Nunca se debería haber permitido el uso del glifosato

06/05/2019
Europa pone en duda el glifosato, el plaguicida de Monsanto, después de que Francia lo prohíba cautelarmente, pero es que ya se sabía que era una sustancia tóxica que causa cáncer, entre otras muchas consecuencias muy graves tanto para la salud como el medio ambiente.

En todo el mundo se utilizan toneladas de glifosato en tierras de cultivo, parques, incluso en los jardines de nuestras casas. Cuando se utiliza en la tierra se filtra y llega hasta el agua. Esta sustancia permanece en la tierra y en el agua metiéndose en la cadena alimentaria y acabando en nuestros platos y vasos, y finalmente en nuestros cuerpos.

La OMS, la Organización Mundial de la Salud, ha calificado el glifosato como sustancia probablemente cancerígena. También hay estudios que concluyen que afecta a la reproducción. Las personas potencialmente en riesgo son las personas que se dedican a la agricultura, las que viven cerca de las tierras de cultivo, y los fetos y los menores de edad. Además de estos grupos de riesgo, todas las personas estamos expuestas al glifosato a través de la alimentación. También tiene efectos negativos en el medio ambiente. Contamina los suelos y el agua, y reduce la biodiversidad.

El uso del glifosato está permitido en Europa desde hace años. Incluso en 2017 se prorrogó el permiso hasta el 2022. Pero ahora un tribunal francés ha anulado la comercialización del Roundup (marca comercial de Monsanto para el glifosato), sentenciando que se tiene que considerar una sustancia potencialmente cancerígena peligrosa para las personas. La sentencia también recoge que la agencia francesa encargada de la seguridad sanitaria de la alimentación se equivocó en cuanto al principio de precaución cuando lo autorizó. En Estados Unidos ya hay sentencias que aseguran que Monsanto actuó de mala fe y que su herbicida ha causado graves enfermedades. Hay más de 10.000 demandas parecidas en los tribunales.

El Parlamento europeo también se ha pronunciado. Piden los eurodiputados que no se usen plaguicidas cerca de guarderías, parques, escuelas u hospitales. A su vez, reclaman un sistema de vigilancia posterior a la comercialización para poder ver los efectos de estas sustancias en la salud y en el medio ambiente.

Pero, ¿no hubiera sido mejor poner las plaguicidas, los herbicidas y el glifosato en duda hace muchos años cuando se permitió su comercialización a la empresa Monsanto? Estudios que consideran estas sustancias cancerígenas existen desde antes. Según el Principio de Precaución, en Europa la empresa productora de este tipo de sustancias debe probar que es inocuo para poder comercializarlo. Ahora ya es demasiado tarde. Está probado que son cancerígenos porque la gente está enferma. Si están tan preocupados, ¿por qué todavía no los han prohibido?