Ez dago aitzakiarik Garoña ez ixteko (iritzia)
La central nuclear de Garoña no es un tema novedoso, pero en los últimos meses ha vuelto a cobrar actualidad.
Recientemente se han hecho muchas reflexiones sobre la energía nuclear, y no nos faltan razones para posicionarnos en contra. Como ya hemos apuntado en anteriores números, es insegura, cara y sucia, acelera el cambio climático y agudiza la dependencia energética; y, sobre todo, no es necesaria. En el caso concreto de Garoña, además, la central se encuentra en mal estado. En las últimas semanas se han efectuado paradas por defectos de funcionamiento, y las renovaciones necesarias para la ampliación de la concesión se están retrasando. La central tiene graves problemas de estructura y de seguridad.
En consecuencia ELA pidió el cierre de la central en todos los foros y movilizaciones organizados a tal fin.
El 5 de julio finalizaba el tiempo de concesión, y había que tomar una resolución: cierre de la central o ampliación de la concesión de actividad. El informe del Consejo de Seguridad Nuclear remitido al Gobierno da viabilidad a la continuación de la actividad en la central, siempre y cuando se lleven a cabo las mejoras requeridas en un informe anterior.
Hay que señalar que el citado consejo está compuesto por técnicos nombrados por políticos, con lo que la credibilidad y profesionalidad de sus dictámenes queda en entredicho.
Si la conclusión del informe hubiese sido negativa, habría tenido fuerza vinculante; pero en este caso el Gobierno podía tomar la decisión que quisiera: favorable a las personas y el medio ambiente o, por el contrario, favorable a la continuación de producción de beneficios para los dueños de la central. A fin de cuentas, se trataba de una decisión política.
Por otra parte, los únicos beneficiarios de la actividad nuclear, las empresas eléctricas y los medios de comunicación afines, hicieron mucha presión a favor del alargamiento de la vida de la central.
Al final, parece que todas esas presiones obtuvieron su resultado, y el 3 de julio se dio a conocer la resolución: La actividad de Garoña se prolonga cuatro años más, hasta 2013.
Tan pronto se conoció la noticia, ELA hizo públicas sus conclusiones. En primer lugar, tenemos que decir que Zapatero no tiene intención de cerrar Garoña, lo ha dejado bien claro con la decisión de prorrogar cuatro años la vida de la central. No es creíble que en 2013 deje de funcionar, porque otro gobierno estará en el poder, y no estarán obligados a respetar esta resolución; además puede que sea otro partido el que esté en el próximo gobierno, y puede tomar una decisión en sentido contrario.
En este contencioso el poder político ha cedido ante el económico. La resolución de prolongar la actividad de esa central contaminante y peligrosa ha dado la victoria a Endesa e Iberdrola, y la derrota a la mayoría de los ciudadanos y al medio ambiente. Denunciamos desde aquí la tan manida justificación de salvar los puestos de trabajo, ya se sabía que la fecha de finalización sería el 5 de julio de 2009 y los responsables de impulsar el desarrollo de la zona no han hecho nada por ello. La inoperancia institucional no puede servir de justificación para la permanencia de una central nuclear.
ELA quiere subrayar que en este asunto no se ha respetado la voluntad de la ciudadanía, que ha quedado bien patente en todas las movilizaciones que se han celebrado pidiendo el cierre de la Central de Garoña.
A pesar de que la prolongación de actividad de Garoña evidencie la voluntad del Gobierno, nosotros debemos seguir exigiendo, hoy más que nunca, una apuesta decidida por las energías renovables y por el abandono definitivo de la energía nuclear. Sólo una estrategia así nos ayudará a luchar contra el cambio climático, y además a menores costes. Digan lo que digan los defensores de la energía nuclear, es perfectamente posible obtener toda la energía que consumimos a partir de fuentes renovables. Por tanto, no hay excusa que valga para prolongar la vida de ninguna central nuclear.