"EL no es la respuesta coherente como clase y como pueblo".Jose Elorrieta, ELAko Idazkari Nagusiarekin elkarrizketa. (Astekaria 150, zenbaki berezia).(Gaztelaniaz)

2005/01/25

-En su XI Congreso ELA ha aprobado una resolución contra el Tratado de la Unión Europea. ¿Se puede decir que esta resolución es la culminación de un proceso de toma de posición crítica respecto del proceso de construcción europea?
-Indudablemente nuestra posición ha ido evolucionando y creo que tal cambio es lógico. Hay que tener en cuenta que los antifranquistas veíamos Europa como una referencia de democracia y de regímenes socialmente avanzados: el llamado Estado de bienestar esa la expresión de ese modelo social. Tras la dictadura el estado español se incorporó a la Unión Europea y, desgraciadamente, la incorporación ha coincidido con cambios importantes en la propia Unión, que ha sido alcanzada de lleno por el boom neoliberal que ha seguido al fracaso y a la derrota de los regímenes del socialismo real. El modelo social europeo ha sido el primer objetivo de esta ofensiva y la clase trabajadora la primera víctima.

-¿En qué consiste el nuevo modelo?
-En el nuevo paradigma el mercado es la medida de las cosas y la obtención del beneficio se antepone a cualquier otra consideración. El papel de la política se revisa y el nuevo cometido de los gobiernos es el de establecer las condiciones más favorables para el desarrollo de los negocios. Los poderes públicos dejan de ser instrumento de redistribución de riqueza y garantes de un cierto grado de justicia social (ese "estado social" que ni los regímenes de derechas cuestionaban). Al contrario, empiezan a desmontar el "estado social" mediante políticas de reducción del gasto público y de las coberturas sociales, privatización de los servicios que puedan ser negocio, fiscalidad favorable a las rentas más altas, leyes laborales que precarizan las condiciones del empleo...

-Este modelo tiene ganadores y perdedores...
-Claro, ganan sobre todo las grandes corporaciones económicas; pierden trabajadoras y trabajadores y clases populares. La constatación de esta orientación de la construcción europea nos ha llevado a ir trabajando una posición crítica, junto con otras fuerzas y movimientos sociales, y a participar con otras fuerzas sociales en distintas movilizaciones que se han celebrado con ocasión de las cumbres de Lisboa, Bruselas, Barcelona o Niza.

-En otro orden de cosas, ¿cómo se ve el tratado desde ELA como organización abertzale? ¿Es correcta la ecuación "a más Europa menos España" y, por tanto, mayores oportunidades para la reivindicación nacional vasca?
-No es bueno confundir deseos con realidades. El Tratado de la Unión podía y debía haber recogido el derecho de autodeterminación de los pueblos, asumido en los pactos internacionales suscritos por los estado miembros de la UE. Sin embargo, no ha querido hacerlo; es más, ha establecido el principio de que las reivindicaciones de los pueblos sin estado son cuestiones internas, que los estados podrán gestionar según su criterio y en las que el resto de los estados y, naturalmente, las instituciones europeas se comprometen a no inmiscuirse. Por tanto, no sólo no se avanza sino que incluso se retrocede. Se puede decir que respecto de nuestra reivindicación nacional el Tratado no es más Europa, sino más España y más Francia.

-Muchos plantean que la única respuesta posible al Tratado desde posiciones progresistas es la del sí.
-Es una forma de pensamiento único que ha calado incluso en sectores sindicales: hay que decir que sí porque, si no, será aún peor. Es un planteamiento con el que no estamos en absoluto de acuerdo. Yo pienso que cuando los que mandan consigan que interioricemos la resignación estaremos perdidos. La única forma de obligarles a cambiar, de influir realmente para que las cosas cambien, es el plantar un STOP, un "hasta aquí hemos llegado"; es el único mensaje que van a entender y que va a entender la sociedad europea.

-Por lo tanto no estás de acuerdo con el "sí crítico".
-Para mí el "sí crítico" es un espaldarazo para que los que han hecho las cosas mal, a espaldas y contra los intereses de tanta gente, sigan actuando de la misma forma. Por otra partes estoy convencido de que el referéndum sobre el Tratado nos pone en bandeja a los trabajadores y trabajadoras de Euskal Herria la ocasión de hacernos oír como clase y como pueblo. Es una ocasión que no podemos desaprovechar. Por eso llamamos a participar en el referéndum y a votar NO.

-¿No temes que se os tache de antieuropeístas?
-Porque somos europeos y europeístas encendemos la alarma sobre lo que está pasando. Estamos por una Europa que tenga una orientación social y democrática, y nos encontramos con un Tratado que refuerza la primacía del mercado y respalda el autoritarismo de los estados ante conflictos nacionales. Pienso que el NO es la respuesta europeísta coherente.