Convocados ocho días de huelga en SAPA ante la pasividad de la empresa

El objetivo de estas jornadas de huelga no es otro que el de dignificar las condiciones laborales de los y las trabajadoras de la empresa que durante la última década han visto como sus salarios quedaban congelados durante años, perdiendo de esta manera un poder adquisitivo que aun esperan recuperar. Pero al margen de eso, lo que fundamentalmente se pretende es que la empresa se siente a hablar y a negociar de una vez por todas, ya que, por el momento, lo único que ha hecho es dilatar intencionadamente las negociaciones y posponer sus respuestas de manera indefinida, sin que hasta la fecha se tenga una propuesta empresarial sobre la mesa.

No obstante, esta situación no es una novedad. Ya el año pasado la plantilla tuvo que convocar una huelga indefinida para poder cerrar la primera subida en años (IPC+0,8%). Una muestra más de la cerrazón del equipo que dirige esta empresa: la familia Aperribay, la cual, en el ámbito deportivo se muestra más que generosa y en cambio, en la empresa privada, donde tiene a su cargo más de 170 trabajadores/as, tan siquiera se sienta a hablar con el Comité.

El Comité y la plantilla de SAPA lo han dejado claro: no tolerarán más reuniones baldías; quieren recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis, y sobre todo, piden respeto.