Discriminación desde todo ángulo (Opinión)

10/11/2008

Este año también ha sido duro para la clase trabajadora en general y para la población inmigrante en particular.

Junto al recorte de derechos planteados para toda la sociedad en materia de servicios sociales, en leyes aprobadas y en las que aún son proyecto como la de servicios sociales, la de garantía de ingresos, ó en los decretos, ayuda por nacimiento, ayuda de emancipación para jóvenes, etc. No podemos obviar la restricción de derechos que supone la Ley de Extranjería y los decretos que desencadena. Ahí están la nulidad al cobro por desempleo de las personas en situación de irregularidad y el decreto de retorno voluntario.

Destaca asimismo, la aprobación de decretos en la CAPV como el de derechos y deberes de los y las ciudadanas inmigrantes , que no ha valido sino para generar falsas expectativas entre la población inmigrante, porque no aporta nada nuevo a la normativa existente en materia de derechos.

Esto no termina aquí, falta añadir la controvertida “Directiva de retorno" Directiva que castiga como delito la libre circulación, incluyendo menores de edad, y hace metástasis en medidas restrictivas y policiales. Criminaliza a quien busca mejores condiciones de vida que no le ofrece su país de origen, como consecuencia de la corrupción política, los conflictos armados, la llegada de multinacionales y el saqueo de recursos por parte de los países desarrollados, que hoy les trata como delincuentes y les expulsa.

Lo que sigue es aún peor si cabe. Los gobiernos se proponen recortar el derecho de reagrupación familiar de ascendientes. Una prueba más, no se quiere personas, solo mano de obra barata.

Este es el escenario que empuja a las personas inmigrantes, a la vulnerabilidad personal, laboral y social. Se convierten en víctimas desde el inicio del proceso migratorio. Y sí, son víctimas, no hay que olvidarlo. Carne de cañón de las redes de tráfico de personas. Para pasar a manos de empleadores sin escrúpulos. Ingresar al mercado laboral, muchas veces supone entrar a un círculo de explotación, algo que se convierte en lo habitual.

Y la patronal se aprovecha de esta coyuntura. Por esto, no hay que perder de vista que quien desmejora las condiciones laborales no es la persona inmigrante, es la patronal, que se enriquece a costa de explotar la clase trabajadora. No podemos permitir que nos dividan, somos una sola clase, la clase trabajadora.

Los gobiernos y la patronal, con algunos medios de comunicación, propician todo esto alimentando el racismo y la xenofobia. A día de hoy se están valiendo de la fachada de crisis económica para respaldar el desmonte de derechos sociolaborales, mientras se dan grandes “ayudas financieras” para recuperar a sectores como la banca.

Por lo anterior, una vez más ELA llama a toda la sociedad a sumarse a las acciones reivindicativas que se convoquen el 18 de diciembre, día Internacional de las personas inmigrantes. Es urgente y oportuno que nos movilicemos para denunciar el racismo institucional y el recorte de derechos de la población inmigrante.