Los presupuestos del Gobierno vasco y el día de la marmota

01/07/2019
El Gobierno vasco ha aprobado las líneas generales con las que pretende elaborar (y acordar con alguien, ya que está en minoría parlamentaria) el proyecto de presupuesto del 2020. Su lectura nos recuerda al día de la marmota, lo cual podría ser gracioso si no fuese por lo grave que es.

El Gobierno vasco afirma que “cumplirá todos los Objetivos de Estabilidad Presupuestaria acordados” en 2017. Sobre esta cuestión se le olvida señalar algunos elementos relevantes: el primero, que el “acuerdo” lo firmaron el Gobierno vasco y el Gobierno español de Rajoy; el segundo, que los Objetivos eran los mismos que Rajoy había impuesto a todas las Comunidades Autónomas; y el tercero, que asumir ese punto de partida supone asumir que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue funcionando con los mismos parámetros restrictivos que el de Rajoy.

Los objetivos establecidos en 2017 imponían la denominada regla de gasto para el período 2018-2020. En concreto, fijó un aumento nominal máximo del presupuesto de un 2,7% en 2019 y de un 2,8% en 2020 (por cierto, en la nota de prensa del Gobierno ni siquiera se da este dato, que es el que realmente condiciona el presupuesto de 2020).

ELA ha venido denunciando de manera reiterada que la regla de gasto es una camisa de fuerza, como bien dijo Pedro Azpiazu. Pero a diferencia de lo que señaló el Consejero de Hacienda, a ELA no le gusta.

La regla de gasto supone eliminar la capacidad de las instituciones vascas de elaborar sus propios presupuestos, y significa que, sí o sí, hay que seguir con la política de recortes, ya que sistemáticamente el aumento del presupuesto tiene que ser menor que el crecimiento nominal de la economía. De esta manera la calidad de los servicios públicos se va a seguir deteriorando y las prestaciones sociales van a seguir menguando. Y evidentemente, nada de afrontar las crecientes necesidades sociales en ámbitos tan importantes como la dependencia o el acceso a la vivienda.

Con la actual regla de gasto se produce la paradoja de que el Gobierno Vasco tiene cientos de millones de euros de superávit, al igual que las Diputaciones Forales. Mientras, por ejemplo, el gasto púbico en salud o educación o el nivel de protección social vasco están a la cola europea (según los datos de los institutos de estadística oficiales, no del Teleberri).

Es el día de la marmota. El año pasado (y los anteriores) nos decían lo mismo: hay que cumplir los Objetivos de Estabilidad Presupuestarios. Pues no estamos de acuerdo. Lo que hay que hacer es aumentar notablemente el presupuesto, poner la prioridad en la cobertura de las necesidades sociales, destinar el superávit existente a ello. Y no solo eso. También hay que recordar que estamos a la cola europea en presión fiscal (por el fraude y por la baja tributación efectiva de las empresas, el capital y las rentas altas), por lo que todavía se pueden y deben buscar más recursos económicos.

Ante esto cabe recordar lo que decíamos el año pasado: Las organizaciones sindicales, sociales y políticas que realmente queremos un cambio radical de las políticas presupuestarias tenemos que decir no a unos presupuestos que se hacen con esos parámetros, plantear claramente nuestras alternativas, y hacer pedagogía. En definitiva, denunciar que, al igual que la marmota no predecía el tiempo, tampoco los presupuestos pueden ser sociales si se basan en la regla de gasto.