¡El Cambio Climático no esperará hasta 2020! (opinión)

Se acaba de clausurar la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU, la COP18, en Doha (Qatar). Las negociaciones multilaterales de la ONU llevan mucho tiempo en marcha y de cada cumbre llamada COP esperamos resultados, pero nunca llegan. Y esta vez tampoco ha sido excepcional. Muchos movimientos sociales, sindicales y ecologistas estamos pidiendo desde 2009 en Copenhague un acuerdo ambicioso y vinculante. Este acuerdo debe comprometer a los países más desarrollados y a los que están en vías de desarrollo, siempre respetando la responsabilidad diferenciada, ya que no es lo misma responsabilidad la que cada uno tiene en el cambio climático.
Nuestra reivindicación está basada en lo que los científicos están pidiendo desde hace años: la reducción de gases de efecto invernadero debe situarse entre el 25% y 40% para el 2020 para que el planeta no supere un calentamiento de 2 grados. Para cumplir este objetivo es indispensable que los países mas desarrollados financien la reducción de emisiones y los cambios en la economía de los países en vías de desarrollo. Además, siendo los países que tienen mayor responsabilidad en la generación del cambio climático, deben poner un fondo para la adaptación de los países más perjudicados y que ya están sufriendo las consecuencias del cambio climático, como las islas del pacífico.
Desde el 2009, cuando se bebería haber firmado un acuerdo vinculante, las últimas Cumbres lo único que han hecho ha sido alargar el proceso de negociación. El Protocolo de Kyoto se extingue el 31 de diciembre del 2012, y ya deberían estar acordados los compromisos de la siguiente fase. Pero a falta de un mes escaso para esta fecha, no se ha conseguido ningún acuerdo vinculante ambicioso en la COP18 de Doha, se ha firmado la enésima prórroga. Lo firmado se resume en los siguientes puntos:
- Se prolonga el periodo del Protocolo de Kyoto por otros siete años, hasta 2020, entonces entrará en vigor el segundo periodo del Protocolo de Kyoto.
- Países contaminantes como Japón, Rusia y Canadá, y que hasta ahora eran miembros del Protocolo de Kyoto, no han aceptado la prolongación del periodo, así que los compromisos adquiridos afectarán los siguientes 7 años solo al 15% de las emisiones mundiales.
- Siguen en vigor los mecanismos de compensación como el mercado de derechos de emisión.
- Antes de 2014 cada país debe fijar sus compromisos de reducción de emisiones del segundo periodo del Protocolo de Kyoto, para que entren en vigor a partir de 2020 y con 7 años de retraso.
- Los países más desarrollados siguen sin reconocer que son los mayores causantes del cambio climático y que tienen una responsabilidad para con los países en vías de desarrollo que son los más vulnerables a sufrir sus efectos. La negociación de los fondos de financiación para los países en vías de desarrollo y que se destinarán a la reducción de emisiones, a la adaptación a las consecuencias del cambio climático y la transformación de la economía, se han retrasado hasta 2013.
Teniendo en cuenta que ya en Copenhague en 2009 se debían haber concretado los compromisos de reducción de emisiones y que debía entrar en vigor en 2013, llevamos un retraso de 7 años. 7 años en los que el cambio climático no esperará, cuando la confirmación científica es cada vez mayor, los países y las personas más débiles sufrirán las terribles consecuencias del cambio climático otros 7 años: la subida del nivel del mar, inundaciones, lluvias torrenciales, sequías, hambre, migraciones,... Pero parece que estas desgracias no importan a los países más desarrollados, porque no admiten su responsabilidad en este problema.
Después de otro fracaso en la Cumbre del Cambio Climático de la ONU, no podemos quedarnos a esperar a que acuerden otra prórroga en 2013 en la COP19 de Varsovia. ELA exige que de una vez medidas para reducir de verdad las emisiones de gases de efecto invernadero, sin trampas ni mecanismos de compensación, y que los países que tienen más responsabilidad en el cambio climático financien las reducciones y la adaptación de los países más débiles.
Como única salida de la crisis climática, ecológica, social, económica y, en fin, sistémica, defendemos la transformación real de la economía, se deben impulsar los sectores sin emisiones GEI para crear empleo. Es más necesario que nunca cambiar nuestro modelo de producción, distribución y consumo, y que se haga con justicia social, porque no hay otra vía para salir de esta crisis.