En Navarra se reactiva la política fracasada y oscura del diálogo social en beneficio de la CEN, UGT y CCOO

19/11/2019
El nuevo Gobierno quiere volver a la política de empleo de Sanz y Barcina, que destinaron decenas de millones de euros a financiar sueldos y gastos de estas tres organizaciones

El diálogo social tiene ya una larga historia en Navarra, llueve sobre mojado. El tiempo ha mostrado que su principal finalidad es cambiar financiación y gestión de dinero público por paz social y acompañamiento a las políticas del Gobierno (hasta el punto de repartirse medallas de oro). Nada en favor de los intereses de la clase trabajadora.

Tenemos mucha experiencia y ejemplos de qué es en realidad el diálogo social. Ejemplos tan alarmantes como los ocurridos en materia de salud laboral con los delegados territoriales, en la formación para el empleo, en políticas migratorias, en el Servicio Navarro de Empleo con los convenios o hasta en vivienda protegida.

El nuevo Gobierno de Navarra en coalición entre el PSN, Geroa Bai y Podemos ha reactivado el Consejo de Diálogo Social. Un Consejo creado por el Gobierno de Barcina y que desde su creación no ha cambiado ni una coma.

Por eso, resulta totalmente hipócrita intentar hacer tabula rasa con el diálogo social y argumentar que tan solo es una mesa en la que negociar. Hay mucho detrás de esto, y es necesario reconocerlo. Si no se hace una lectura crítica de todo lo que ha sido el diálogo social en Navarra, se volverán a repetir los mismos escándalos.

Ahora, el nuevo Gobierno de Navarra pretende establecer 3 foros de negociación: Las políticas activas de empleo se negociarán en el ámbito del Servicio Navarro de Empleo – Nafar Lansare. Lo relativo a la salud laboral se tratará en el Consejo Navarro de Salud Laboral (donde ELA y LAB decidimos suspender nuestra participación). Y la elaboración de un nuevo Plan de Empleo en el Consejo de Diálogo Social.

No obstante, es importante señalar que lo que el Gobierno ha decidido es que cualquier decisión que se tome en cualquiera de estos 3 foros tiene que ser ratificada en el Consejo de Diálogo Social.

Este punto es muy grave, ya que se le da a sus componentes capacidad de veto respecto a cualquier acuerdo o decisión que se tome en otros órganos. Esta medida es totalmente antidemocrática, ya que deja en manos del Consejo de Diálogo Social el que se apruebe o no cualquier decisión o acuerdo alcanzado en otro órgano.

Así se culmina la vuelta a la vieja política de concertación, donde sus participantes consiguen financiación y gestión de dinero público a través de los planes de empleo, se privatizan las políticas de empleo y además se establecen prácticas antidemocráticas al dar la capacidad de veto a ciertas organizaciones.

Las condiciones de trabajo se mejoran a costa del interés de la patronal. Si la patronal tiene la capacidad de vetar cualquier acuerdo o iniciativa que vaya en contra de sus intereses, no se pueden mejorar las condiciones de trabajo.

El diálogo social manda un mensaje equivocado a la clase trabajadora diciendo que sus problemas se solucionarán a la vez que se beneficia los intereses de la patronal. La patronal no va a acordar en una mesa en contra de sus intereses.

No es posible cambiar estas políticas y el diálogo social si se participa en él. Es una cuestión de modelo. ELA no quiere ni necesita participar en este clamoroso fraude a la clase trabajadora, el problema no es la exclusión de algunos sindicatos. La diferencia se sitúa entre un modelo sindical como el de ELA, basado en la afiliación y los fondos propios, y el modelo de UGT y CCOO, dependiente de las subvenciones que le otorgue el Gobierno de turno. Un sindicalismo que defienda de verdad a la clase trabajadora solo puede afrontar ese reto desde la autonomía política y económica, a pesar de todas las dificultades, y desde la honradez y la transparencia.