Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Reconocer, responder, reparar

Para reflexionar sobre ello ELA ha organizado una jornada de formación en Agurain con Joana Etxano y Carmen García, de la organización Mugarik Gabe, y con Ane Navarro y Laura Elezkano de Atienza, trabajadoras del módulo psicosocial de Deusto/SanInazio. El módulo psicosocial Deusto/SanInazio se fundó en la década de los 80 en colaboración con las familias de jóvenes drogodependientes. En la actualidad, tienen dos líneas de trabajo: por una parte la salud mental y la atención a las adicciones; por otra parte, combatir las violencias machistas. En Mugarik Gabe, por su parte, llevan años combatiendo las violencias machistas. A partir de los testimonios, se centran en la memoria colectiva y la reparación.
Reconocimiento
El primer paso, ha subrayado Jone Bengoetxea, del Área de Género de ELA, es reconocer que la agresión se ha producido. En este sentido, ha subrayado que es imprescindible escuchar las voces de las mujeres y creer sus testimonios, ya que todavía se cuestiona la palabra de las mujeres a menudo, como se ha visto en el caso Errejón. “Si seguimos proclamando ‘Yo sí te creo’, ¿por qué nuestros testimonios se cuestionan una y otra vez ?”, ha preguntado.
Las trabajadoras del módulo psicosocial de Deusto/Saninazio han señalado que la lucha contra las violencias machistas y la atención del sufrimiento y dolor provocadas por ellas es, o debería ser, una labor comunitaria. Por su parte, desde Mugarik Gabe también se han mostrado de acuerdo con esta afirmación y han subrayado que, además de desde las instituciones, el reconocimiento de la sociedad es fundamental.
“El reconocimiento social es imprescindible. Imagínense en los centros de trabajo lo diferente que es en una situación así que tus compañeros crean o cuestionen tus palabra. O que se lo tomen con normalidad, como si no estuvieras ante una situación de discriminación y violencia”, han explicado.
Muchas veces, sin embargo, se cuestionan los testimonios de las mujeres. “El reconocimiento social lo que hace es dar credibilidad y apoyo, que se sientan comprendidas y reiterar que situaciones así no se pueden repetir. Y la sociedad, los colectivos, deben reconocer que también tienen su responsabilidad, ser conscientes de ello”, han subrayado.
Responder
“La agresión en sí no es, a menudo, lo único que se cuestiona”, ha explicado Bengoetxea. Porque cómo responder a estos ataques también es un tema que está en la calle y en debate. En este sentido, ha lanzado una serie de preguntas: “¿Debemos las mujeres denunciar siempre la violencia machista? ¿Cómo y a quién contar los miles de relatos y realidades de las violencias machistas que no llegan a los juzgados? ¿Qué resquicio nos deja la actual justicia patriarcal para combatir las violencias machistas?”
Las trabajadoras del módulo psicosocial de Deusto/Saninazio afirman que en muchos casos la atención psicológica y jurídica deben ir de la mano, siempre sin olvidar la perspectiva comunitaria. Etxano se ha referido a los protocolos. “El movimiento feminista pone en marcha protocolos, por un lado, porque las instituciones no dan la respuesta adecuada en muchos casos y, por otro, para dar respuesta a esto. Los protocolos no son propiamente el objetivo de un proceso de reparación, pero sí pueden aportar reparación”.
Si no eres la solución, eres el problema
Al hilo del lema elegido este año por el Movimiento Feminista de Euskal Herria de cara al 25N – "Si no eres la solución, eres el problema"–, Bengoetxea ha realizado una interpelación directa a los hombres. “¿ Dónde están/estáis los hombres?”, se ha preguntado.
A partir del caso Errejón, ha reflexionado sobre el papel de los hombres. “Muy pocos hombres están diciendo públicamente algo sobre las violencias machistas o sobre los últimos acontecimientos. Parece que no se sienten interpelados, como dice la conocida activista feminista Justa Montero”.
En la misma línea, ha afirmado que los hombres, especialmente los hombres heterosexuales, si tienen qué decir y qué replantearse en torno a las diferentes violencias sexuales y machistas; tanto de cara a la masculinidad como de cara a las relaciones sexo-afectivas que mantienen, entre otros temas.
Reparar
La cuestión es: ¿Cómo reparar? Las trabajadoras del módulo psicosocial de Deusto/San Ignacio lo tienen claro: “Hay que escuchar la voz de la mujer que ha recibido el dolor, pero muchas veces esto no es posible ni en las comisarías ni en los juzgados. Por eso, hay que encontrar otros espacios y caminos”. Para ello subrayan la importancia de la red y explican que hablar con mujeres que han tenido vivencias similares también permite reparar el dolor, por ejemplo, como pasa en grupos de Autodefensa Feminista o en grupos de amigas.
“Cada mujer tiene una necesidad y la reparación tiene una dimensión subjetiva. Por ejemplo, ganar un juicio o la sentencia no siempre tiene un carácter reparador”, han añadido.
Ane Navarro y Laura Elezkano de Atienza también han interpelado a la sociedad. “La memoria colectiva ayuda a la reparación social, poner este tema en el centro del debate, ayuda a darle voz, a darle credibilidad, a expresar lo que no tenía que haber pasado para que no vuelva a suceder. En general, la historia, la memoria, tiene esa función”.
Víctima
Estas trabajadoras del módulo psicosocial de Deusto/SanIgnacio también han hablado del concepto de víctima, y han afirmado que duele mucho “que hay un único modelo de víctima, ya que hay muchas mujeres víctimas que no entran en ese modelo. Es más, muchas mujeres no quieren considerarse víctimas y tienen derecho a ello. Esto no significa que no hayan recibido dolor”.
En la misma línea, creen que hay que poner en valor las resistencias y estrategias de autodefensa en situaciones de violencia o abusos que se ha prolongado en el tiempo; por ejemplo, en una larga relación. “No podemos perder de vista que existen muchas razones para mantener este tipo de relaciones, tanto las barreras estructurales (vivienda, trabajo precario, dificultad del cuidado de niños/as y otros miembros de la familia) como las barreras emocionales”. Para combatirlo, han insistido en la importancia de la comunidad y en la importancia que tiene la escucha activa.
Desde Mugarik Gabe Joana Etxano ha señalado que “una respuesta o un acompañamiento adecuado, además, desde una perspectiva feminista, puede llevar a estas mujeres a pasar de ser víctimas a ser supervivientes y, como se ve en los grupos de mujeres supervivientes, a convertirse en activistas contra las violencias machistas. Esto puede ocurrir así, o no, porque es la opción de la víctima”.
Por tanto, ha insistido en que hay que respetar el recorrido y las decisiones que se toman en el proceso. “La mujer que ha sobrevivido a un proceso de violencia puede hacer la transición y convertirse en activista, pero no tiene por qué decidirlo y también hay que respetarlo para actuar con honestidad”.
Reparación
Tirando de la reparación, se ha lanzado una pregunta: “¿Siempre hay reparación?” Responden Ane Navarro y Laura Elezkano de Atienza. “Depende de lo que entendamos por reparación. La reparación no es para sacar beneficios, tener éxito o obtener resultados. Esto es un punto de vista capitalista y tenemos que cambiarlo”.
En la misma línea, han señalado que cada caso tiene sus propias características. “Algunas personas sufren diversas discriminaciones. Yo, por ejemplo, soy privilegiada como mujer europea blanca, de clase media, con estudios, zis, hetero, etc.” También han hablado de la importancia de la red. “Cuanto más rico, más posibilidades de mantener el proceso. Es de vital importancia contar con personas y agentes dispuestos a implicarse en el entorno. En este caso también está dentro de esta red el sindicato, y el trabajo que se puede hacer en ella puede ser clave en algunos procesos”.
Mugarik Gabe añade que el sindicato tiene una responsabilidad como colectivo y, por tanto, una oportunidad de transformación, ya que puede ser un instrumento de reparación social. “En las situaciones que se dan en los centros de trabajo hay que reflexionar sobre cómo actuamos y cómo queremos actuar para garantizar esa reparación social y para que la víctima tenga credibilidad y protección, más allá de las normativas”.
Homenaje
Para finalizar la jornada ELA ha querido homenajear a las mujeres asesinadas y agredidas en Euskal Herria en 2025. Para ello se han encendido cinco velas en homenaje a las cinco mujeres asesinadas este año.
Convocatorias de manifestaciones
Por otra parte, recordar que ELA hace un llamamiento a participar en las manifestaciones convocadas por el Movimiento Feminista en distintos rincones de Euskal Herria.