El cambio climático alcanza nuevos récords en 2019

La crisis sanitaria del coronavirus debe llevar a replantearse de forma radical el modelo de producción, distribución y consumo que rige el sistema capitalista en el que nos planteamos, para poner la sostenibilidad de la vida en el centro. Los datos de 2019 muestran que la dinámica es insostenible:
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2019 terminó con una temperatura media mundial 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Los datos confirman lo que los científicos habían advertido, que el 2019 fue el segundo año más cálido del que se tienen datos desde que se realizan mediciones. El período de 2010 a 2019 ha sido la década más cálida jamás registrada. A partir de los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más cálido que todos los anteriores desde 1850. Y dado que las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento continuará.
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El calor excesivo también está entrando en el mar. Los océanos absorben más del 90% del calor que está atrapado por los gases de efecto invernadero. El calentamiento de estas aguas conlleva repercusiones generalizadas para el sistema climático y contribuye en más de un 30% a la subida del nivel del mar a raíz de la expansión térmica del agua marina. Asimismo, altera las corrientes oceánicas y modifica la trayectoria de las tormentas y provoca la fusión de las plataformas de hielo flotantes.
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La salud de las personas y los sistemas sanitarios también están pagando cada vez un precio más alto a causa de las condiciones de calor extremo. En 2019, las altas temperaturas que se registraron en Australia, India, Japón y Europa batieron todos los récords y afectaron negativamente a la salud y el bienestar de la población. A su vez, en Japón, una intensa ola de calor provocó más de 100 víctimas mortales y 18.000 ingresos hospitalarios adicionales. En Francia, se registraron más de 20.000 visitas a urgencias para tratar dolencias relacionadas con el calor entre junio y mediados de septiembre, y durante dos importantes olas de calor se produjeron 1462 muertes en las regiones afectadas.
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La variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos figuran entre los factores más importantes que han propiciado el reciente aumento del hambre en el mundo y son una de las causas principales de las graves crisis alimentarias. Tras una década de reducción constante, el hambre repunta. Más de 820 millones de personas la padecieron en 2018. De los 33 países afectados por crisis alimentarias, en 26 de ellos la variabilidad climática y los fenómenos meteorológicos extremos fueron, junto con las perturbaciones económicas y las situaciones de conflicto, factores que agravaron la situación. Y en 12 de esos 26 países, los aspectos climáticos y meteorológicos señalados fueron la causa principal de la crisis.
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Entre enero y junio de 2019 se contabilizaron más de 6,7 millones de nuevos desplazamientos internos en el mundo debidos a desastres, entre los que cabe destacar fenómenos hidrometeorológicos.
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En Australia, la temporada de incendios fue excepcionalmente larga e inclemente a finales de 2019, y se sucedieron grandes focos de llamas hasta bien entrado el mes de enero de 2020. A principios de este año, se habían notificado 33 víctimas mortales y la destrucción de más de 2000 viviendas, mientras que la superficie total calcinada en Nueva Gales del Sur y Victoria se había cifrado en aproximadamente 7 millones de hectáreas.
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En 2019, la actividad en cuanto a ciclones tropicales estuvo por encima de la media en todo el mundo. En el hemisferio norte se produjeron 72 ciclones tropicales. Por su parte, la temporada 2018-2019 en el hemisferio sur también superó los registros medios, al formarse 27 ciclones. Aunque no se puede afirmar que los eventos climáticos extremos son consecuencia directo del cambio climático, si está claro que son agravados por este debido al aumento de las temperaturas terrestres y marinas.
Estos nuevos datos son de lo más alarmantes. Cada año que pasa la situación es peor. Este informe sobre el Estado del Clima Mundial demuestra que el cambio climático es un problema global que afecta directamente a todo el mundo. Y aunque la responsabilidad es diferenciada, los mayores emisores de gases de efecto invernadero no lo asumen y condenan a otros países con menos recursos a sufrir todas estas consecuencias. ¿Hasta cuándo?