El cierre de Garoña más cerca que nunca (opinión)
Estos últimos días la central nuclear de Garoña ha sido noticia. El 6 de septiembre ha finalizado el plazo para que Nuclenor solicitara la prórroga de su actividad. La actividad está permitida hasta julio de 2013. Esta es la fecha de cierre de Garoña desde que el gobierno de Zapatero prolongara dos años la vida de la central, pero el gobierno del PP lo retrasó hasta el 2019, siempre y cuando la empresa que gestiona Garoña así lo solicitara. Pero Nuclenor, la empresa formada por Endesa e Iberdrola y que gestiona la central, no ha formalizado esa petición en el plazo habilitado para ello. Ahora el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha pedido a Nuclenor que presente la documentación para la declaración del cierre definitivo de Garoña. El plazo para presentar dicha documentación acabará el 6 de noviembre de 2012.
La empresa ha argumentado motivos económicos para no pedir la prórroga. El Ministerio de Industria tiene intención de gravar la energía con nuevos impuestos, incluida a la energía nuclear. Por otro lado, las medidas que el CSN obliga a tomar a Nuclenor tienen un coste de 100 millones de euros. Frente a esto, Nuclenor ha puesto en duda la viabilidad económica de la central, y esta ha sido, al parecer, la principal razón para no pedir la ampliación de la actividad de Garoña. El no hacer la petición puede ser una manera de hacer presión al Ministerio, pero el plazo legal para formalizar la petición ha acabado.
Pero la razón principal para el cierre de la central es la falta de seguridad. Para esconder la verdadera razón han querido poner como excusa el nuevo marco regulador del sistema eléctrico. En las pruebas de esfuerzo realizadas después del desastre de Fukushima ha dejado en evidencia la falta de medidas de seguridad. Esa falta de seguridad obliga a Nuclenor a realizar una inversión de alrededor de 120 millones de euros. Pero ¿por qué ahora y no antes? Porque es la Unión Europea la que está detrás de estas pruebas de esfuerzo, y no solo el CSN como hasta ahora. Por una vez se ha superado el trío formado por gobierno/CSN/ sector eléctrico. El cierre de Garoña es un logro de la movilización ciudadana, Nuclenor no cierra por su propia voluntad, la movilización le ha obligado al menos a cumplir con la ley y esto no ha sido de su agrado.
Pero todavía hay qué hacer y por eso ELA sigue exigiendo al gobierno que no habrá otro plazo para la petición de ampliación, ya que Garoña es una instalación que ya debería estar cerrada porque está envejecida y porque supone un gran riesgo.
El riesgo que Garoña supone ha quedado en evidencia otra vez este verano, cuando hemos conocido el cierre de la central de Doel en Bélgica. Esta decisión se ha tomado porque el recipiente de este reactor tenía grietas, el mismo problema que tiene Garoña. El año pasado, cuando Fukushima se hizo trágicamente famosa, supimos que Garoña y la instalación japonesa eran instalaciones gemelas.
Por estas coincidencias que provocan escalofríos y por el riesgo que supone una central nuclear, ELA exige al gobierno español el cierre definitivo de Garoña.