Huelgas en la educación pública: Aún así, ¡Luchar merece la pena!

12/05/2025
Miren Zubizarreta - ELA Educación
Es momento de conclusiones en la Educación Pública, y también de aclarar cuestiones calladas por el bien de la huelga. En ELA empezamos hace un año a hacer asambleas en las escuelas, a compartir la lectura del sindicato, a recoger necesidades y a reunir firmas en favor de un ciclo de movilizaciones. Las relaciones con el resto de sindicatos y las huelgas vinieron después. Los contenidos mínimos que compartimos entonces con las plantillas no los hemos conseguido del todo y, sin embargo, luchar merece la pena.

Nos hemos acostumbrado al autoritarismo del Gobierno Vasco, no así a la actitud que Steilas y LAB tuvieron cuando comenzamos a organizar las movilizaciones. Nos traían propuestas cerradas y trabajadas conjuntamente. No dejaban otra opción que aceptar lo impuesto en aras de las movilizaciones o trasladar los desacuerdos a los trabajadores y trabajadoras. Y, sin embargo, luchar merece la pena.

Para superar la desconfianza entre los sindicatos, propusimos al resto de sindicatos concretar totalmente las reivindicaciones y acordar los logros imprescindibles para la firma. Ese consenso debía servir para construir confianza entre sindicatos y para que las plantillas tuvieran claro desde el principio por qué iban a pelear, así nos lo han pedido también en las asambleas. Steilas y LAB prefirieron tener reivindicaciones generales e indefinidas, para después poder valorar lo que es bueno o malo sin un mínimo compromiso previo con las plantillas. Pretendieron prohibirnos hablar en asambleas fuera de un guión cerrado por su parte. En algunos momentos hemos sentido que necesitaban la sigla de nuestro sindicato para representar la unidad sindical, para que luego gestionaran la negociación a su antojo. Y, sin embargo, luchar merece la pena.

El ejemplo extremo lo tuvimos el 24 de marzo. En la mesa de negociación ELA y CCOO estuvimos mirándonos a la cara durante muchas horas (porque no había nadie más en la supuesta mesa de negociación), mientras hasta las dos de la mañana Steilas y LAB negociaban a escondidas con el Departamento. ELA también convocaba la huelga al día siguiente, pero no nos dieron ninguna explicación. Parecía que nuestra única misión era hacer uso de nuestra capacidad de huelga para que pudieran negociar sin tenernon en cuenta. Nos utilizaron. Es habitual que haya reuniones bilaterales con las patronales, pero nunca habíamos recibido un trato de este tipo, ni se le había dado a las plantillas este trato, en vísperas de una huelga. Y, sin embargo, la huelga merece la pena.

ELA estableció desde el principio cuatro prioridades: situar la temporalidad real por debajo del 8%, reducir las cargas de trabajo mejorando ratios y haciendo frente a la burocratización, recuperar el poder adquisitivo y mejorar la salud laboral frente a los riesgos psicosociales. En concreto, salvando las distancias, solicitamos lo que ELA acordó en la cocina y la limpieza de la educación pública . El acuerdo no responde a esas priodridades, y, sin embargo, luchar merece la pena.

El resto de sindicatos y el Departamento vasco de Educación han acordado hacer una trampa estadística para ocultar la temporalidad y han hecho desaparecer las personas eventuales que, a su juicio, no son estructurales, aunque suponen alrededor del 25% de la plantilla. Se ha pactado un cambio puramente estético de ratios, con la reducción de un alumno en toda la primaria y en infantil cuando se crean grupos de edades diferentes, y a falta de medidas concretas para hacer frente a la burocratización, se ha creado una comisión; eso sí, se ha conseguido reducir el número de horas lectivas. Además de los incrementos salariales impuestos por Madrid para el profesorado, por primera vez en 15 años habrá incrementos adicionales, pero la recuperación del poder adquisitivo no se ha dado y en los próximos años no se ha garantizado que no se vuelva a perder más. Y las medidas para mejorar la salud laboral han sido muy superficiales, 14 técnicos de prevención seguirán trabajando para atender a más de 27.000 personas. ELA no ha firmado el acuerdo porque faltan estos contenidos y el profesorado ha demostrado que estaba dispuesto a seguir luchando. Y, sin embargo, luchar merece la pena.

La lucha merece la pena. Porque por primera vez en los últimos 15 años hemos conseguido cambiar la propuesta de condiciones de trabajo que el Departamento de Educación ha querido imponer y les hemos obligado a negociar de verdad. Ha merecido la pena porque ha habido algunos logros parciales, pero no hay acuerdo histórico. En ELA nos enorgullece haber dado lo mejor para que sea una lucha memorable. Los trabajadores y las trabajadoras también tienen motivos de orgullo, porque la lucha en muchas escuelas ha servido para reforzar la organización de las plantillas, y eso puede servir para seguir luchando escuela a escuela. ELA está dispuesta a colaborar en las luchas por hacer frente a los problemas que se plantean en las escuelas, además del debate de las condiciones de trabajo ELA está dispuesta a luchar por cambiar el modelo de educación segregadora, por hacer frente a la mercantilización de las escuelas, por avanzar en la euskaldunización del alumnado, por luchar por una digitalización a favor del alumnado y el profesorado... Porque aunque los trabajadores y las trabajadoras merecían seguir luchando y ELA considera que esta lucha merecía un final mejor, la lucha ha merecido la pena, y las siguientes luchas la merecerán aún más.