OSAKIDETZA

ELA denuncia que estamos ante otra legislatura perdida

10/06/2024
Tras la reunión de la Mesa Sectorial de Sanidad, y a escasos días de que comience la nueva legislatura, ELA ha podido constatar, una vez más, que estamos ante una nueva legislatura perdida en lo que se refiere a los graves problemas estructurales del sistema sanitario público. En un momento en el que tocar hacer balance, y más allá de las afirmaciones propagandísticas del Gobierno Vasco, ELA denuncia que Osakidetza está hoy peor que hace 4 años; o lo que es lo mismo, sus problemas son hoy mayores.

Uno de los grandes retos de Osakidetza en estos años (y en los venideros) ha sido articular un plan para hacer frente al relevo generacional de la plantilla. Una plantilla con una media de edad que supera los 50 años. En estos últimos años se han producido numerosas jubilaciones y esta tendencia se va a mantener en los próximos años. Uno de los grandes problemas que se deriva de esas jubilaciones, es el de la escasez de algunos profesionales, especialmente facultativos y facultativas. Esta problemática es consecuencia directa de una falta de planificación de ese relevo generacional, pero también de la falta absoluta de un plan para abordar la situación actual. Osakidetza no tiene ningún plan. El único plan es que el sistema y la ciudadanía aguanten como puedan en los próximos años, hasta que el relevo en el sistema se vaya produciendo de manera natural. Estamos ante una dejación de funciones escandalosa.

El Departamento de Salud lleva más de 30 años planteando una única solución: el abono de horas extras a los profesionales. Hace 30 años puso en marcha el sistema para su abono porque, ya entonces, hacían falta más horas de trabajo para abordar la demanda asistencial del momento. Y esa fue la única medida. No se planteó nada, ni entonces, ni en los años venideros, ni se hace en el día de hoy, para solucionar el problema y, sobre todo, para que la situación no vaya a peor. Se renunció a salvaguardar el sistema y el modelo, a cambio de dinero para determinados colectivos. Y Osakidetza se sigue manteniendo en su posición. La problemática ha empezado a extenderse al personal de enfermería (también matronas) y se vuelve a aplicar la misma receta: el abono de horas extras. En pocos años, tendremos una grave escasez también de estos profesionales.

Osakidetza ha vuelto a traer a la reunión de hoy la negociación de las cuantías de esas horas extras para el colectivo de facultativo y enfermero de los PACs y de emergencias. Es evidente que, aquellas personas que doblan jornada o renuncian a sus descansos, deben ver remunerado ese sacrificio. Pero no es menos cierto que, a día de hoy, y tras 30 años, ha quedado sobradamente demostrado que la media, por sí sola, no soluciona nada. Sin duda, sería muy clarificador comprobar cuánto personal se podría haber contratado Osakidetza con el dinero que ha invertido en esas horas extras. O cuanto podría haber mejorado la condiciones laborales de la plantilla.

La única realidad que hay detrás de esa escasez de profesionales, es la de unas condiciones laborales precarias: tasas de temporalidad por encima del 50%, sobrecarga sistemática de trabajo, falta de sustituciones, denegación de permisos y licencias, pérdida de poder adquisitivo que supera el 20%, etc. Sí hay profesionales. Lo que no hay son profesionales que quieran trabajar en Osakidetza con esas condiciones laborales. Y la consecuencia de ello es una fuga permanente de talento.

Las consecuencias de estas políticas son alarmantes. Situaciones que hace poco eran impensables, son hoy una realidad habitual. Los PACs o las ambulancias sin personal facultativo son un buen ejemplo de ello. Y la problemática se ha agravado en los últimos años: cada vez hay más turnos de PAC sin facultativo, este verano se prevén unos 1.000 (este fin de semana, por ejemplo, han estado en esa situación los PAC de Basauri, Amorebieta, Bermeo, Ondarrioa o Lekeitio); cada vez hay más recortes en período vacacional; cada vez hay más plazas sin cubrir en Atención Primaria; cada vez se deniegan más licencias y permisos a los y las profesionales; cada vez las cargas de trabajo son mayores; etc.

Esta situación tiene una impacto directo en los profesionales, pero también en otros niveles asistenciales. A nadie se le escapa la situación de tensión y estrés que sufren los equipos que tienen que prestar un servicio sin estar completos (enfermería, celadores y celadoras); y también es una realidad que un parte importante de lo que no pueden atender los PACs o la Atención Primaria, acaba en las urgencias hospitalarias, saturadas cada vez de manera más habitual.

Mientras escuchamos como el sector privado pone en marcha distintos planes para solucionar la escasez de algunos perfiles y garantizar así la competitividad y la continuidad de sus empresas, vemos como los gestores de lo público, en este caso de la sanidad, hacen una dejación flagrante de sus responsabilidades, situación, que sin duda, no se toleraría en el sector privado. Hoy, más que nunca, es necesario diseñar un plan para garantizar la disponibilidad de profesionales y la atención de la demanda asistencial de los próximos años.