¿Un Pacto de Cuidados para desactivar la Huelga Feminista?

26/02/2024
Leire Gallego (Responsable del área de Género de ELA)
El pacto de cuidados promovido por Gobierno Vasco, Diputaciones y algunos ayuntamientos es un acto de propaganda para perpetuar un modelo privatizador y precarizador, contrario a un modelo de cuidados público y comunitario. ELA reclama un sistema de cuidados público, universal, gratuito, de calidad y corresponsable.

La consejera de Igualdad del Gobierno Vasco, Nerea Melgosa, ha declarado que este pacto no propone una remodelación del sistema, sino que pretende poner encima de la mesa el trabajo que se está haciendo en materia de cuidados, con 14 supuestos compromisos, pero sin contenido alguno. El texto de ese pacto de cuidados incluye frases como “seguir impulsando” o “seguir aplicando medidas…” pero no especifica ni cómo, ni cuándo, ni con qué financiación. Según la consejera, se promueven principios como “reconocimiento y remuneración de los cuidados” o “redistribución de los cuidados entre mujeres y hombres”. No obstante, la realidad dista bastante de las palabras de Melgosa.

El sistema de cuidados deja sin cobertura a una parte muy importante de las personas en situación de dependencia, cuya situación es muy difícil. En muchos casos no se presta ningún servicio a estas personas, y en otros el número de horas es muy limitado. Muchas de estas personas tienen que recurrir a los servicios privados, con un elevadísimo coste.

En la CAPV, el sector de cuidados está privatizado casi al completo a través de la subcontratación. Es decir, se sufraga con dinero público el cuidado de las personas dependientes para que se lucren empresas e intereses privados. Un ejemplo de ello son las residencias: de 434 residencias que hay en la CAPV, solo 40 (el 9,2%) son de gestión pública. Lo mismo ocurre con el Servicio a Domicilio, el cual depende de los Ayuntamientos y también está subcontratado en la mayoría de los casos. En este sentido, hace unos meses ELA solicitó la publificación del Servicio a Domicilio en varios municipios de Bizkaia al quedarse el servicio vacante. Otro ejemplo es el del Ayuntamiento de Bilbao, que mientras firma el Pacto de Cuidados, es responsable de que su Servicio a Domicilio haya triplicado su coste este año; como consecuencia, muchas personas dependientes han tenido que rechazar el servicio al no poder pagarlo.

En cuanto al reconocimiento y remuneración de los trabajos de cuidados, los avances conseguidos, todavía insuficientes, se deben a la lucha de las trabajadoras. ELA ha impulsado cientos de días de huelgas en diferentes sectores para que estos trabajos se vean reconocidos y recompensados. Sin embargo, en Araba todavía no existe un convenio de residencias. En una reunión de negociación, la patronal insinuó que el salario de las trabajadoras era complementario al de sus parejas. Y a esa misma patronal se le adjudica la gestión de los diferentes servicios de cuidados, como residencias, servicio a domicilio, centros de día, etcétera.

El sistema actual tampoco es corresponsable: todavía hoy el sector de los cuidados está completamente feminizado. La parcialidad en la contratación es mucho más alta entre mujeres (25,9%) que entre los hombres (7,9%). Este es uno de los elementos que perpetúan la brecha salarial (en la CAPV del 22% aproximadamente) y uno de los problemas principales para las trabajadoras.

El Pacto de Cuidados nada tiene que ver con las reivindicaciones de la Huelga Feminista General del pasado 30 de noviembre, de la cual se desmarcó en su día la consejera Melgosa. ELA, por su parte, sigue trabajando para hacer realidad las reivindicaciones de aquel día: un sistema de cuidados corresponsable, público, universal, gratuito y de calidad.