La letra pequeña del tipo mínimo del 15% en el impuesto de sociedades

22/10/2021
El acuerdo de los presupuestos para el año 2022 entre el gobierno de coalición incluye un tipo mínimo en el Impuesto de Sociedades del 15%. Sin embargo, es necesario explicar qué hay detrás de esta propuesta, dado que su impacto va a ser limitado.

El PSOE y Unidas Podemos han acordado una reforma del Impuesto de Sociedades que se incluirá en el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2022. Se pretende de esta manera establecer un tipo mínimo del 15% en este impuesto, en línea con las tesis que están planteando las principales potencias económicas, lideradas por Joe Biden. Sin embargo, la propuesta para el estado español difiere en algunos aspectos de la propuesta de la OCDE y se espera que su impacto sea mínimo en la recaudación.

Y es que, a diferencia de lo que propone la OCDE, el tipo mínimo se calculará sobre la base imponible del impuesto y no sobre los beneficios de las empresas. Como ya analizamos en nuestro “Informe sobre la fiscalidad de HEH: la necesidad urgente de una reforma justa”, la agencia tributaria dispone de dos metodologías para el cálculo del impuesto. La primera de ellas se calcula sobre el beneficio contable de la empresa. Sin embargo, la propuesta del Gobierno utiliza la segunda metodología que consiste en aplicar ese tipo mínimo del 15% pero sobre la base imponible, que es el resultado de los beneficios contables, pero minorado por las reducciones, deducciones y desgravaciones que contempla el Impuesto de Sociedades. Es decir, si el cálculo se realiza sobre la base imponible, el resultado del tipo efectivo sería mayor que si se hiciera con el beneficio contable.

 

Según los datos de la Agencia Tributaria, durante los últimos 5 años las empresas han pagado por el Impuesto de Sociedades una media de cerca del 21% de sus bases imponibles, pero únicamente cerca de un 9% de sus beneficios contables. Es por esta razón por la que la propuesta del tipo mínimo del 15% no va a tener apenas impacto en la recaudación por el Impuesto de Sociedades, porque la inmensa mayoría de empresas ya tributan por encima de ese tipo mínimo si se calcula sobre la base imponible. La propia vicepresidenta primera de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha manifestado que “no supone un cambio significativo de nuestro sistema fiscal”.

En los años 80, el tipo nominal medio del Impuesto de Sociedades en Europa se situaba en torno al 50% de media, mientras que hoy se sitúa en el 22,5%. Pero, como hemos podido observar, estos porcentajes no se aplican a los beneficios empresariales. La propuesta no va a poner remedio a la injusta carga fiscal que existe en el estado español. Según el reciente informe “Taxation Trends in the European Union“ elaborado por la Comisión Europea, España es el veinteavo país (de veintisiete) en recaudación de Impuesto de Sociedades, con una recaudación en el año 2019 de 2,1% del PIB, mientras que el IRPF y el IVA supusieron un 8% y un 6,5% respectivamente. La media Europea en recaudación de Sociedades fue un 28% superior a la del estado español.

Si analizamos el Impuesto de Sociedades en nuestro territorio, es en Bizkaia donde disponemos de mayor información desagregada. A pesar de que existe un tipo general del 24% sobre la base imponible, existen deducciones que permiten su disminución, por ejemplo, la compensación con resultados negativos de otros ejercicios, la inversión en I+D o la doble imposición para aquellas empresas que operan también en el extranjero. Esto supone que si calculáramos lo que pagan las empresas respecto a sus beneficios y no sobre su base imponible, las empresas de Bizkaia pagan el 8,3% de sus ganancias. Esto está muy lejos del 20% de Impuesto de Sociedades que dicen pagar y más lejos aún del 24% del tipo general.

Desde ELA hemos propuesto en numerosas ocasiones que se eliminen las deducciones e incentivos fiscales en el Impuesto de Sociedades y que se establezca un tipo mínimo del 25% sobre el beneficio contable de las empresas y no sobre la base imponible. Sin embargo, a pesar de que la crisis del COVID-19 parecía haber provocado un replanteamiento del sistema fiscal, nada hace presagiar que los nuevas reformas fiscales vayan a traer consigo un mayor y justo reparte de la riqueza.