MTorres o cómo servirse del Covid para despedir #Landeia

28/04/2021
ELA impugnará el ERE que posibilita despedir 63 trabajadores y trabajadoras a una empresa que el año pasado repartió dividendos del orden de 28 millones de euros

“El desenlace del conflicto en MTorres nos deja un sabor muy agridulce. La afiliación de ELA ha llevado una lucha ejemplar, pero el juego sucio de la dirección, avalado con la firma de CCOO y CITE, ha posibilitado la aprobación de un ERE que supone el despido de 63 personas en Navarra y 112 en el conjunto del estado. Un ERE injustificado, acordado en un proceso opaco y cargado de irregularidades que ELA va a impugnar judicialmente”. Esa es la lectura que Sonia Ontoria, responsable del equipo de ERE y Concursos de Navarra, hace del conflicto de MTorres, puntera empresa navarra de tecnología, dedicada, entre otras actividades, a la aeronáutica, ubicada en Torres de Elorz.

El origen de la pelea de MTorres –cerrada en falso el 15 de marzo– se remonta a hace casi un año. En marzo de 2020 se aprueba un ERTE derivado de Covid por fuerza mayor. En junio se negocia un ERTE por causas económicas, técnicas y productivas –ERTE ETOP– que ELA firma. Sin embargo, la prórroga de ese segundo ERTE, que se acuerda en noviembre del 2020, ya no es suscrita por ELA porque, entre otras cuestiones, no garantizaba el reparto del trabajo; algo que en la práctica supuso que algunas personas, entre otras los delegados de ELA, no hayan trabajado prácticamente nada desde entonces. El 1 de febrero de 2021 la dirección puso encima de la mesa un nuevo ERTE hasta diciembre y un ERE que contemplaba el despido de 88 personas en la planta navarra de Torres de Elorz (la matriz) y 74 en Murcia. En total, 162 despidos.

“Desde el primer momento la negociación del ERE fue extremadamente complicada”, relata Sonia Ontoria. “Nos negaron la presencialidad de las reuniones, es decir, eran telemáticas, aunque nosotros decidimos ir a la empresa, y cambiaban continuamente el calendario de las mismas”. El fondo también dejaba mucho que desear: la empresa no acreditaba el ERE, se basaba en un informe de Boston Consulting cargado de generalidades.

Paralelamente al periodo de negociación, ELA llevaba a cabo movilizaciones para socializar el conflicto y mostrar su rechazo, por entender que las empresas atravesaban una situación coyuntural. “Propusimos a la dirección que planteara bajas incentivadas y se negaron. Querían controlar quién se iba, con nombres y apellidos: poner en la diana a determinada gente”, explica. En un momento dado, forzada por las movilizaciones y la falta de acuerdo, la empresa redujo el número de despidos en Navarra de 89 a 63 y ofreció una indemnización de 33 días por año con un tope de 20 mensualidades. “ELA seguirá rechazando el ERE y los despidos, pero CCOO estaba dispuesta a aceptar una indemnización de 33 días por año con un tope de 24 mensualidades, cuatro más que la oferta de la dirección”. Así las cosas, el viernes 12 de marzo, último día del periodo de consultas, se cierra sin acuerdo la negociación del ERE.

Preacuerdo y votación irregulares

“La sorpresa salta el domingo 14 de marzo”, relata Ontoria. “La mala fe de la empresa quedó una vez más demostrada cuando con menos de una hora de antelación convocó mediante correo electrónico a la comisión negociadora, ya fuera de plazo. A pesar de que la representación de ELA no vio a tiempo la convocatoria, tanto la dirección de MTorres como los sindicatos CCOO y CITE decidieron realizar la reunión. A las ocho y media de la tarde, cuando uno de los delegados de nuestro sindicato ve el mensaje y se conecta, la dirección y los citados sindicatos habían aprobado ya la reapertura del periodo de consultas del ERE y la prórroga del mismo hasta el día 15 de marzo. Así mismo habían alcanzado un preacuerdo que fijaba el número de despidos en 63 con una indemnización de 33 días por año con un tope de 24 mensualidades, la propuesta que dos días antes CCOO ya había anunciado estar dispuesta a aceptar. Finalmente, planteaban llevar el preacuerdo a una votación telemática al día siguiente, a las 12:00, y en caso de ser ratificado, firmarlo inmediatamente después”.

La votación fue tan irregular como el preacuerdo alcanzado. “La votación careció de las garantías mínimas, puesto que no aseguró el secreto de voto (se realizó a través de un enlace enviado por correo electrónico), no se garantizó que todas las personas pudiesen votar, y el proceso quedó totalmente en manos de la dirección. Una auténtica chapuza democrática. El preacuerdo fue supuestamente ratificado de esta manera por la plantilla y se firmó a la 1 del mediodía, tal como habían previsto”.

Impugnación del ERE

ELA no acepta ni este ERE ni el proceso negociador. Por eso, va a impugnarlo. “No sólo no está justificado sino que los firmantes se han saltado las más mínimas reglas democráticas: nos han expulsado de la negociación; CCOO y empresa han negociado fuera de la mesa; no han respetado el periodo de consultas; los despedidos recibieron la llamada de la empresa antes de proporcionarnos el listado aprovechando que estábamos llevando a cabo una concentración de protesta ante las instalaciones… Ha sido un proceso cargado de irregularidades y de mala fe que vamos a impugnar de principio a fin”.

El juicio se verá en la Audiencia Nacional. ELA solicita la nulidad del ERE y de los despidos y denuncia a MTorres por ataque a la libertad sindical. Ontoria es optimista sobre el desenlace de este caso y adelanta que irán hasta el final, pase lo que pase. “No vale todo. Al menos, para ELA no vale todo. Y si en el peor de los casos se desestimara nuestra demanda colectiva intentaríamos impugnar los despidos de manera individual. Si a la empresa este juego sucio le saliera bien, no sabemos de qué serán capaces en el futuro”.

Sonia Ontoria tampoco salva de sus críticas a unas instituciones que no han sido capaces de enfrentarse, ni siquiera en apariencia, a MTorres.

“Gracias a los votos en contra de UPN y PSN, el Parlamento navarro ni siquiera aprobó la misma declaración institucional de rechazo a estos despidos que hace seis meses realizaron en el caso de Gamesa. Parece que MTorres es intocable”.

Cara al futuro, Sonia Ontoria destaca la importancia de las próximas elecciones sindicales. “La plantilla de MTorres ha visto claramente qué sindicato ha luchado y se ha movilizado contra el ERE; qué sindicato ha defendido los empleos y las condiciones laborales y quiénes son meros instrumentos al servicio de la dirección. En la asamblea que convocamos para analizar lo sucedido y plantear la impugnación del proceso, el sindicato recibió un enorme apoyo. Hay un convencimiento de que hemos hecho lo que teníamos que hacer y que la lucha en MTorres continúa, en los tribunales y en la empresa. Porque esto no es un cortijo”.

“Para ELA es inaceptable que una empresa que ha tenido beneficios millonarios y que en el último año ha repartido dividendos del orden de 28 millones de euros plantee el despido de 63 personas, en lugar de apostar por fórmulas y proyectos económicos que aseguren su viabilidad futura y la garantía de todo el empleo”.


¿El cortijo de don Manuel?

Manuel Torres Martínez fundó MTorres en Torres de Elorz en 1975. Una empresa familiar que ha pretendido gestionar como si fuera su cortijo particular, en base a una calibrada mezcla de paternalismo y mano dura, sobre todo cuando sus hijos-trabajadores se tornaban díscolos, como era el caso de las y los delegados y afiliados y afiliadas de ELA.

Torres fue un empresario hecho a sí mismo de la vieja usanza, de los que llegaba el primero y se iba el último, de los que se paseaba entre la plantilla y les decía que eran mucho más que una empresa: constituían una gran familia. La mala suerte que tuvo Manuel Torres es que ELA era el sindicato hegemónico en su querido cortijo, algo que no podía soportar, por lo que inició su particular cruzada: puso al sindicato en su punto de mira e intentó amedrentar a las y los delegados, acusándoles, entre otras cosas, de “ser los cachorros de ETA”. También llegó a declarar en televisión que “antes teníamos a ETA y ahora tenemos a ELA”. Una comparación poco afortunada que no llegó ante los tribunales tras propósito de enmienda del susodicho en el acto de conciliación previo.

Fruto de esta forma de funcionar eran los llamados viernes negros. A las 13:30 de los viernes, media hora antes de la salida, era habitual que sonara una sirena y se llamara por megafonía a algún trabajador. Cuando eso ocurría todo el mundo sabía quién era el próximo despedido…

Sin embargo, ni las declaraciones, por muy altisonantes que fueran, ni los viernes negros hicieron desistir a la plantilla. Por eso, la dirección, o sea, Manuel Torres, cambió de estrategia, aunque no de objetivo: en 2014 decidió promover un sindicato independiente a su servicio, CITE. Intento frustrado el de acabar con la hegemonía de ELA que provocó que en las siguientes elecciones sindicales, en 2018, la dirección impulsara también la lista de CCOO. Esta vez se acercó un poco más a su objetivo: ELA fue el sindicato más votado, con 5 delegados, seguido de CCOO, otros 5, y CITE, 3.

A pesar de los pesares y del juego sucio en MTorres, ELA no se rinde. El sindicato tiene más clara que nunca la imperiosa necesidad de defender la libertad sindical y de negociación en esta empresa; de continuar defendiendo que los trabajadores y trabajadoras son precisamente eso, trabajadores con derechos y no vasallos, y que las buenas condiciones laborales existentes no son un regalo del cielo ni fruto de la magnanimidad del señor Manuel y sus descendientes sino de la lucha de las y los delegados y trabajadores y trabajadoras de ELA a lo largo de estas décadas.

Mientras la plantilla de MTorres siga dando su apoyo a ELA, por mucho que lo intenten esta empresa no será un cortijo.