El mayor problema que tenemos con la energía no es el excesivo precio, sino nuestra dependencia energética

14/07/2022
Tenemos dependencia energética de otros países y de las energías fósiles, y hay que buscar soluciones a ambas. Tomar medidas únicamente para frenar la inflación no sirven de nada, el problema continuará y nos conducirá a situaciones más graves si no se pone en marcha una transición energética justa de forma inmediata.

El problema de la energía es estructural, lo sufrimos desde mucho antes de la guerra de Ucrania. La guerra ha mostrado nuestra dependencia de los recursos naturales de otros países, pero el problema viene de lejos. El modelo energético que tenemos está basado en las energías fósiles que traemos de fuera, y es el problema que tenemos que resolver.

El nivel de inflación era alto antes de la guerra. Una de las principales razones es la escasez de energías fósiles y la especulación que ello genera, y también el sistema de fijación del precio de la electricidad. Ambos factores hacen que las empresas energéticas aumenten sus beneficios a costa del bolsillo de toda la población.

Hay que tomar medidas para invertir esta situación, pero no las que se han tomado. El abaratamiento temporal de 20 céntimos por litro de combustible o la limitación del precio del gas para la producción de electricidad a 50 euros no es la solución, máxime si se paga con dinero público o lo pagan los consumidores. Las medidas anunciadas tienen como objetivo garantizar los beneficios de las empresas energéticas con dinero público, y la crisis la volveremos a pagar la clase trabajadora. Es inaceptable garantizar los beneficios de las multinacionales que especulan con la energía utilizando dinero público. Estas empresas tuvieron grandes beneficios el año pasado debido a la exagerada subida del precio de la energía. Está por ver si se aplicará el impuesto a las grandes empresas energéticas anunciado a bombo y platillo, y si repercutirá una vez más en las personas consumidoras. Mientras tanto, la clase trabajadora estamos pagando la crisis y no hay avance hacia una transición justa.

Para hacer frente a los precios abusivos es necesario cambiar el sistema energético. Empezando por nuestra dependencia de las energías fósiles, modificando el sistema de fijación del precio de la electricidad y limitando los precios de los productos energéticos. En ELA tenemos claro que hay que cambiar el sistema de raíz y exigimos medidas contundentes:

  • Puesta en marcha de una transición energética, pasando de la dependencia de las energías fósiles hacia un sistema basado en renovables.
  • Control y limitación de precios de productos energéticos.
  • Publificación del sector de la energía, con control público y social.
  • Reconocimiento del derecho a la energía como un derecho fundamental universal.
  • Modificación del sistema de fijación del precio de la electricidad para evitar que toda la energía se pague en función del precio de la fuente más cara.
  • Eliminar los peajes ocultos que reciben las compañías eléctricas.
  • Para mantener el poder adquisitivo de los trabajadores hay que garantizar el incremento del IPC en los salarios.
  • Aplicación definitiva del descenso del IVA.
  • Excluir la energía de toda lógica de mercado, garantizar el acceso a la misma y desarrollar un sistema basado en renovables.
  • Incremento de los impuestos a los beneficios que obtienen las empresas energéticas.
  • Relocalizar la economía para una transición justa, cambiar el modelo productivo y aumentar la inversión pública en sectores estratégicos.

El precio excesivo de la energía es sólo la punta del iceberg, hay que responder al problema que hay detrás y tomar las medidas oportunas para toda la sociedad. La transición energética basada en las renovables, la fuerte reducción del consumo y la transición ecológica de la industria. No hay otra alternativa.