COP21 en París: nada será igual
Como todos los años, en diciembre, llega la Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP21). Este año París será la ciudad elegida. Esta vez tenemos que decir lo mismo que en años anteriores. Por una parte, que andamos tarde, el cambio climático ya es una realidad. Y por otro lado, y según las informaciones que los propios gobiernos que acuden a la COP21 han adelantado, no tomarán las medidas necesarias. Lo único que plantean son reducciones de emisiones de efecto invernadero voluntarias, y aún cumpliendo estas reducciones, la temperatura del planeta subiría 3 grados en 2100, lejos de la estabilidad climática que aseguran que dará el calentamiento de 2 grados. Además, el fondo para la adaptación de los países más pobres que sufren el cambio climático no recibirá aportaciones suficientes, así que los que menos cambio climático provocan seguirán siendo los que más lo sufren. Sin embargo, parece que se pondrán de acuerdo en renovar los mecanismos de mercado y compensación de emisiones, la mayoría de gobiernos tienen claro que estos mecanismos ayudan a lavarse las manos y a dejar hacer a su antojo a la industria contaminante. Así que no habrá problemas en renovar estos mecanismos a favor de sus intereses.
¿Y que decir ante todo esto? Después del fracaso de Copenhague y después de que se haya caducado el Protocolo de Kyoto sin cumplirlo y sin acuerdo para renovarlo, la cumbre de París es la última parada de las negociaciones. No hay agenda para los próximos años. No hay más tiempo para que las reducciones de emisiones para 2020 se hagan realidad. El cambio climático es un problema de todos y todas, y fuente potencial de violencia y guerras en los próximos años. En París todos los gobiernos deben tomar medidas concretas y vinculantes:
- Las reducciones de emisiones deben ser de entre 25% y 40% para 2020. Para 2050 la reducción de emisiones debe ser del 80%.
- Las energías fósiles son la fuente principal de emisiones. Para cumplir con las medidas necesarias de reducción se deben dejar bajo tierra dos tercios de las reservas de petroleo, gas y carbón. Es necesario dar pasos hacía una transición energética, basada en las energías renovables y apartando para siempre la energía nuclear.
- Se debe diferenciar y aceptar el diferente grado de responsabilidad que tiene cada país a la hora de provocar el cambio climático, y en base a esa responsabilidad hacer aportaciones al fondo para la adaptación al cambio climático destinado a los países con menos recursos.
- Se deben rechazar de una vez por todas las falsas soluciones que nos venden para hacer frente al cambio climático: mecanismos de mercado de emisiones de carbono, programas REDD, agrocombustibles, fracking, energía nuclear, transgénicos, geoingeniería,... Y paralizar de una vez los intentos de privatizar recursos naturales.
- Hay que dar pasos para una transición ecológica y social de la economía, para que la sostenibilidad de la vida esté en el centro. La única alternativa posible para dar la vuelta a esta situación es un modelo basado en la utilización eficiente y sostenible de los recursos, en el consumo responsable y en la gestión sostenible de los residuos.
Ya podemos adelantar que en París no se firmará un acuerdo vinculante que contenga estas medidas, no hay más que ver los textos que se están negociando.
Con esta situación, se esperaban en París grandes movilizaciones, para decir que no estamos de acuerdo y que tenemos alternativas. Pero los hechos ocurridos en París el 13 de noviembre lo han cambiado todo. Los gobiernos han dejado en un segundo plano las decisiones que se deben tomar para frenar el cambio climático. Los medios de comunicación ya casi no hablan de la importancia que tienen los próximos días en nuestro futuro. Mientras tanto, se está aprovechando el miedo de la gente para llamar un estado de excepción para imponer una agenda de represión recortando libertades y derechos básicos. Ya lo explico en su día Naomi Klein con la doctrina del shock. En esta COP21, cuando la movilización en la calle es más importante que nunca, se han prohibido todas las movilizaciones de París, incluidas las marchas multitudinarias que se iban a celebrar el 29 de noviembre y el 12 de diciembre. Pero por encima de todos los inconvenientes y amenazas, los organizadores están replanteando las movilizaciones.
En este momento es más importante que nunca participar en las movilizaciones locales del 28 y 29 de noviembre. Ya que las movilizaciones que se celebren en todo el mundo serán las que harán presión a los gobernantes que se reúnan en París. En Euskal Herrian también hemos llamado diferentes actos y movilizaciones en todas las capitales. Para que el lema “Cambiemos el sistema, no el clima” se haga realidad.