La falta de trabajadoras de la limpieza pone en peligro la salud de las y los usuarios de la residencia Jose María Azkuna de Zornotza

Durante los últimos años, años anteriores a la pandemia, el servicio de la limpieza venía adquiriendo cada vez más funciones y sufriendo recortes en el tiempo destinado a la mismas. Esto se traduce en lo siguiente: cada vez menos tiempo y más trabajo, lo que afecta directamente a la calidad del servicio y a la atención a los residentes. Las cargas de trabajo se traducen en 24 segundos para cada metro cuadrado, a los que hay que restar el tiempo necesario para la atención a las incidencias de los residentes, las desinfecciones y limpiezas generales por cambios de habitación y las medidas contra el Covid-19 (desinfección de manillas, interruptores, felpudos, ventilación y un largo etc. ). Pese al aumento de la carga de trabajo y asumir nuevs responsabilidades, ni ha habido nuevas contrataciones, ni se han ampliado las jornadas para poder hacer frente a la carga extra de trabajo derivada de la pandemia.
Las trabajadoras no han tenido más remedio que denunciar la situación tanto en los juzgados como en las huelgas convocadas por ELA –17 de noviembre, 26 de enero y 4 de marzo– exigiendo la publificación del servicio. Mientras la gestión de las residencias esté en manos de empresas privadas seguirá supeditada a que estas últimas obtengan el máximo beneficio económico.
Con respecto a la demanda judicial, el juez resolvió que esas funciones no corresponden a las limpiadoras y por ello no tienen las obligaciones de llevarlas a cabo. En respuesta a esto, tanto la residencia como la empresa que se encarga del servicio de limpieza, Clymagrup, han comenzado a tomar represalias. Han despedido a dos trabajadoras a jornada completa y han reducido el horario de todas y cada una de las demás trabajadoras. Esto se traduce en 130 horas y 33 minutos menos de limpieza a la semana, 104 horas y 33 minutos menos de lo que exigía la residencia vía pliego en el 2015.
En esta coyuntura las empresas deciden que sobran más de la mitad de las horas destinadas a la limpieza del centro. Todo esto en medio de una pandemia y en un centro donde residen las personas más vulnerables al virus. Esto es una autentica salvajada; en nombre del orgullo y del beneficio empresarial los residentes están en verdadero peligro.