Asia y África son los mayores vertederos de los países desarrollados

En 2017 se importaron 14 millones de toneladas de residuos plásticos, la mitad acabaron en China. Pero en el 2018 China prohibió la importación de varios tipos de residuos, entre ellos los residuos plásticos. Otros países asiáticos le siguieron imponiendo este tipo de restricciones a los residuos plásticos. Y ahora ha empezado a devolver estos residuos a los países de origen como España, Canadá o Arabia Saudí.
En teoría, estos desechos plásticos que se envían desde los países desarrollados son para reciclar y en las naciones en desarrollo se pagaba por ellos al poder sacarle rendimiento; en la práctica, según los Gobiernos asiáticos y las ONG, solo una parte pequeña de lo que les llega se puede recuperar. El resto acaba en vertederos, incinerado y dañando tierras y mares contribuyendo a una de las grandes plagas de nuestro tiempo: la contaminación por plástico.
Según el ministro de Medio Ambiente malayo Yeo Bee Yin “Con la excusa del reciclaje se comercializa con residuos. La realidad es que los países más ricos se quitan de encima su basura en los países más pobres. Nos exigen reducir la contaminación atmosférica generada por quemar sus residuos. Tenemos ríos contaminados y vertederos ilegales”.
Ahora Estados Unidos, la Unión Europea, Australia o Canadá están buscando otros destinos para sus residuos. Pero también algunas ciudades asiáticas como Shanghai o Singapur, que viendo el problema que tienen con la generación de residuos, y el no poder exportarlos, han puesto en marcha ambiciosos planes de reciclaje.
La generación de residuos es un problema transversal, no es de países ricos o pobres. El modelo de consumo, y el uso masivo del plástico, está generando problemas en todo el mundo. Y acabada la vía de la exportación a otros países, hay que poner remedio al problema en el lugar donde se producen todos esos residuos.
La verdad es que no todos los residuos plásticos que echamos al contenedor amarillo se pueden reciclar. Y acaban en estos países que sufren sus consecuencias cuando la responsabilidad no es suya. Es importante reciclar, pero más importante es reducir los residuos que generamos.
Desde 2011, todos los años se pone en marcha una campaña a nivel mundial en el mes de julio (Plastic Free July), que nos reta a vivir un mes sin plástico, o al menos a hacer el esfuerzo de limitarlo al mínimo posible. Si aceptamos el reto, veremos de que manera nos rodea el plástico. Este reto puede ser el primer paso para empezar a reducirlo. ¿Te unes al reto?