“El Sahara Occidental necesita justicia, no comida” #Landeia

12/05/2021
Hassanna Aalia nació en 1988 en El Aaiún, capital del Sahara Occidental. Fue uno de los miles de saharauis que en 2010 participó en el levantamiento del campo de resistencia de Gdeim Izik. Un acto pacífico que fue sofocado a sangre y fuego por el ocupante estado de Marruecos. En febrero del 2013 el Tribunal Militar de Rabat lo condenó a cadena perpetua, y Marruecos ordenó su búsqueda y captura. Hassanna, que en el momento del juicio se encontraba en Euskal Herria participando en un programa sobre Derechos Humanos, solicitó asilo político al Estado español. Tras una larga batalla judicial, Hassana consiguió su estatus de refugiado político, reconocido por la Audiencia Nacional española.

Hassanna vive con preocupación la situación de su pueblo. El 13 de noviembre Marruecos rompió el alto el fuego acordado en 1991 con el Frente Polisario, estallando de nuevo la guerra abierta en el Sahara Occidental. “Las violaciones de Derechos Humanos por parte de Marruecos contra los activistas en los territorios ocupados son constantes, muy graves y diarias. Tenemos compañeros y compañeras que llevan mucho tiempo en huelga de hambre y que hacen diferentes protestas dentro de la cárcel”, denuncia. “Somos encarcelados por manifestarnos pacíficamente”.

Pasan los años, y Marruecos sigue ocupando y robando impunemente los inmensos recursos naturales del pueblo saharaui, con la complicidad de las ex potencias coloniales –España y Francia– y más países, así como las multinacionales que llenan sus cuentas de beneficios a base del sufrimiento de todo un pueblo. “Los intereses económicos están por encima de los Derechos Humanos de nuestro pueblo”. La situación no es fácil, pero ni Hassanna ni el pueblo saharaui tienen intención de rendirse. “Seguiremos luchando hasta conseguir la independencia para el Sahara Occidental. Es una causa política, no humanitaria. No necesitamos comida, necesitamos justicia”.

Hassanna lucha para romper el bloqueo informativo que sufre su pueblo. A eso dedica gran parte de su tiempo, como otras muchas personas que trabajan en las diferentes organizaciones pro-saharauis que hay en Euskal Herria. Y, además, Hassana, afiliado de ELA, también lucha por la clase trabajadora de Euskal Herria. Porque, como dice el poema, la solidaridad es la ternura de los pueblos.