Todo por querer mejorar su calidad de vida (Opinión)
Emérita Cuéllar.
Como los peores criminales al nivel de un Hannibal Lecter -seguro hemos visto esta película- ficción hasta hoy, porque una vez más la realidad supera la invención. Es la cruda realidad a la que a partir de ahora el gobierno a través de un “protocolo de seguridad” va a someter a las personas inmigrantes durante el proceso de expulsión.
Se ha reglamentado utilizar casco y camisa de fuerza en las expulsiones de las personas inmigrantes. Se supone que con el fin de garantizar la seguridad y evitar las autolesiones. Son medidas extremas sin necesidad, la mayoría de personas inmigrantes tienen un perfil pacifico, tranquilo, cariñoso y noble. El control represivo jamás será apropiado para tratar ningún tema.
A muchas las conocemos de cerca. Son los vecinos, las compañeras en el curro, los novios de nuestras hijas, las compañeras del cole, las madres de las nuevas generaciones en Europa, los que hacen la compra y pagan impuestos igual que todo vecino. Sin embargo, soportan todo por tener un sueño difícil, el de querer alcanzar la subsistencia económica en un ambiente extraño, o mejor en un país donde mucha gente se cree diferente y superior a la mayoría de personas que han nacido en países empobrecidos.
Esta es la esclavitud de este siglo, hombres y mujeres con poder, subyugan a otros hombres y mujeres. Por esto no basta con hacer análisis y reflexiones acerca de la problemática de las personas inmigrantes, también hay que denunciar las injusticias dirigidas a estas personas desde la Ley de Extranjería y sus modificaciones adicionales, así como desde los protocolos y demás formatos utilizados para impulsar la conculcación de derechos y fomentar el racismo y la xenofobia hacia las personas inmigrantes.
Desde ELA criticamos, la manera negativa e indigna como se manipula la vida de las personas extranjeras extracomunitarias. Todo es usado en su contra para argumentar la injusticia social y el recorte del estado de bienestar, que no sólo afecta a las personas inmigrantes sino también al resto de la sociedad.
Por tanto, no estamos de acuerdo con la imposición de visados, expulsiones, y con protocolos de seguridad planteados por gobiernos que se dicen llamar socialistas.