Soberanía alimentaria: por salud, medio ambiente y mejores condiciones de trabajo (opinión)

24/02/2011

La crisis que hoy padecemos los trabajadores, sin haberla provocado, no tiene sólo secuelas de carácter económico, sino que también ha tenido una marcada influencia en la sociedad y en el medio ambiente. Como consecuencia del ataque dirigido a los derechos y condiciones de los trabajadores, tenemos que padecer ahora un sin número de recortes de los servicios públicos, la expoliación de los recursos naturales y abundantes casos de contaminación y daños en el medio ambiente.

Algunos de estos fenómenos ya los venían padeciendo los agricultores, entre otros colectivos, desde antes de la crisis “oficial”. La crisis ha agudizado los problemas de su situación, y en Euskal Herria ha llevado el sector al borde de la extinción.

El modelo de agricultura local y tradicional ha sucumbido ante el empuje del sistema agro-alimentario global, que ha impuesto un modelo intensivo e industrial. El objetivo del nuevo modelo es producir lo más barato posible, sin tener en cuenta la calidad del producto, ni las condiciones de vida y salud del mundo rural. Los productos obtenidos según el nuevo sistema tienen que recorrer miles de kilómetros hasta llegar a nuestras manos, debido a que se producen en países en vías de desarrollo, donde la mano de obra es más barata y la normativa medioambiental más permisiva. El transporte desde sitios tan lejanos produce importantes emisiones de gases de efecto invernadero, con lo que se agrava el problema del cambio climático.

Las políticas agrarias actuales no abordan ese problema, y defienden un sistema intensivo e industrial. En Euskal Herria se apuesta por la calidad mediante iniciativas como el etiquetado de label de calidad o de denominación de origen. Pero lo que avalan son dudosos estándares de calidad, no siempre ecológicos, y que dejan al margen los derechos y condiciones laborales.

No obstante, existen alternativas a este sistema cruel e inhumano: la soberanía alimentaria. Sus objetivos principales son garantizar la seguridad alimentaria y un modelo de calidad saludable, mediante la producción, distribución y consumo sostenibles, todo ello desde un punto de vista económico, social y medioambiental. La prioridad del citado modelo es el agricultor, que producirá y distribuirá los alimentos en circuitos locales, en contraposición con las condiciones impuestas por los mercados.

En un informe del Banco Mundial se afirmaba que los sistemas de producción agroecológicos, además de proveer de ingresos y alimentos a los campesinos, son capaces de producir excedentes para el mercado. Y que, además, resulta ser mejor garante de la seguridad alimentaria, que el sistema de producción basado en transgénicos. Un sistema local de producción agraria produce un rendimiento mayor, y como va dirigido a un mercado cercano, consume una cantidad mucho menor de combustibles fósiles. Se trata, por tanto, de un instrumento inmejorable para la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza y el hambre.

Se hace necesaria una apuesta por los circuitos locales, para así romper con el sistema agrario globalizado. Hay que evitar los intermediarios y fortalecer los lazos entre consumidor y productor, sobre bases de mutua confianza y conocimiento. Es un sistema que propicia la solidaridad entre la ciudad y el campo, que preserva el medio ambiente y el paisaje, y que garantiza al agricultor unas condiciones dignas.

Nosotros también podemos impulsar ese cambio de sistema, cambiando nuestras costumbres de compra. En nuestro entorno hay baserritarras que producen de forma sostenible: en mercados locales, en cooperativas agroecológicas, en grupos de consumo que semanalmente se comprometen a adquirir una cesta de la compra saludable... Para ello podemos dirigirnos a asociaciones de consumidores y baserritarras: EHNE, Biolur, Nekasarea, Basherri,…

ELA exige a la administración pública una legislación que favorezca a los pequeños agricultores y al comercio local. Los empleos agrarios se encuentran en serio peligro en Euskal Herria. Debemos ayudar a los baserritarras a vivir dignamente, así también colaboraremos con la protección del medio ambiente.