Por nuestro bien (Testua gaztelaniaz)
El gran argumento del sistema neoliberal para legitimarse ante la sociedad sobre la que se impone y ganar, si no su adhesión, sí al menos su resignación, es el de que sus recetas, por amargas que sean, son las únicas posibles. De ello nos convencen dirigentes políticos y económicos promotores y gestores del sistema, en definitiva y la mayoría de medios y creadores de opinión, igualmente al servicio del sistema.
Bernard Cassen, director de Le Monde Diplomatique y miembro de Attac- Francia, pone la crisis de los sistemas públicos de pensiones basados en el reparto como ejemplo de esa capacidad de manipulación. El discurso neoliberal parte de una verdad: El envejecimiento progresivo afecta a la relación entre el número de activos y de no activos. Es verdad también que ello exige revisar la financiación de los sistemas públicos.
Sobre estas dos verdades se monta la mentira de que sólo hay una solución: retrasar la jubilación, reducir los regímenes de reparto, basados en la solidaridad intergeneracional, y fomentar los regímenes de capitalización (fondos de pensiones) basados en el ahorro personal de los que pueden permitírselo.
Lo cierto es continúa Cassen que el aumento de la productividad puede compensar en términos de riqueza la peor relación activos/inactivos, y que la reforma de la financiación de los sistemas públicos puede aumentar progresivamente las cotizaciones de asalariados y empresarios y contemplar un mayor equilibrio entre cotizaciones y rentas financieras de las empresas.
Pero esta alternativa se oculta, ya que de lo que se trata es de recortar cotizaciones patronales y extender los fondos privados como garantía ante la crisis de los sistemas públicos. También se oculta que las garantías del sistema privado (recuérdense escándalos tipo Enron o la ruina de fondos de pensiones británicos) son mucho menores que las ventajas que los fondos ofrecen a gestores, bancos y compañías de seguros.
En definitiva, pretenden que los fondos de pensiones se conviertan en un nuevo y poderoso sistema de redistribución de la riqueza a favor del sistema financiero, en detrimento de la clase trabajadora. Y que las víctimas del expolio creamos que es por nuestro bien.
G.K.