La precariedad se cobra una nueva víctima laboral, esta vez un transportista #PrekaritateaHiltzailea

10/02/2021
El 9 de febrero falleció un transportista en un accidente en la carretera A-3020 a la altura de Donemiliaga (Araba). Un nuevo accidente que deja en evidencia las precarias condiciones laborales que sufren gran parte de las y los transportistas. En lo que llevamos de año han fallecido ya seis trabajadores y trabajadoras en accidente laboral. Para denunciar esta situación, ELA, LAB, ESK, STEILAS, EHNE e HIRU se concentrarán el lunes 15 de febrero en la entrada del polígono industrial Asparrena de Araia, a las 11:30 horas.

Muchos transportistas son autónomos, pero una parte del sector también la componen los chóferes. La dejadez con la que la Administración ha tratado al sector durante los últimos años ha hecho que las condiciones laborales tanto de transportistas como de chóferes no hayan mejorado. Es indispensable que la situación de ambos prospere, subiendo el precio de los portes, mejorando los horarios laborales o tomando medidas como, por ejemplo, las que están entrando en vigor en los diferentes países europeos. Es indiscutible que mejorando las condiciones laborales de unos, mejorarán las condiciones de todos.

Las administraciones disfrazan las precarias condiciones de trabajo del sector. Los accidentes laborales que sufren los y las profesionales transportistas son la consecuencia directa de la más absoluta desregulación del sector y de la falta total de derechos. Para conservar su trabajo se ven obligados a hacer frente a las prisas y a las presiones de las empresas cargadoras, a horarios apretados, cargas con exceso de peso, precios bajos por los servicios, largas jornadas de trabajo, exigencia al transportista de la descarga del porte, imposibilidad de descansar con dignidad…

Éstas son algunas de las situaciones que dificultan y obstaculizan un ejercicio digno y seguro de la actividad del transporte y que, además, ponen en peligro muchas veces la vida de estos profesionales. Éstas son, a su vez, las situaciones a las que las administraciones prefieren hacer oídos sordos; su único afán es conseguir un transporte barato, a costa de cualquier cosa.

Los accidentes laborales que sufren los y las transportistas no se contabilizan muchas veces en las estadísticas oficiales: se ocultan como accidentes de tráfico. En otras ocasiones, y no sólo en el transporte, las administraciones tienden a no tomar en consideración las “muertes naturales” como accidentes laborales, olvidando por completo los efectos que, por ejemplo, el estrés laboral puede acarrear.