El agua es un derecho humano, no un bien con el que se pueda especular

04/02/2021
“El agua empieza a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street junto al petróleo y el oro”. Es el titular que hemos visto estos días, pero el agua es objeto de especulación desde hace muchos años. Que no se nos olvide que el acceso al agua está detrás de muchas de las guerras que hoy en día se suceden en el mundo. Gracias a la entrada del agua en el mercado de futuros de las materias primas, pasaremos de hablar del agua como derecho humano a hablar de especulación, cotización y mercado.

 Que el agua cotice en bolsa es un elemento nuevo en la gestión del agua, pero hace años que se especula con el agua y sobre todo con el acceso al mismo. La desigualdad en su distribución a nivel mundial es enorme, tanto por razones climáticas, como por razones políticas. El 40% de la población mundial sufre escasez de agua. Son 3.000 millones de personas y en un futuro muy cercano serán más. Esta escasez y la falta de acceso al agua potable causa enfermedades y muertes todos los días. Toma mayor importancia en esta situación de pandemia, cuando las medidas de prevención del COVID19 están ligadas a la higiene. De modo que el acceso al agua, más aún esta situación de pandemia,es vital para la salud pública.

La explotación del agua lleva un ritmo creciente en las últimas decadas, y su escasez lo convierte en un bien muy preciado. El sector privado es el que más presente tiene su valor. El Banco Mundial ya ha alertado de que “es un factor vital para la producción, por lo que la reducción de sus existencias puede reflejarse en una desaceleración del crecimiento económico”. Para algunos sectores económicos es uno de los recursos más preciados, ya que su desarrollo y crecimiento económico dependen en un alto porcentaje del agua. Más del 70% de agua en el mundo se usa en la agricultura, se destina a usos intensivos, no a regar cultivos tradicionales. El sector energético también lo necesita para la generación hidroeléctrica. Es parte de muchos procesos industriales. El desarrollo turístico también depende del agua. Y a estos sectores hay que añadir la mercantilización del agua: la venta de agua embotellada, la privatización de las redes de suministro o los trasvases que se hacen de una región a otra, como ejemplo.

La escasez, la especulación y la privatización han llevado el agua hasta Wall Street, donde los mercados, en teoría, aumentarán la eficiencia del recurso. Aunque ya es sabido que la privatización de un recurso (como en su día ocurrió con la energía) produce más desigualdad y menor acceso, porque el sector privado no aplica criterios de solidaridad sino criterios de mercado, como la maximización del beneficio económico.

De modo que el agua, siendo un derecho humano, ha pasado a ser un bien muy codiciado. No se nos olvide que la especulación del agua conlleva más desigualdad, más pobreza, más enfermedad y más guerras.