Aldaketaldia, nos hemos movilizado recordando el aniversario de Zaldibar y frente a la emergencia ecológica

El 30 de enero se han llevado a cabo movilizaciones de denuncia y reivindicación relacionadas con la emergencia ecológica en los pueblos y ciudades de Gipuzkoa y Bizkaia, recordando la catástrofe de Zaldibar y abordando la problemática local: incineradoras, metro, TAV, gestión de basuras, contaminación, promoción de alternativas, etc.
Al fin y al cabo, es la misma base la que provocó el desprendimiento de Zaldibar y la que puso en marcha las incineradoras, el TAV o el metro de Donostia. Este sistema antepone el rendimiento económico a todo, incluso a la vida y a las condiciones de vida de la clase trabajadora. Además de las personas, el sistema capitalista necesita explotar el medio ambiente para producir mercancías y mantener un crecimiento ilimitado.
Queremos denunciar el choque constante entre una relación sostenible con el ecosistema y la acumulación ilimitada de riqueza en un planeta limitado, es decir, el conflicto entre la vida y el capital. En el primer confinamiento vimos cómo cuando hay voluntad las autoridades pueden tomar decisiones y parar la maquinaria del sistema. Dejando claro, en todos los demás casos: desahucios, reforma fiscal, residencias, sanidad, presupuestos, pensiones, educación, etcétera, que si no han hecho nada ha sido porque no han querido.
La pandemia ha vuelto a poner de manifiesto, pero hay que recordar que ya nos advirtieron desde la comunidad científica, que la biodiversidad es la mejor vacuna para las enfermedades de origen animal. Ya nos lo advirtió la OMS, IPBES, etc. En las últimas décadas, se han multiplicado las enfermedades transmitidas desde los animales a los humanos: SIDA, ébola, zika... así como los provocados por los modelos industriales de producción de alimentos y el monocultivo genético de los animales: gripe aviar, gripe porcina, enfermedad de las vacas locas, etc. A todo esto hay que añadir que el calentamiento de la Tierra está provocando que muchos de los males que teníamos por meridionales aparezcan cada vez más al norte. Por ejemplo, el dengue y malaria.
La pandemia también afectó al petróleo, hasta el punto de que llegó a cotizar en negativo en las bolsas a nivel mundial.
Desde la perspectiva del colapso medioambiental, la pregunta no es si queremos que el mundo cambie, porque está cambiando inevitablemente, la pregunta es qué rumbo debe tener ese cambio.
Por un lado tenemos la opción del capitalismo "verde". Y por otro lado, tenemos el reconocimiento de los límites físicos del planeta. Asumir, que estamos en una situación de emergencia y que los seres humanos, inevitablemente, tendremos que aprender a vivir con menos. Tenemos que repensar cuánto es “suficiente”, lo que supone un cambio de modelo económico, esferas más limitadas, más locales. Es evidente que, materialmente, vamos hacia un decrecimiento económico inevitable. La clave es cómo lo vamos a hacer.