La factura de la electricidad. Esa gran desconocida! (y no por casualidad)

¿Sabíais que, en general, el precio de la electricidad consumida en la industria es inferior a la consumida en las viviendas? ¿Que consumir menos electricidad se penaliza con precios mayores de dicha electricidad?
La factura eléctrica del estado español tiene una estructura compleja, que de forma simplificada se podría representar con el esquema adjunto.
La factura eléctrica tiene dos componentes básicos, que denominamos término de energía, y término de potencia. El término de energía es la energía eléctrica consumida en el período de facturación. Dentro de este componente el consumidor paga el coste directo de la electricidad, pero hay que sumar, también, otros costes indirectos como el pago por capacidad, o el coste del régimen retributivo a la electricidad renovable, la cogeneración y la valorización energética de residuos. El otro componente, el término de potencia, es la potencia contratada por el consumidor, y sirve para retribuir otros costes indirectos del sistema, como los costes de las redes de transporte y distribución, el funcionamiento del operador del sistema, o el margen de beneficio de la comercializadora. A todo esto se le suma el impuesto eléctrico —uno de los denominados impuestos especiales—, y el IVA.
La factura eléctrica nunca es cero, ya que el consumidor siempre debe pagar, como mínimo, los costes indirectos que se calculan según la potencia contratada —el término de potencia—, y los impuestos correspondientes.
Otra injusticia es el precio al que paga cada usuario la electricidad. El precio de la electricidad consumida en la industria es, en general, inferior a la consumida en las viviendas y el coste de la electricidad disminuye significativamente al aumentar el consumo. En los consumos domésticos, el precio en la banda de consumo inferior duplica al precio en la banda de consumo más alta. Es decir, que consumir menos sale más caro que consumir más! Y en los consumos industriales esta diferencia se cuadruplica.
¿Y qué ocurre en otros países europeos? Los costes de la electricidad para las bandas de consumo más reducido son significativamente mayores en el estado español que en la Unión Europea (UE27). Aunque en la UE27 el precio de la electricidad también disminuye al aumentar el consumo, especialmente en el caso de los consumos industriales.
En conclusión las subidas de hasta el 70% que hemos sufrido estos últimos años no han servido para que revierta el carácter regresivo de la estructura tarifaria que tenemos. Sigue desincentivando el ahorro energético y la mejora de la eficiencia energética, penalizando a los pequeños consumidores. Por eso ELA exige a las grandes empresas eléctricas, y a los sucesivos gobiernos que las benefician, que tome medidas para cambiar la estructura de la factura, para que no sea regresiva socialmente, para hacer frente a la pobreza energética que sufre cada vez más gente y para que sea un sistema más justo y accesible para toda la ciudadanía. Porque la energía es un derecho y no un privilegio.