otra de la cuestiones en juego es que se garantice nuestro derecho a negociar los convenios aquí: que no se impongan convenios estatales que empeoran las condiciones de las y los trabajadores de Euskal Herria.

Los fondos europeos lo explican todo. Las reformas son su factura. ELA ya lo denunció y exigió que se rechazasen y se buscasen alternativas ¿Por qué? De los 140.000 millones de euros aportados por la UE, habrá que devolver 100.000, generando un endeudamiento público que anticipa recortes futuros. Además, esos fondos se están destinando a subvencionar proyectos ya en marcha de las grandes empresas (incluidas las eléctricas que chantajean con el precio de la luz), en vez de emplearse en fortalecer lo que se ha revelado esencial en esta pandemia: los servicios públicos. Por si fuera poco, esos fondos vienen condicionados a que se hagan las reformas ya citadas.

Esa es la hoja de ruta que nos quieren imponer, pero no todo está escrito. Estas reformas necesitan ser aprobadas en el Congreso por mayoría, y hoy ese conjunto de partidos independentistas y nacionalistas llamado “bloque de gobernabilidad” puede impedir los recortes de pensiones y condicionar la reforma laboral. Algo que todos los soberanistas pedimos: poder decidir. Ahora pueden ejercer esa capacidad de decisión. No nos encontramos todos los días ante oportunidades así. Todavía, por desgracia, estas decisiones se aprueban en Madrid, pero desde Euskal Herria se pueden condicionar esas reformas. Por eso, ELA se ha dirigido a PNV, EH Bildu y Podemos (aunque este último sea una fuerza del Estado) para que se comprometan a no aprobar ningún recorte en pensiones y a defender la derogación de la reforma laboral. Sin embargo, el silencio de estos partidos sobre reformas tan graves nos inquieta.

Ahora es crucial conocer el contenido, la orientación y las fechas en las que pretendan aprobar estas reformas. ELA va a hacer todo lo posible para condicionarlas: hay que tener muy presente la posibilidad de una huelga general.

‘No nos vendáis en Madrid’ fue el lema de nuestras movilizaciones de marzo. Hoy volvemos a recordarlo. Nos gustaría escuchar un pronunciamiento explícito de PNV, Bildu y Podemos contra estas reformas. Las condiciones de miles de trabajadoras y trabajadores en Euskal Herria dependen de cómo terminen unas reformas que a día de hoy se pueden detener y condicionar.