ELA exige al gobierno de Rusia parar la guerra y urge a la negociación y a la vía diplomática para superarla

ELA considera que ante el sinsentido de esta guerra tienen que imponerse soluciones políticas. La construcción y consolidación de la paz entre los pueblos requiere de voluntad y de diálogo. Urge dar centralidad a la diplomacia y a los acuerdos políticos para garantizar el fin de la guerra. El respeto a los derechos de los pueblos y a los derechos humanos debe prevalecer siempre. La invasión y ocupación del territorio ucraniano debe terminar y es preciso dar paso a la negociación política.
ELA rechaza absolutamente la decisión unilateral e ilegítima del Gobierno de Rusia de invadir Ucrania, y exige la inmediata paralización de la guerra, que es algo innegociable. Además de eso, el sindicato rechaza el intento de los gobiernos y los medios de comunicación dominantes de ocultar los antecedentes que han contribuido a este escenario, como son, entre otros, el incumplimiento de los acuerdos tras la disolución de la URSS, el golpe de estado del 2014 en Ucrania, la política autoritaria y antirrusa de los gobiernos ucranianos o la guerra abierta en los territorios del Donbass.
No debe ocultarse tampoco la responsabilidad de la OTAN en este conflicto. En las últimas décadas, esta alianza sólo ha contribuido al aumento de la tensión mediante su expansión militar. La exigencia por parte de Rusia de un espacio de seguridad había sido asumida en el ámbito internacional. Por ello, dar marcha atrás en la expansión de la OTAN por los países colindantes con Rusia debe ser uno de los puntos ineludibles de la negociación política.
Debe respetarse igualmente el derecho a la libre determinación de los pueblos, también dentro de Ucrania. Ni la imposición militar, ni el dogma de la integridad territorial deben impedir que, de manera libre, pacífica y democrática, los pueblos elijan su articulación interna y su lugar en el concierto internacional. Debemos recordar que los territorios del Donbass llevan años enfrentándose a un conflicto, deliberadamente olvidado por Occidente y por Europa, que ha costado ya la vida a más de 10.000 personas.
ELA denuncia la deriva militarista que están llevando a cabo los gobiernos de la Unión Europea y la misma UE. Tampoco comparte las sanciones económicas que agravarán el sufrimiento de las clases populares y la clase trabajadora, incrementado su pobreza y vulnerabilidad. Ni tampoco acepta la doble vara de medir que están aplicando los gobiernos europeos ante los distintos conflictos existentes en el planeta.
Ante la gravísima desinformación a que asistimos, ELA reivindica libertades básicas como la libertad de prensa y la de manifestación. El conjunto de la sociedad necesita conocer los hechos, así como los contextos, las causas y las consecuencias de los conflictos. Las coacciones por parte de los gobiernos contra los medios y periodistas no afines son inaceptables. Exigimos, por ello, la inmediata puesta en libertad del periodista vasco Pablo González, detenido en Polonia. Asimismo, denunciamos la represión y detención de miles de personas en Rusia que protestan contra la guerra durante estos días. El compromiso y la determinación pacifista de estas personas y grupos supone un mensaje de esperanza y una referencia fundamental para la resolución de estos conflictos.
ELA, por tanto, reitera su llamamiento frenar la escalada militar procediendo al cese inmediato de las hostilidades. Debe ponerse fin a todas las injerencias externas en Ucrania. No podemos asumir como natural que las grandes potencias establezcan mediante la violencia militar y económica lo que llaman sus “áreas de influencia”. Por ello, todos los actores implicados en el conflicto deben poner freno a las acciones armadas e iniciar procesos reales de diálogo.
Es preciso detener la guerra en Ucrania, así como otros muchos conflictos armados olvidados, como los que se están librando en Yemen, Siria, Etiopía, Sahara Occidental o Palestina. La humanidad debería centrar todos sus esfuerzos en hacer frente a los grandes desafíos civilizatorios a que nos enfrentamos, como el del cambio climático, generado por la acción humana, y las enormes desigualdades, en lugar de empecinarse en la guerra.