El derecho a decidir de las mujeres: ¿una cuestión de estado?

Reforma de la negociación colectiva, reforma de pensiones, reforma laboral, la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa)... y ahora, el anteproyecto de ley de “protección de los derechos del concebido y de la mujer embarazada”. Todo parece un chiste pero por desgracia, no lo es.
En esta pesadilla de tijeretazos y de retrocesos laborales y sociales, la derecha de ultratumba sale con todo su esplendor a deleitarnos con uno de sus numeritos más bochornosos pero, a la vez, tan peligrosos: el desprecio y no reconocimiento de las mujeres como sujetas de derecho. Todo ello para satisfacer a sectores minoritarios reaccionarios sin que haya habido una demanda social precedente. Y por supuesto, sin debate, consulta ni participación social alguna. Siguen fieles a su estilo.
Y esto es así porque para los supuestos defensores de la vida un cigoto tiene más derechos que una mujer. Porque en sus famosos supuestos y valores morales las mujeres poco o nada tenemos que decir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas más que dedicarnos a ser lo que nuestro irremediable destino nos marca: ser madres. Da igual tu condición de vida, posición socioeconómica, credo, origen nacional, edad, salud...
Aquí tampoco cabe el derecho a decidir, y menos cuando se trata de tu propio cuerpo. Porque además de no poder decidir, nuestras opciones de vida se ven cada día más limitadas ante un panorama sociolaboral en alarmante declive y la ausencia de una infraestructura social de cuidados pública e integral, entre otros.
Además, ya sabemos que a pesar de que este regalo de navidad ultra conservador nos toca a todas, a algunas les toca el gordo. Hablamos de mujeres inmigrantes, mujeres sin ningún tipo de prestación social o cobertura sanitaria, mujeres que viven en la precariedad de la vida mientras las mujeres de las élites pocas dificultades encontrarán para poder intervenir ante un embarazo no deseado.
Así, una vez más, el actual gobierno español hace gala de su autismo autoritario haciendo oídos sordos a las recomendaciones de la ONU y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que instan “a los gobiernos a proporcionar servicios accesibles para la interrupción del embarazo", por un lado, y se aleja por otro, de la tendencia de una gran parte de los estados de la Unión Europea, que avanzan hacia una legislación que establece un modelo de plazos y no de supuestos.
Este es un nuevo ataque a la democracia en primer grado. Un nuevo ataque que pone en jaque al movimiento feminista, y que exige que movimientos sociales, organizaciones sindicales y la sociedad civil organizada y no organizada en Euskal Herria salgamos a la calle y nos movilicemos.
Desde ELA también nos unimos al rechazo de este anteproyecto de ley y reivindicamos
el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Porque a pesar de que insistan, las mujeres no somos menores de edad, sabemos lo que queremos y vamos a hacer todos los esfuerzos para que esta broma de mal gusto sea eso, una broma de mal gusto.