Polideportivo de Altza: ¿Anoeta 2?

22/03/2020
El fraude laboral y social en las obras de construcción del polideportivo de Altza desvelado por ELA recuerda, a una escala más pequeña, lo sucedido con el estadio de Anoeta. Landeia analiza este tema en profundidad.

Tal como denuncia Igor San José, responsable del sector de la construcción en Gipuzkoa, desde el momento en que el Ayuntamiento de Donostia licita la obra 3,5 millones de euros por debajo de lo presupuestado –un 25% menos– es evidente que se construirá a base de fraude y precariedad.

El objetivo del Ayuntamiento de Donostia ha sido pagar lo menos posible a costa de las condiciones laborales de los trabajadores. ¿Les suena la historia? Una vez más, ELA destapa una obra pública en la que se engaña, se explota y se incumple el convenio. La responsabilidad es clara: el Ayuntamiento de Donostia no puede mirar a otro lado; debe solucionar la problemática de los trabajadores afectados por la empresa pirata subcontratada para realizar las obras.

Salarios entre un 33 y un 40% por debajo del convenio de la Construcción de Gipuzkoa; sueldos sin pagar a trabajadores llegados de Galicia, León y Madrid; deudas de miles de euros en el bar y en el hostal donde un grupo de trabajadores comía y se alojaba... Así se ha estado construyendo el polideportivo de Altza, obra promovida por el Ayuntamiento de Donostia –presupuestada en 17 millones, pero que se adjudicó por menos de 14 a la UTE Acciona y Altuna y Uria– hasta que ELA ha dado la voz de alarma y ha conseguido que la obra se parara por las múltiples irregularidades detectadas.

El origen

A sabiendas de que a ese precio era imposible construir el polideportivo con trabajadores propios y aplicando el convenio de la Construcción de Gipuzkoa, la UTE echó mano de subcontratas. Una de ellas, la empresa gallega Colaper, buscó trabajadores en Ponferrada y Madrid, principalmente, a los que ofreció sueldos de 1.800 euros x 14 pagas, vivienda, comidas … y les convenció para desplazarse a San Sebastián. Aguantaban un mes. Cuando los trabajadores veían que no se les pagaba lo prometido y que nadie respondía a sus peticiones, abandonaban la obra y regresaban a sus pueblos, asumiendo que nunca recuperarían su dinero. La subcontrata Colaper era una auténtica empresa pirata.

De esta manera, desde el mes de agosto del 2019, Colaper ha traído a la obra de Altza cuatro cuadrillas de unos diez trabajadores, una detrás de otra, a los que apenas ha abonado una pequeña parte de sus salarios. “Esta fase de la obra está saliendo de balde”, denuncia Igor San José. responsable de construcción.

Tras meses de trabajo a pie de tajo y reuniones clandestinas, este sindicalista obtuvo las pruebas suficientes para denunciar la situación de la tercera cuadrilla ante la Inspección de Trabajo.

La subcontrata Colaper, previendo lo que se le venía encima, desaparece, y el mismo empresario crea otra empresa, Fermín Group Ibérica, para no asumir las deudas generadas. “Esta actuación es algo habitual en el sector”, explica San José. Lo mismo que lo de la subcontratación en cadena. “Las empresas van subcontratando trabajos a las ofertas más baratas para no tocar su margen de beneficios, y la resultante final es trabajadores sin derechos”.

ELA también ha denunciado ante la Inspección de Trabajo que esta subcontrata, además de no cumplir el convenio de Gipuzkoa, habría falsificado documentos de trabajadores. Es entonces cuando la Inspección de Trabajo, tras comprobar la veracidad de las denuncias, para la obra.

En la actualidad

La resultante es una decena de trabajadores lejos de sus casas, que no pueden trabajar porque la obra está parada, y sin cobrar. Una situación difícil que están logrando capear gracias a la solidaridad y el apoyo de todo un barrio, el de Altza, que se ha volcado con estos trabajadores.

Tras denunciar ante la Inspección de Trabajo las irregularidades y hacer público lo que está sucediendo, ELA exigió al alcalde de Donostia, Eneko Goia, que tomara cartas en el asunto –es el contratante– para que la construcción del polideportivo de Altza no se convierta en otro Anoeta. “El Ayuntamiento de Donostia no puede mirar para otro lado como si la cosa no fuera su responsabilidad. Es una obra promovida por ellos, en la que el convenio de Gipuzkoa es de obligado cumplimiento”.

Tras la presión sindical y mediática, el ayuntamiento habla con la UTE y ésta pretende resolver el tema despidiendo a la subcontrata Fermín Group Ibérica (Colaper) por numerosas irregularidades de carácter laboral. Así mismo, la UTE se hace cargo de las deudas de comidas y alojamiento originadas por estas cuadrillas de trabajadores en el barrio de Altza.

Esta decisión, sin embargo, no resuelve el problema; ni mucho menos. “El conflicto no se cierra despidiendo a los trabajadores y pagándoles cuatro euros. Se trata de trabajadores con un contrato de final de obra. La UTE de Acciona y Altuna y Uria ha rescindido el contrato con la subcontrata, pero no con ellos. ELA va a defender que estos trabajadores pasen a la UTE, que entren a trabajar de nuevo, que acaben la obra y que su vinculación laboral con las empresas adjudicatarias se ajuste a lo que establece el convenio de la construcción de Gipuzkoa”.

Aunque se han dado pasos hacia la solución final, Igor cree que habrá que seguir luchando para que no se cierre en falso este nuevo fraude social y laboral en una obra pública.

“Nos hemos reunido con la UTE y con diferentes grupos políticos del Ayuntamiento para denunciar estas situaciones. Algunos piensan que licitar barato, a la baja, es bueno para la ciudadanía, ‘se ahorra dinero’, cuando está más que demostrado que esas políticas solo traen perjuicios para la clase trabajadora. En este caso nos encontramos con docenas de trabajadores engañados, muchos de los cuales han estado construyendo de balde el polideportivo de Altza”. Igor San José se refiere así a esos trabajadores que se han vuelto a sus casas tras estar un mes en Altza sin cobrar lo que les prometieron y que, posiblemente, no lleguen a reclamar lo que les pertenece.

ELA seguirá velando por los derechos de los trabajadores en la construcción del polideportivo de Altza porque “si no estamos se monta otro Anoeta”. No en vano, además de la intervención de la Inspección Laboral en el tema, la Fiscalía de Gipuzkoa ha abierto diligencias.