Eliminar la bonificación al diesel no pone en peligro ningún puesto de trabajo

04/12/2020
La bonificación de 3,8 céntimos por litro que tiene ahora mismo el diésel no soluciona el futuro de la automoción, ni de nadie. Sin embargo, no eliminarla va en contra de la fiscalidad ambiental y del principio de “quien contamina paga”.

El sector automovilístico está abocado a un cambio sustancial de modelo, en el que los motores que consumen combustibles fósiles (gasolina o diésel) tienen fecha de caducidad. Todavía no sabemos qué tipo de vehículos tendremos en el futuro, pero sabemos que no van a ser los de gasolina o diésel, por lo que si el sector quiere avanzar deberá mirar al futuro y apostar por modelos que utilicen energías renovables y que podrían estar bonificados ya que impulsarían la transición energética.

Una parte importante de la industria de la CAPV y Navarra tiene una gran relación o dependencia con el sector automovilístico. Es obvio que en los próximos años habrá grandes cambios y eso afectará al sector. Si esta reconversión se hace con una visión de transición a un modelo más sostenible, el sector tendrá futuro. Mientras tanto, el Gobierno Vasco y el Gobierno de Navarra miran a este sector desde una visión del pasado. Su única vía es el mantenimiento de un modelo cada vez más obsoleto, reforzando las inercias que no quieren abordar la necesaria reconversión del sector hacia un modelo sostenible.

ELA viene denunciando que la política industrial del Gobierno Vasco en relación al sector de la automoción está centrada en tratar de perpetuar un modelo carente de futuro. Asimismo, venimos exigiendo que esa política industrial impulse la necesaria transformación productiva, para que tenga un futuro competitivo, en un marco de desarrollo de las energías renovables, una reducción de los flujos de transporte y el impulso de la movilidad colectiva y el transporte público.

Cuando hablamos de la reconversión del sector, no solo hablamos de cambios en los modelos de vehículos, también de cambios en la manera de viajar, en el modelo de producción y consumo, en la manera de transportar mercancías. Porque no es posible reproducir el modelo de movilidad actual, basado en energías fósiles, con las energías renovables.

En este contexto, ELA rechaza la oposición del Gobierno Vasco y del PNV en particular, a que se elimine la bonificación existente en el impuesto sobre hidrocarburos al diésel sobre la gasolina. Hacer de esa bonificación un caballo de batalla es un mensaje claramente equivocado, en especial cuando se señala que manteniendo el litro de diésel 3,8 céntimos más bajo se van a salvar “miles de puestos de trabajo”, como ha declarado el Lehendakari Urkullu. Los puestos de trabajo se salvarán con una política industrial basada en la reconversión ecológica del sector de la automoción y de otros sectores con el mismo futuro.

Ya lo venimos diciendo desde hace años. La propuesta de ELA ha sido siempre la de reconvertir sectores con gran demanda de energía fósil y de recursos naturales, y desarrollar sectores más sostenibles. En cuanto al empleo, creemos que existe un gran potencial en el desarrollo de los sectores verdes, socialmente necesarios y ambientalmente sostenibles. Ello requiere, como hemos dicho, una política industrial que se base en esos parámetros, en vez de ser un mero instrumento de las grandes corporaciones. Y también exige un liderazgo que hoy por hoy tampoco existe, ya que son las empresas las que dictan las líneas del Gobierno. Evidentemente, el sector de automoción tendrá futuro en Euskal Herria si consigue ser precursor en el camino que ELA demanda. Todo indica que esa no es la apuesta del Gobierno Vasco.