No al TTIP por la puerta trasera: la salud, el medio ambiente y el clima no son negociables

Hemos seguido las recientes conversaciones entre la Comisión Europea y las autoridades estadounidenses sobre un nuevo acuerdo comercial con incredulidad y desilusión. Ha quedado claro que la Comisión está dispuesta a satisfacer las demandas de Trump de reducir los niveles de seguridad alimentaria de la UE, en detrimento de la salud pública, el bienestar animal y el medio ambiente, y también socavando los compromisos de la UE sobre el cambio climático.
El temor a las amenazas del presidente de los Estados Unidos de imponer aranceles altos a los automóviles europeos no puede ser una excusa para ceder en contra del interés público. El aparente cambio de paradigma dentro de la Comisión, que surge después de meses de negociaciones a puerta cerrada y en gran medida protegido del escrutinio público, es muy alarmante. Hacemos un llamamiento a los gobiernos y parlamentarios de la UE para que presionen a la Comisión para que modifique su curso. Debe dejarse claro a la Administración de los EEUU que nuestros niveles de salud pública y protección del medio ambiente no están a la venta.
La presión de los negociadores comerciales de Estados Unidos sobre la UE para bajar los estándares no es nada nuevo. El Secretario de Agricultura de los Estados Unidos declaró recientemente que cualquier acuerdo dependería de las concesiones de la UE para permitir que se limpie la carne con ácido o cloro, o que se trate con hormonas, permitir residuos de pesticidas en alimentos y piensos, o el desmantelamiento de las normas de protección de los organismos genéticamente modificados.
Lo que sí es nuevo es la respuesta de la UE. Cuando se negoció previamente un acuerdo integral de libre comercio (TTIP) con EEUU, la Comisión afirmó que no reduciría los estándares. Pero las recientes declaraciones del Comisionado de Comercio Phil Hogan sobre las conversaciones actuales muestran un enfoque diferente. Ha hablado de "una larga lista de barreras regulatorias en la agricultura" que podrían "resolverse" en un acuerdo.
Estas "barreras regulatorias" existen por buenas razones: proteger nuestra salud y el medio ambiente. Creemos que la Comisión está poniendo en riesgo los objetivos del "Acuerdo Verde Europeo". Esta estrategia integral abarca varios elementos que ahora están en el punto de mira de EEUU. Por ejemplo, según la estrategia, la UE debe trabajar "para reducir significativamente el uso y el riesgo de los pesticidas químicos". Sin embargo, la Comisión parece ahora dispuesta a prestar apoyo al tipo de agricultura más contaminante. Además, dado que el enfoque de la Comisión es intentar proteger la exportación desde la UE de automóviles notoriamente perjudiciales para el medio ambiente, la promesa del Acuerdo Verde Europeo de lograr un enfoque más ecológico para la agricultura y el comercio parece estar lejos de las intenciones de la Comisión.
A la luz de lo anterior, hacemos un llamamiento a los gobiernos europeos en el Consejo de la UE y a los parlamentarios y parlamentarias para que garanticen que se respeten nuestras preocupaciones con respecto a la protección de los derechos laborales y el medio ambiente, la transparencia y la participación de la sociedad civil. Nuestros representantes electos deben pedir una revisión de las conversaciones comerciales actuales con EEUU. La UE debe dejar inequívocamente claro a la Administración de EEUU que nuestros niveles de salud pública y protección del medio ambiente no están a la venta, que no sucumbiremos a las amenazas y que la política comercial debe priorizar a las personas, el medio ambiente y el clima.