Concentración contra el maltrato y abandono del personal de Osasunbidea

17/02/2022
Convocadas por la Comisión de Personal de Osasunbidea se han hecho concentraciones en Pamplona, Tudela y Estella para denunciar que la plantilla está "abandonada y harta"

Nota de la Comisión de Personal de Osasunbidea:

Llevamos años arrastrando el deterioro de nuestro sistema de Salud por parte de gobiernos estatales y autonómicos de distinto signo político y, de ninguno podemos decir que haya apostado por unas medidas suficientes, decididas, ni adecuadas. Tampoco el gobierno actual.

Estamos viendo como la Atención Primaria, pieza fundamental del sistema, agoniza. La ausencia de una dimensión adecuada de la plantilla, así como la falta de implantación de nuevos perfiles profesionales, con la suficiente capacidad para atender correctamente a una población que ha ido creciendo demográficamente y que, por su envejecimiento requiere de mayores atenciones, ha llevado a su personal a la extenuación.

La ausencia de sustituciones de todo el personal, la falta de previsión en las jubilaciones, completan la foto de una Sanidad noqueada. Incluso los profesionales eligen otras Comunidades para trabajar en mejores condiciones.

La pandemia no ha hecho sino agravar y poner de relieve las carencias que ya veníamos arrastrando. También en la atención hospitalaria, donde el Covid ha evidenciado la falta de previsión de la Administración en cuanto a personal y recursos, de manera que cuando nos encontramos en medio de una nueva ola, en algunos servicios no siempre se consigue garantizar una atención y seguridad óptimas para el paciente.

Donde ha incidido en mayor medida este agravamiento generalizado de las condiciones laborales ha sido en la parte más débil, el personal contratado, que viene sufriendo una permanente inestabilidad en su trabajo con cambios radicales de turnos y destinos, lo que imposibilita la mínima conciliación familiar.

También la información a última hora de las modalidades de contratación, duración, prórrogas, etc.; la obligatoriedad de continuar con los contratos bajo amenaza de penalización (contratos de “larga duración” de 6 meses con una prórroga “corta” de 2 o 3 meses), “mareo” en el personal contratado, tanto del pool Covid como del pool estructural, a la hora de ubicar al personal en una Unidad.

Incluso se han producido retrasos en el pago de las nóminas y además lo que es común a toda la plantilla, la denegación de vacaciones o confirmación de las mismas en el último momento.

No nos podemos olvidar tampoco de la plantilla fija, soportando los continuos cambios de personal y realizando una y otra vez formación a los y las compañeras que aparecen en las diferentes unidades y servicios, siendo también victimas del sistema.

Todo esto se suma a unas deficiencias que con carácter genérico vienen afectando a la plantilla, como son los distintos sistemas de ingreso, la injusta compensación por la exposición a riesgos, la discriminación en los complementos por trabajo en festivos, nocturnidad y turnicidad, los festivos realizados en días especiales y la necesidad de actualizar las clasificaciones profesionales.

También, la falta de acceso de una gran parte del personal a la carrera profesional o la enorme pérdida de poder adquisitivo, que lejos de reducirse se ha visto aumentada con el miserable incremento salarial de un 2% cuando el IPC está en el 6% y que ha supuesto la última bofetada para un personal que se está dejando la piel en su atención a la población.

Y ello ocurre con la inacción o la connivencia de nuestros dirigentes, con la excusa permanente de una falta de financiación y mientras nuestro consejero de Función Pública anticipa que cuando haya nuevos fondos no contempla mejorar la situación de los profesionales del SNS-O.

La gota que colma el vaso, el nuevo desprecio a todo el colectivo de trabajadores de salud que, conocedores de todas las deficiencias antes descritas, consideran los nuevos presupuestos para este año un auténtico insulto, menosprecio y una declaración de intenciones que no podemos consentir.

Abandonados y hartos, sí, ni más ni menos.